En el país la violencia y la pobreza son las principales causas para las uniones tempranas forzadas. En la mayoría de los casos el hombre es mucho mayor que su pareja.
Fuente: paginasiete.bo
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Leny Chuquimia / La Paz
En Bolivia, el 19,5% de las niñas madres, menores de 15 años, viven en una convivencia conyugal (Encuesta de Hogares de 2017), la violencia es la causa principal. Según una investigación de Unfpa y Plan Internacional, Latinoamérica y el Caribe es la única región en el mundo que no ha bajado los índices de esta problemática.
Hay una invisibilización y falta de respuesta de los gobiernos y sociedades, en su conjunto, sobre las uniones tempranas forzadas y los embarazos infantiles, problemáticas que traen consecuencias muy serias. El estudio regional señaló que la problemática es creciente y que es la única región del mundo donde los casos no han disminuido, indicó la representante auxiliar del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), Celia Taborga Velarde.
Los datos forman parte del estudio Niñas y adolescentes en matrimonios infantiles y uniones forzadas en municipios seleccionados de Bolivia. El documento fue presentado el pasado viernes y es parte de una investigación elaborada por Unfpa y Plan Internacional en Bolivia, Brasil, el Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana.
En 2018, Página Siete realizó una investigación: Niñas esposas, bajo el velo de la pobreza y la violencia. Entonces ninguno de los ministerios involucrados contaba con datos. Hasta la fecha no hay cifras ni un informe oficial.
El Censo Nacional de 2012 identificó 1.750 niñas de entre siete y 15 años de edad que -en relación con el jefe de familia- eran esposas, concubinas o convivientes. El dato de cuántas de ellas eran madres no fue incluido.
Siete y nueve años son las edades de las dos menores más pequeñas en una relación marital; ambos registros corresponden al departamento de Santa Cruz. Otro concubinato de una menor de 10 años se anotó en La Paz.
Sin embargo, las cifras no corresponden a las estimaciones porcentuales de los estudios de Unicef y el nuevo estudio de Unfpa y Plan Internacional. La cifra sería muy baja.
Violencia, la causa principal
Mi padre nos pega mucho a mi madre y a mí. Cuando se supo que estaba embarazada, mi madre quiso denunciar a mi pareja, pero mi papá me pegó, tuvo que venir la Policía, pero ellos dijeron que yo tenía la culpa. No sé si es mejor irme a vivir con el papá de mi hijo para escapar de mi padre, testimonió Josefina (nombre convencional) hace dos años, cuando ella tenía 14. Quería ser trabajadora social. Hoy tiene 16, abandonó la escuela y su pequeña hija pronto cumplirá dos años.
Es dramático que las niñas queden embarazadas o se unan a un adulto para salir de la violencia. Esta es una de las causas principales en Bolivia, dijo la directora en el país de Plan Internacional Bolivia, Belinda Portillo.
Según el estudio, en Bolivia no existe el matrimonio con reconocimiento legal y ritual, sino las uniones tempranas y la convivencia forzada. Cuando hay embarazo de por medio están los temas de honra. En muchas comunidades rurales e indígenas es una respuesta a la pobreza y falta de ingresos, lo que crea incentivos muy fuertes para las uniones tempranas de las niñas.
Estos matrimonios y uniones se llevan a cabo con hombres que a menudo son mayores, más experimentados, más educados y tienen mejores perspectivas económicas, estableciendo en las niñas toda una vida de desigualdad marital y de violencia.
Generalmente estas niñas no se unen con otro adolescente sino con un adulto. Ahí se genera una relación de poder terrible que les impide desarrollarse. Específicamente en Bolivia, solo cinco de cada 10 niñas que se unen y asisten a la escuela, dijo Portillo
La situación es crítica. Si no hay acciones de los Estados, para el 2030 la región se convertirá en la que tenga más uniones tempranas forzadas en el mundo, solo por detrás de África subsahariana, sentenció Taborga.
Salud registró a 19.938 niñas embarazadas en cinco años
Según datos del Sistema Nacional de Información en Salud y Vigilancia Epidemiológica (SNIS – VE), en los últimos cinco años 19.938 niñas menores de 14 años asistieron a un centro de salud para realizarse el control prenatal después del cuarto mes. Al ser menores de edad, los embarazos infantiles son considerados como fruto de violencia sexual.
En Bolivia cada día ocho niñas quedan embarazadas, eso significa que cada tres horas una de ellas es víctima de violencia sexual. Eso es impresionante. Las 19.938 niñas embarazadas pueden llenar la mitad del estadio Hernando Siles. Pero estas son solo las que registraron en el sistema de salud, hay un subregistro. Las que no llegan seguro que son más, con todas juntas podríamos llenar varios estadios, señaló la representante auxiliar de Unfpa, Celia Tabaorga Velarde.
Para la directora de país de Plan Internacional Bolivia, Belinda Portillo, el embarazo infantil -al igual que las uniones tempranas forzadas- es una de las violaciones flagrantes a los derechos de la niñez y la adolescencia. Se las pone en una situación sumamente peligrosa de vulnerabilidad, dijo.
El útero de una mujer es del tamaño de su puño. En una adulta el puño puede tener unos 24 centímetros de diámetro mientras que en una niña de 12 o 14 este disminuye a unos 14 o 17 centímetros. En una niña de 10 este se reduce a 12.
Ahí vemos la proporción del problema de un embarazo infantil. Las posibilidades de daño permanente y de muerte son enormes, dijo Taborga.
De hecho, las cifras de mortalidad materna en el país señalan que el 2% de las muertes se dan en madres de 14 años. Pese a que muchos casos de niñas embarazadas de menor edad son conocidos públicamente, no hay cifras al respecto.
El embarazo precoz es una causa y consecuencia de las uniones forzadas entre adultos y infantes. En caso de estupro o violación de menores, el aborto es legal, según establece la sentencia constitucional 206/2014, aprobada en febrero de 2014 por el Tribunal Constitucional Plurinacional.
No obstante, la norma no se cumple a cabalidad; en muchos casos porque no se presentan denuncias y los padres de las niñas transan las uniones con los agresores antes que presentar las demandas.
Solo en los primeros siete meses de 2019, la base de datos del SNIS registró 1.007 controles prenatales a niñas gestantes menores de 14 años. De ellos 706 fueron realizados antes del quinto mes de embarazo, mientras que 301 fueron hechos después. Unas 391 pequeñas cumplieron con cuatro de esas revisiones. Otras 30 fueron atendidas por hemorragias que terminaron en abortos y seis se presentaron a los nosocomios con una preeclamsia severa.
Debemos ser claros, son niñas con embarazos forzados, no se puede hablar de relaciones sexuales consentidas o gestaciones buscadas, dijo la directora de Católicas por el Derecho a Decidir en Bolivia, Tania Nava.
La Convención de Belém do Pará -organismo de la OEA para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer-, de la que Bolivia es parte, determina que todos los embarazos de niñas menores de 14 años deben considerarse producto de violencia sexual. Establece que los Estados tienen la obligación de brindar una atención especializada, investigar las agresiones y asegurar el acceso a la interrupción del embarazo infantil.
Embarazos adolescentes y mortalidad
En Bolivia los únicos datos oficiales sobre embarazos adolescentes y mortalidad materna son de la Encuesta de Demografía y Salud (EDSA) 2016 y el Estudio Nacional de Mortalidad Materna de 2011.
Según la EDSA, el 14,8% de las adolescentes del país, entre los 15 a 19 años, estuvo embarazada alguna vez y el 11,7% ya son madres. El mismo dato, por área geográfica, evidencia un brecha de 7,8 puntos porcentuales. Es decir que si en 2016 el porcentaje de adolescentes en gestación en el área urbana era de 12,5%, en el área rural era de 20,3%.
El 42,5 % de las muchachas que estuvieron embarazadas o ya son madres cursó solo hasta la primaria y el 15,4% no alcanzó ningún nivel de instrucción. El 13,6% de ellas llegó a la secundaria y solo el 6,8% tuvo acceso a la educación superior.
Hasta el 2011, el 12% de las muertes maternas se produjeron en adolescentes de 15 a 19 años de edad. El 2% fue en niñas de 14 años. No hay cifras de las más pequeñas.
Brechas y desigualdad
Las estadísticas sobre las adolescentes y jóvenes en Bolivia muestran que la lucha contra la desigualdad en diferentes áreas aún es un tema pendiente.
49,2% de los adolescentes y jóvenes del país, que tienen de 15 a 19 años de edad, son mujeres. Según las proyecciones para el 2017 del INE, de ellas, siete de cada 10 viven en áreas urbanas.
9 de cada 10 mujeres de seis a 19 años asiste a la escuela. Una no accede a la educación, sin embargo, según datos del INE de 2016 todas las adolescentes saben leer y escribir. La mayoría de las que se titulan lo hacen en ciencias de la salud.
91,5% de las mujeres de 15 a 19 años aseguran conocer sobre métodos anticonceptivos, pero solo el 26,2% se protege con uno. Seis de cada 10 no acceden ninguno.
4 de cada 10 mujeres de 15 a 19 años son jefas de hogar, según datos del INE de 2015. El censo de 2012 registró a 9.995 niñas de 12 a 15 años que eran jefas de hogar. Implica que muchas eran madres.
62% de las mujeres entre 15 y 19 años son solteras, frente al 72% de varones que no tiene cónyuge. La cifra muestra que en Bolivia las jóvenes adolescentes se comprometen a una vida en pareja antes que los varones.
70% de las mujeres de 15 a 28 años casadas o en unión libre han sufrido violencia a lo largo de su relación. El 69,3% reportó violencia psicológica, el 50,3% violencia física, el 34% sexual y el 31,3% económica.
Fuente: paginasiete.bo