Cuatro familias sufren a casi un año de que Nancy Villarroel desapareció


La Fiscalía, hace poco consiguió que la causa tenga 60 días de plazo para investigar los hechos. La familia de Villarroel insiste en la culpabilidad del principal sospechoso. Uno de los sindicados murió por Covid-19

Christian Gabriel Peña Y Lillo Herrera

Otros tiempos, José Alejandro Torrico, pescando fuera de la ciudad

Otros tiempos, José Alejandro Torrico, pescando fuera de la ciudad

En el siguiente mes se cumplirá un año de la desaparición de Nancy Villarroel Hidalgo, una mujer que cuando fue vista por última vez tenía 55 años, dos hijos y una relación matrimonial fragmentada desde hacía muchos años, pero que, por acuerdo interno de la pareja, aún convivían bajo un mismo techo en un inmueble de la zona residencial de Las Palmas.



Cuando se conoció su desaparición, al principio se volvió una más de las tantas otras solicitudes de búsqueda que llegan a la Policía, pero con el transcurrir de las horas y de los días, se convirtió en un caso que golpeó a toda la sociedad cruceña. A casi un año de iniciadas las pesquisas, ahora tiene a cuatro familias sufriendo en espera de que un juicio determine culpabilidades y establezca qué pasó con Nancy.

“Ha sido muy difícil todo lo que estamos viviendo hasta ahora y no sentimos que se hubiera hecho todo lo suficiente”, dice con una voz tranquila y a la vez firme, Roxana Villarroel, hermana de Nancy.

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Ella, junto a sus sobrinos, estuvo al frente del proceso que involucra a su ser querido y se convirtió en la cara visible del caso. “Estamos esperando llegar a los tribunales”, apuntó la mujer, tratando de cerrar un capítulo que aún no encuentra final.

Del otro lado de la balanza, está la familia del principal sospechoso de la desaparición de Nancy, el señor José Alejandro Torrico, el hombre que desde el inicio de la causa decidió mantener silencio público sobre lo ocurrido y se negó a hablar con los medios, hasta hoy que accedió a responder algunas preguntas desde el penal de Palmasola, donde guarda detención preventiva.

Su hermana, Álison Torrico, insiste en que lo que su familia está viviendo es un calvario. “Mi hermano es inocente y lo quieren hacer ver como a un asesino, pero no lo es. Mi madre sufre por lo que está pasándole a su hijo mayor y mi padre, que no puede movilizarse por sí solo, ha perdido a la persona que lo acompañaba”, asegura la mujer, que también espera un juicio justo.

El abogado de Torrico, Martín Camacho, dice que pese a que se insistió en que el plazo para continuar con las investigaciones que hizo la Fiscalía hace poco fuera menor, siente que ahora, al menos, hay un plazo. “El juez que sigue la causa ordenó que los fiscales tienen 60 días más, para presentar una acusación y llevar a juicio este caso”, apuntó.

Muerto y negociaciones

Pero además de las familias Torrico y Villarroel, hay otras dos familias que también la pasan mal.

Una es la que mayor dolor ha recibido, ya que Fernando Suárez Lacunza, uno de los coimputados en esta causa y que estaba detenido preventivamente en el penal de Palmasola, murió en este tiempo de coronavirus. La información oficial de las autoridades sanitarias, es que perdió la vida, sin conocer una sentencia, como consecuencia del Covid-19.

La familia del otro procesado, Juan Manuel Gonzalez Paniagua, el técnico que supuestamente manipuló maliciosamente un equipo de grabación de cámaras de seguridad de la empresa que era propiedad de José Alejandro Torrico, está pasando malos momentos.

“Mi hija menor estuvo a punto de morir por dengue hemorrágico, mi hijo mayor sufrió un accidente de tránsito, no tengo dinero para pagar las cuentas de la casa y el negocio que alquilábamos con mi esposo, estamos a punto de perderlo porque la dueña nos quiere desalojar”, aseguró Jéssica, le esposa del técnico, que desde el año pasado pasa sus días en régimen abierto de Palmasola.

“Él fue tentado a declararse culpable, pero no creo que sea lo justo, ya que él no hizo nada, él no sabía nada”, asegura la esposa de González y piensa que su esposo está dispuesto a tomar esta decisión, pensando que logrará salir más rápido de la cárcel para ayudarla a ella y a sus hijos, que están pasando necesidades en espera de que la justicia dicte un fallo sobre la desaparición de Nancy.

Incluso en los últimos meses han circulado imágenes de una fotocopia de la parte posterior de la cédula de identidad de la mujer en una cartera en Perú, pero aún las pesquisas no han logrado conocer la veracidad de esto.

entrevista / jose alejandro torrico detenido preventivo de palmasola

Dice que la ausencia de sus hijos es lo único que le ha hecho llorar en el penal. Guarda la esperanza de que Nancy aparecerá y reconoce que fue un error callarse

– ENTREVISTA-

“Malinterpretaron mi silencio como si asumiera culpa de algo que no hice”

Está preso en el penal de Palmasola hace casi un año. Asegura que es inocente y que siente el dolor de que su hijo, hubiera sido de los que lo acusó de ser el posible culpable de haber hecho desaparecer a su esposa, Nancy Villarroel.

¿Usted tiene algo que ver con la desaparición de su esposa, la señora Nancy Villarroel?

No tengo nada que ver con la desaparición de mi esposa, soy inocente de todo que se me acusa.

¿Cuándo perdió contacto con su esposa y qué recuerda de aquel momento?

La vi el martes 9 de julio de 2019, era un día de paro cívico. A eso de las diez de la mañana, mi esposa ingresó a mi cuarto para pedirme que le reponga los gastos del mes, que ascendían a unos 2.000 bolivianos. También me comentó que debían hacerse unas reparaciones en la casa y quedamos que yo buscaría un albañil de confianza para hacerlas. Después de eso no charlamos más, fue la última vez que la vi.

¿Usted hizo algo para buscar a la señora Nancy Villarroel?

Hace mucho tiempo que no participaba en nada de los viajes y las salidas de mi esposa, porque llevamos distanciados como pareja unos cuatro años, pero habíamos decidido continuar viviendo juntos en la misma casa por el bienestar de mis hijos. Ese día del paro, mis hijos me comentaron que ella les había escrito que estaba saliendo de viaje, ya que ella viajaba con cierta frecuencia. Debido a nuestro distanciamiento demoré en preocuparme y a los días comenté con mi familia sobre su posible desaparición, pero todos pensamos que volvería.

Después, mi hijo, la hermana de mi esposa, Roxana Villarroel, y yo, fuimos a poner la denuncia de su desaparición y les pedí que avisen a sus familiares con la esperanza de que alguien nos pueda decir sobre su paradero. Creo que esas publicaciones todavía siguen vigentes, ya que mantenemos la esperanza de que aparezca en cualquier momento.

Lamentablemente tres días después fui aprehendido por la Policía como el único sospechoso de la desaparición de mi esposa. No podía creer que pensaran eso sobre mí, pero me dolió más que mi hijo Alejandro era mi denunciante. He respondido todas las preguntas que la Policía me ha hecho, pero ellos insisten en que me declare culpable de un delito que no he cometido.

¿Dónde cree usted que está la señora Nancy Villarroel?

Al principio estaba seguro que aparecería en cualquier momento, para aclarar las cosas. Ya han pasado más de 10 meses y no pierdo la esperanza de que vuelva o por lo menos sepamos donde está. Varias ideas me pasan por la cabeza, un posible secuestro, un caso de trata de personas o que ella este rehaciendo su vida en el exterior. Me desanima que la Fiscalía no investigue otros escenarios, que estén cegados con mi culpabilidad y nada más.

¿Qué piensa sobre sus hijos en toda esta historia?

Sé que mis hijos y su familia sufren por lo que está pasando. Me hace daño saber que me dieron la espalda y que me atacan, sin pensar en el daño que hacen, incluso, a otras personas que no son de nuestra familia.

Pensé que en algún momento ellos vendrían a charlar conmigo, pero no lo han hecho. Mi hijo Alejandro dijo en audiencia cautelar, que él temía por su vida y la de su hermana, y que por eso querían ser protegidos.

Sinceramente, sentir este rechazo de mis hijos, que son lo que más quiero, es lo único que me ha hecho derramar lágrimas acá en prisión. Quiero que sepan que los quiero y espero pronto estar nuevamente en familia con ustedes, mis brazos estarán siempre abiertos para recibirlos.

¿Por qué mantuvo silencio?

Después de mi aprehensión me acogí al derecho de guardar silencio y tampoco realicé mi declaración informativa por consejo de mis abogados. Me arrepiento de no haber dado mi declaración, porque muchos malinterpretaron mi silencio como si asumiera culpa de un hecho del que soy totalmente inocente.

Fuente: https://eldeber.com.bo