Esta ciudad de la costa colombiana es el epicentro de una de las fiestas populares más importantes del mundo. Cinco días de baile y cultura en las calles que reúnen toda la esencia y tradición de la región Caribe
ColombiaJorge Cantillo
De diciembre a febrero, los barranquilleros esperan en ‘vigilia’ y al son universal del tambor la llegada de la fiesta folclórica más importante de Colombia. Durante solo cinco días de celebración, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la costa Caribe se convierte en el escenario de las culturas que marcaron al país desde la colonia: indígena, africana y española. Es eso, la mezcla intercultural guiada por danzas, máscaras y disfraces, lo que hace del Carnaval de Barranquilla, único en el continente.
Millones de personas asisten anualmente a esta fiesta, como lo demuestran las cifras de 2019 cuyo Carnaval contó con 2.128.380 de asistentes entre nacionales y extranjeros. Esto convierte al de Barranquilla, en la segunda festividad de este tipo más grande del mundo, y la única en toda Latinoamérica que le hace competencia en asistencia, relevancia y tradición al Carnaval de Río de Janeiro en Brasil.
No existe un registro de la fecha exacta del primer carnaval, esa celebración se pierde en la historia de hace tres siglos, cuando Barranquilla era una pequeña población de libres, la primera verdaderamente de libres en el Caribe tras la época de la colonia, pero fue de ahí donde surgió. El carnaval se originó con las influencias de España y Portugal, y se enriqueció con las tradiciones de los esclavos africanos que trajeron a América y con las costumbres nativas.
En aquel tiempo, los colonos españoles permitían a los negros esclavizados tener un día de fiesta al año. Las calles se engrandecían con instrumentos típicos que imitaban los de su tierra natal, con atuendos especiales, con máscaras de animales de la selva africana, con danzas y cantos. Ello fue fuente principal de las primeras danzas del Carnaval de Barranquilla. Por eso, reúne expresiones emblemáticas que se transmitieron a través del río Magdalena.
“De España llegó la fiesta a la que se le anexaron expresiones de las otras dos etnias, especialmente en sus inicios. Por eso el Carnaval refleja el mestizaje Caribe: su música tiene la percusión herencia africana, y cuenta con muchas expresiones que vienen de la matriz indígena. Sin embargo, todas las manifestaciones, como pasa en la cultura del Caribe, se fusionan para dar un producto nuevo”, explica la antropóloga cordobesa Mirtha Buelvas, investigadora oficial del Carnaval.
Hay muchas danzas que representan esos orígenes raciales, sociales y culturales. Quizás una de las expresiones que más se asocia a este fenómeno es la cumbia, que comparte con el Carnaval de Barraquilla que tampoco tiene un nacimiento definido. Algunos dicen que surgió en Cartagena, otros a la orilla del río en Magdalena y otros en Barranquilla. Lo cierto es que ha sido el baile que más ha roto las fronteras nacionales e internacionales. Para contextualizar mejor, la cumbia es lo que baila Shakira en su disco Hips don’t lie.
“La cumbia es la máxima expresión del mestizaje ocurrido en nuestro territorio, encierra dos elementos básicos: la parte musical y la parte dancística; en cada uno está marcada la influencia de las tres etnias. Y es de todo el Caribe colombiano”, expresa el gestor cultural Lisandro Polo, creador de la ‘Noche de Tambó’, el último gran evento realizado el viernes antes de Carnaval, y que consiste en realizar una rueda de cumbia: un grupo de músicos en el centro y parejas bailando alrededor.
La cumbia es un ritmo interpretado al son del tambor alegre, la tambora, el llamador, el guache, las maracas y la flauta de millo o la gaita. La mujer viste una falda larga y amplia llamada pollera, con blusa cerrada de mangas tres cuartos y de volantes, y unas cayenas (flor típica de Barranquilla) decoran su cabeza. En algunos momentos lleva un tabaco criollo (indígena) y unas velas encendidas. Va moviendo suavemente las caderas mientras desliza los pies sobre el suelo, y de esa forma seduce al hombre que permanece al acecho, siguiéndola con un sombrero vuetiao, y vestido de camisa y pantalón blanco, con una mochila tejida en figue y una pañoleta roja de adorno.
“En la parte musical, la influencia afro se ve en los tambores, la indígena en las maracas, gaitas y la melodía, y la europea en la cuadratura de los versos, en las décimas. Y en la parte de la danza, los vestuarios son españoles, el baile sereno y el arrastre de los pies de las mujeres es indígena, y la fuerza de los hombres es afro”, explica Polo.
La fiesta
Aunque el Carnaval de Barranquilla solo dura cuatro días, previos al miércoles de ceniza, la verdad es que el ambiente carnavalero inicia el primero de enero, precisamente con una rueda de cumbia, una fiesta popular organizada por los habitantes del barrio Abajo en plena calle. Y desde ahí las manifestaciones artísticas y culturales no paran en toda la ciudad, cada fin de semana es la fecha de un evento especial.
Este precarnaval y el carnaval es presidido por dos reyes. Por un lado está el Rey Momo, que aparecía desde la época de las fiestas de negros en las colonias; representa la burla, la sátira y la ironía, y se dice que protegía a todos los que se entregaban al jolgorio y sus excesos durante los cuatro días de fiesta; de acuerdo con la reseña histórica de Carnaval de Barranquilla SAS.
“El carnaval son las fiestas del dios Momo, en carnavales europeos, de donde surge este, el papel predominante lo tiene el Momo. Hace unos 25 años que se retomó su figura en el Carnaval de Barranquilla, y ha recaído en personajes que han contribuido con el fortalecimiento de las fiestas y de sus expresiones más tradicionales”, cometa Lisandro Polo, que fue Rey Momo en 2016.
Por otro lado está la Reina del Carnaval, que con los años ha adquirido gran importancia. Es la encargada de promover la celebración en Barranquilla y todo el país, y también fuera de él. Y, sobre todo, es la encargada de tener las ‘llaves’ de la ciudad los cuatro días, y de dar inicio oficial al baile. En la Lectura del Bando, uno de los eventos de precarnaval realizado a mediados de enero, la reina promulga una ley para “gozar hasta que el cuerpo aguante”.
Estos reyes son designados anualmente. Este año fueron elegidos Isabella Chams Vega y Alcides Romero Cogollo. Con ellos el carnaval inicia oficialmente un sábado con el gran desfile de la Batalla de Flores, presidido por la reina en una carroza y seguida de otras carrozas y numerosos grupos folclóricos, cumbiambas, comparsas y disfraces.
Este desfile es el más importante del Carnaval, y surgió para conmemorar la paz. El primero en realizarse fue en 1903, cuando el general Heriberto Vengoechea lo creó pensando en lanzar flores como una forma de celebrar el fin de la Guerra de los Mil Días, por la cual el Carnaval tuvo que ser suspendido varios años. Le siguen la Gran parada de Tradición y Folclore, el domingo, y la Gran Parada de Comparsas, el lunes.
Pero las opciones para el disfrute son múltiples en toda la ciudad: encuentros de letanías, verbenas (fiestas en las calles, que son cerradas para tal fin), conciertos con artistas nacionales e internacionales. La diversión acaba el martes con la Muerte de Joselito Carnaval, quien representa a todo el que vivió la rumba cuatro días sin parar. Es un desfile jocoso donde se realizan “entierros”, como un cortejo fúnebre.
“El entierro es de la fiesta, se acaba y comienza un año de labor. Se tiene que morir para que renazca el año siguiente con una nueva celebración del Carnaval”, explica Buelvas. Así que el carnaval siempre precede al miércoles de ceniza del calendario católico, que marca un tiempo completamente diferente al que se vive en Carnaval, pues es de penitencia y abstinencia. Por eso este año, el Carnaval de Barranquilla se lleva a cabo del 22 al 25 de febrero.
El patrimonio
Detrás de esos cuatro días de Carnaval, hay muchas familias -llamadas hacedores- que trabajan todo el año en función del mismo. Artesanos, bailarines, músicos se preparan no solo para los cuatro días de fiesta, sino para los 365 del año, viven de ello, de hecho. Es el caso de Gastón Polo, director de la Fundación Cultural de Danzas Tradicionales de Sabanalarga, que incluyen tres danzas de las más tradicionales: los Diablos Arlequines, los Goleros y las Farotas.
Es una herencia de su padre Gastón Polo Apolinar, quien creó las dos primeras danzas en su juventud y a la última le hace un homenaje, pues esa proviene de Talaigua, Bolívar. Pero que ahora, además, cuenta con un semillero educativo, para que los niños y niñas se familiaricen con su tradición, la vivan y la conserven. “Mi padre me delegó esta tradición y es mi deber que continúe, es lo que fuimos y lo que somos”, expresa Gastón Polo.
Y sí, justamente por la salvaguarda de esas tradiciones es que el Carnaval de Barranquilla fue declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por parte de Unesco, en 2003. Porque reúne una diversidad cultural en expresiones que construyen la memoria e identidad, no solo del pueblo barranquillero, sino de Caribe colombiano. Las principales ciudades de esta zona norte del país: Barranquilla, Cartagena y Santa Marta tienen sus raíces culturales y parte de su idiosincrasia en estas festividades.
Como lo explica a manera de conclusión Carnaval de Barranquilla ASA: “Es patrimonio por la mezcla de culturas que sustentan lo que somos como nación, por su capacidad de movilización social que supera todo tipo de diferencias, porque su poder de convocatoria está en el corazón de la gente que hacen de la diversidad un motivo de fiesta y de celebración que alienta el arte popular y mantiene vivo el pasado”.
Fuente: infobae.com