Como si no hubiese ya suficientes elementos de juicio para presumir que los comicios del 16 de octubre serán unos de los menos transparentes de la historia de Bolivia, acaban de conocerse fotografías donde se ve a Wilfredo Ovando, presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), participando activamente en un mitin partidario del MAS, durante la campaña para la reelección presidencial del 2009.
Ahora se comprende por qué este presidente del TSE hostigó la opción del voto nulo, se mostró pasivo ante el voto consigna del partido de gobierno, participó en un acto de Evo Morales con los cocaleros del Chapare, habilitó el sufragio de dos personas al mismo tiempo (poniendo en peligro el voto secreto) y bloqueó la posibilidad de veedores independientes en las mesas.
¡Si hasta amagó con hacer el conteo de los votos dentro de las Cortes y no en los recintos!
Como van las cosas, las elecciones judiciales serán el escenario de una confrontación entre la indignación y el abuso. Indignación ciudadana ante el atropello a los indígenas y el copamiento de la justicia. Abuso en Yucumo y contra la transparencia electoral…
La OAS y el financiamiento de campañas
En el otro gran tema del momento, cada día se revelan nuevas aristas del posible escándalo de corrupción que estaría detrás del conflicto del tramo II, lo que podríamos denominar el TIPNISgate.
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El propio ex ministro de hidrocarburos de Morales, Andrés Soliz Rada, señaló semanas atrás que la empresa brasileña encargada de la construcción de la obra, la OAS, habría sido una importante donante de fondos a las campañas electorales del presidente cocalero.
Ahora, se conocen distintas publicaciones del Brasil que confirman el modus operandi de esa empresa como donante de campañas políticas, estrategia que le permitió saltar de una facturación anual de 27 millones de reales en el 2005 a otra de 405 millones en el 2009.
Entre una fecha y otra, y entre uno y otro monto, mediaron donaciones millonarias a la campaña del Partido de los Trabajadores (PT) y negociados como el de Bancoop, que involucraría de manera personal al ex presidente Lula da Silva.
Otros datos difundidos por la prensa brasileña vinculan a la OAS con un pago de 2 millones de reales a la senadora Katia Abreu, para proponer una enmienda que prorrogó un programa de exenciones fiscales que beneficiaba a la empresa.
¿Abrirá de nuevo sus arcas la OAS para las elecciones judiciales de Bolivia, tratando de apuntalar al gobierno que graciosamente le ha concedido importantes contratos de obras públicas?