Editoriales. Locura por la coca

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    Lula, el mediador

    Así nos ven



Opinión / El Gobierno es hábil en lo político, en lo económico no funciona

El Diario / Síntomas de caos

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La Razón / Las situaciones límite del MAS

    Subeditorial – Las prioridades para tener una Policía eficiente

La Patria / Los malos ejemplos cunden

Los Tiempos y Correo del Sur / Morales: de Mandela a Mugabe

El Deber y La Prensa / Indeseables en Bolivia

La Estrella del Oriente / El camino de regreso

El Mundo / Todólogos


El Nuevo Día / Locura por la coca

El presidente Evo Morales hizo una elocuente defensa de la hoja de coca el miércoles en Viena, donde se llevó a cabo una reunión de la ONU sobre las drogas. Dijo que es un error calificar a la coca como un estupefaciente y se ofreció como prueba de que la masticación de la “hoja sagrada” no provoca trastornos mentales ni lleva al individuo a cometer actos demenciales. “Yo he masticado coca durante diez años seguidos cuando era agricultor y he llegado a ser Presidente”, dijo frente a los delegados que presenciaron cómo el mandatario boliviano consumía unas cuantas hojas que había llevado en el bolsillo.

La verdad es que no se necesita ser del todo cuerdo para llegar a una primera magistratura. Locos han habido por montones y también mandatarios con hábitos no muy ortodoxos. Hubo un presidente que entre copas de whisky desató una guerra que le costó muy cara a su país. La otra verdad es que Evo Morales no llegó a la presidencia gracias a las bondades nutricionales de la coca, aunque una de las razones fundamentales de su ascenso al poder es la defensa férrea del cultivo, cuyo principal derivado es la cocaína. Y lo está haciendo muy bien. No sólo es capaz de “bolear” en las narices de los “corbatudos” de la ONU por segunda vez en tres años, sino que se dio el lujo de expulsar a la DEA del país y de duplicar los límites legales establecidos para las plantaciones. El Gobierno se escuda haciendo ver las grandes cantidades de droga que la Policía ha estado incautando los últimos meses, pero la misma ONU ha transmitido su preocupación porque en Bolivia no se está yendo más allá de atrapar “mulas” del narcotráfico, ya que nadie está persiguiendo a los “peces gordos”.

A Evo Morales le parece un error de la ONU haber puesto a la coca en su lista negra y en cierto modo tiene razón, pues resultaría una misión imposible erradicarla totalmente en un país donde el acullico se ha vuelto muy común no sólo entre los campesinos y mineros, sino también en los estratos medios de las ciudades. Lo que parece una locura es tratar de convertir a Bolivia en una nación cocalera, con un ritmo de crecimiento de cultivos que está desplazando a los verdaderos alimentos, en regiones donde jamás hubo presencia de cocales. A los líderes del mundo debe parecerles que algo está trastornado en Bolivia, cuando observan semejante elocuencia del Presidente en defensa de la coca, mientras que las exportaciones legales bolivianas acaban de sufrir un bajón del 33 por ciento, el primero en una década. Lo más centrado sería sacar pecho con ese mismo entusiasmo por los minerales, por la soya, los textiles y también por el gas, por supuesto.

Nadie se ha vuelto loco por masticar coca, es verdad, pero hay que mirar tan sólo en los canales de drenaje para ver cómo aumentan cada día los consumidores de droga. Esos enajenados son difícilmente recuperables y sus familias sufren calvarios que trastornan por completo sus vidas. La coca no ha dañado la cabeza del Presidente, pero su enfermiza fijación por este tema nos está conduciendo a la insensatez colectiva.

El Presidente tiene una fijación con la coca que está llevando al país a límites demenciales. Crecen sin control los cultivos y las drogas.

Lula, el mediador

bajo el penoco

El presidente brasileño se reunirá mañana con su colega estadounidense, Barack Obama, en Washington. Lula ha anunciado que abogará por Cuba, Venezuela y Bolivia ante la Casa Blanca, con el objetivo de acercar posiciones y suavizar las relaciones. Nadie le ha pedido a Lula que asuma este papel, aunque hace unos meses Bush le dijo que al ser el más crecidito de América del Sur, Brasil está llamado a ejercer el liderazgo. El mandatario brasileño no ha detallado qué es lo que va a decir de Bolivia, pero no será de mucha ayuda si le traslada a Obama la actitud que él mismo asumió hace unos días, cuando ironizó sobre el gas boliviano y afirmó que desearía decirle a Evo Morales que ya no necesita más y que puede vendérselo a quien quiera. Eso más parece ser una receta para Obama y no un acto de mediación como el que ha prometido.

Así nos ven

Los efectos del cambio climático, provocado por el calentamiento global, se manifestaron en la extensa Amazonía de Bolivia con intensas lluvias y provocaron grandes inundaciones, mientras que en la infinita pampa altiplánica occidental de este país se produjeron sequías. El calentamiento global provoca en el territorio amazónico una "degradación forestal y una erosión genética" preocupante para la conservación de la biodiversidad. Los efectos de las quemas y los incendios forestales han sido documentados y los resultados son muy preocupantes debido a su efecto climático local.

Opinión / El Gobierno es hábil en lo político, en lo económico no funciona

Aunque muy rudamente, el Gobierno tiene una cierta habilidad para manejar los problemas políticos, hasta ahora le ha ido bien. En lo que no acierta, generalmente, es en lo económico, aun sus proyectos más simples son poco productivos. Igual que en la UDP, si no cambian las actitudes, lo económico acabará tragándose lo político.

Aunque parezca incurrir en un lugar común, no tenemos más alternativa que comenzar afirmando que una de las empresas más grandes y complejas que existe en ámbito de lo humano, es la sociedad políticamente organizada, es decir, el Estado. Tal entidad histórica tiene componentes económicos, sociales, culturales y políticos, sus administradores deben tener la formación profesional, la experiencia y la disciplina necesarias para manejar al mismo tiempo y con la misma eficacia todas las variables. Las acciones unilaterales, son casi siempre, perjudiciales a la totalidad y en ese marco al propio sector, supuestamente privilegiado.

El desarrollo nacional es un proceso global que abarca todos los aspectos de la sociedad. Obviamente, dicho proceso comienza con una concepción completa de lo que es el país y de lo que desea ser dentro de un tiempo determinado. Aunque parece imposible separar los componentes de un Estado, en la práctica no siempre todos los factores están en el mismo nivel de evolución. Hay países económicamente prósperos y culturalmente atrasados. Dentro del capitalismo, lo económico, casi siempre, sacrifica lo social.

Así como el desarrollo es un acontecimiento global, la pobreza y el atraso son también fenómenos dotales, allá donde falta dinero, es difícil que la gente se alimente bien y alcance niveles óptimos de conocimiento. Claro que lo material no es determinante, las personas pueden transformar las condiciones objetivas en que viven. No es fácil lo que acabamos de proyectar, exige estudio, trabajo, disciplina y en su momento algunos renunciamientos.

En nuestro medio, como parte del atraso, lo político, casi siempre, funciona lejos o de espaldas a lo económico, por ejemplo en los tres últimos años, a diario podemos constatar una gran habilidad política para la maniobra, para el manejo de los medios de comunicación estatal, para la persuasión o convencimiento de la sociedad internacional. A lo que nos referimos es a la inmensa experiencia proveniente del extranjero, que durante más de medio siglo ha podido evitar y en ciertos momentos triunfar sobre el intervencionismo de la potencia más poderosa del mundo.

Pero por su misma procedencia, la habilidad política es menos que regular en la administración de los factores productivos, ministerios, prefecturas y alcaldías controladas por el Gobierno, hasta ahora, no responden a las exigencias ni siquiera del desenvolvimiento rutinario del Estado. Se ha desperdiciado una de las mejores oportunidades que Bolivia ha tenido para industrializarse. El aumento del dinero, que también ya corresponde al pasado, es resultado de actividades no precisamente productivas. Las principales reparticiones públicas están en manos de personas poco experimentadas en materia de inversiones, de transferencia de tecnologías, de manejo de mercados y de otros componentes fundamentales del crecimiento. A todo esto es necesario agregar las consecuencias sociales del descuido o la ineptitud en cargos públicos que definen la suerte de toda la población.

El Diario / Síntomas de caos

Lo que viene sucediendo en el país, como la violencia, el desacato a la ley, las agresiones, las irregularidades que cometen el Gobierno y el Movimiento Al Socialismo, cuyas autoridades y dirigentes hacen lo que les place, violando la norma, es propio de regímenes de facto. Son síntomas del caos al que nos están conduciendo los miembros del Ejecutivo, como también militantes del MAS, que quieren hacer del país su feudo, con sus reglas y criterios propios, dejando de lado el estado de derecho que es resultado de las luchas de la población civil para erradicar las dictaduras, recuperando el proceso democrático que rige desde el 10 de octubre de 1982, con la restitución de todos los derechos, deberes y obligaciones que corresponden a todos los bolivianos. Fueron tiempos de terror, de gobiernos de fuerza que pasaron por alto la Constitución Política del Estado y todo el ordenamiento jurídico, imponiendo disposiciones inconstitucionales por medio de la violencia. A similares épocas tenebrosas nos quiere conducir la administración gubernamental del presidente Evo Morales Aima, ya que por falta de un programa de gobierno recurre a prácticas antidemocráticas.

Sucesos como el asalto y la apropiación ilegal de la casa de propiedad del ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, por dirigentes y militantes campesinos del MAS, como represalia porque él no está de acuerdo con la actual forma de gobernar de Evo Morales Aima y sus seguidores; las tomas de minas por parte de comunarios que aducen que todos los recursos humanos que se encuentran en su comunidad son de su propiedad, echando por tierra la Ley y desconociendo las inversiones realizadas para mecanizar y hacer mucho más efectiva la explotación minera; el ataque violento a la ex diputada masista Marleny Paredes y el intento por quitarle su edificio en una zona de los Yungas, demuestran que los dirigentes y militantes del masismo cometen esos y otros abusos deslegitimando la nueva Constitución, al interpretarla a su manera y concederse derechos que no les corresponden. Con esas acciones se trata de imponer en Bolivia un régimen totalitario y fundamentalista, que no acepta una forma distinta de actuar y pensar.

El asalto e ilegal apropiación de la casa del ex vicepresidente Cárdenas, dispuesto por activistas del oficialismo, desnuda las verdaderas intenciones del gobierno del MAS, que trata de amedrentar y castigar a todo aquel que se oponga a su forma de administrar Bolivia. Para evitar que se haga justicia, identificando a los autores materiales, intelectuales, cómplices y encubridores de las agresiones a los familiares de la ex autoridad y del avasallamiento a la propiedad privada, dirigentes de los llamados “ponchos rojos” de la población de Achacachi, declararon estado de sitio “Amuki” en la comunidad de Sank’a Jawira, para oponerse al ingreso del Ministerio Público y de la Policía. Es una medida propia de Republiquetas que tienen sus leyes, autoridades y disposiciones ajenas a los tres Poderes del Estado, amparadas en la nueva Constitución, cuyos artículos los interpretan a su conveniencia. Con la Ley del Silencio se quiere ocultar delitos y eludir el peso de la justicia, a la que tienen que ser sometidos los culpables.

Los “ponchos rojos”, un grupo afín al gobierno de Morales Aima, quieren castigar a los opositores al MAS, atenidos a la violencia con la que actúan. Esta forma de actuar no es nueva, porque son los mismos actores que cercaron el Congreso Nacional, los que hicieron “vigilias” en las inmediaciones de la cárcel de San Pedro, para oponerse el traslado del ex prefecto de Pando a la jurisdicción donde debe ser juzgado. Es un grupo de choque que desconoce la ley, que se ampara en los artículos 190, 191 y 192 de la NCPE para cometer fechorías, lo que conduce a Bolivia a un sistema de gobierno totalitario. Atrás queda la democracia que reconoce y defiende la honorabilidad y el respeto a las personas, el derecho privado, el derecho a disentir y a la libertad de expresión que tiene todo ciudadano. El país está ingresando a un estado caótico.

Son inaceptables las atribuciones que se asignan los “ponchos rojos”, que disponen la expulsión, de las comunidades campesinas, de todo aquel que no comulgue con el partido de gobierno, y para ello recurren al amedrentamiento y ataques a los opositores, llegando a clausurar centros de trabajo privado de propiedad de los opositores, sin tomar en cuenta que también trabajadores resultan perjudicados por esos abusos.

Pese a que las autoridades declaran que la CPE vigente en el país respeta la propiedad privada y califican de excesos los abusos cometidos por afines al MAS, poco hacen para imponer el respeto a la ley y sancionar a los responsables de los delitos cometidos. Con la permisividad del Gobierno, Bolivia está ingresando a un escenario de violencia y caos, por falta del principio de autoridad.

La Razón / Las situaciones límite del MAS

Del MAS, el país aguarda un cálculo más atinado de sus acciones… debe tener cuidado con la dimensión política de sus actos. ¿Se habrán dado cuenta de la crisis que se ha generado, al punto de que los bolivianos tienen un sentimiento de vulnerabilidad de su propiedad privada?

Resulta difícil tener una opinión certera acerca del derrotero que ha elegido el gobierno del MAS para conducir al país. Luego de tres años de gestión, existen posiciones concretas en la actual conducción del Estado, pero otras son todavía verdaderas incógnitas. ¿Hacia dónde va Bolivia con el timón del presidente Evo Morales?

De lo que está claro, el MAS, siguiendo las pistas de su propia sigla, se traduce en una marcha al socialismo, es decir que, como además lo ha anunciado el Primer Mandatario, el país ha elegido este camino como carácter determinante de su administración. Por otro lado, cuando los gobernantes hablan de una “revolución democrática y cultural”, significa que deben estar llevando a cabo una revolución sin salirse de los marcos democráticos, es decir, en libertad, con respeto a la justicia y a las leyes, cuya máxima expresión es la Carta Magna.

Eso es, en líneas generales, lo que el MAS ha planteado a la ciudadanía: socialismo, revolución y democracia, a lo que se puede agregar el empoderamiento político indígena originario. Entonces, se presentan incógnitas tales como: ¿Es evidente que los bolivianos “se mueven” (o definitivamente se movieron) hacia el socialismo? ¿No se confunde socialismo con populismo? ¿O van hacia el llamado “socialismo del siglo XXI”, que proclama el presidente Hugo Chávez? ¿O será que están rumbo al anquilosado socialismo cubano?

Y, a la luz de acontecimientos recientes, de suma preocupación como el asalto a la vivienda del ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, surgen otras preguntas en este espectro político: ¿Se está haciendo una revolución democrática en Bolivia? ¿O, so pretexto de la revolución, se atropellan las leyes y, si es necesario, se pasa por encima de instituciones?

Las contradicciones que aparecen a poco tiempo de haber entrado en vigencia la nueva Constitución Política del Estado (CPE) prometen multiplicarse a partir de interpretaciones “antojadizas”, como las ha calificado el vicepresidente Álvaro García. Esto se veía venir, por los vacíos de la Carta Magna nunca subsanados en su proceso de elaboración.

Con lo acontecido a la familia Cárdenas, da la sensación de que los derechos y garantías están supeditados, ahora, a grupos de ciudadanos que se sienten fortalecidos por la nueva CPE. Lo grave es que esos sectores tienen una ligazón directa con el Gobierno y están siendo alentados por el MAS.

Aunque las autoridades nacionales han negado vínculos con la gente que atropelló la propiedad privada de los Cárdenas, a la vez —cuesta creerlo y, sobre todo, entenderlo— justificaron los hechos de barbarie registrados el sábado en Huatajata.

¿A qué apuesta el MAS con este tipo de situaciones límite? En la oposición se ha especulado sobre la posibilidad de que el partido de Gobierno querría sacarse de encima a posibles competidores de Evo Morales en las elecciones de diciembre. ¿Será ésa la manera de esperar el debilitamiento de un rival político?

Del MAS, el país aguarda un cálculo más atinado de sus acciones. Este partido, que ha demostrado tener una importante cantidad de seguidores, debe tener cuidado con la dimensión política de sus actos. ¿Se habrán dado cuenta de la crisis que se ha generado en el país, al punto de que los bolivianos tienen un sentimiento de vulnerabilidad de su propiedad privada?

Subeditorial – Las prioridades para tener una Policía eficiente

En los últimos años, la Policía Nacional ha sido blanco de críticas por su desenvolvimiento frente a manifestantes contrarios al gobierno del MAS o, también, por su falta de acción en casos en que ameritaba frenar los atropellos de seguidores del partido oficialista. En esta oportunidad, el trabajo de la institución del orden será analizado bajo otra lupa.

La eficiencia de la Policía depende, en gran medida, de los instrumentos que maneja para que sus miembros desarrollen su trabajo como corresponde.

La pregunta es: ¿El Estado dota a los policías de los elementos indispensables para que puedan llevar adelante su misión de resguardar a la población? Definitivamente, no. La atención estatal a este sector clave de la sociedad es muy deficiente y, lamentablemente, los bolivianos confían cada vez menos en su policía, en esa institución que tendría que ser su aliada para dejar de sentirse insegura, vulnerable.

Por un lado, la sumisión política no le ha hecho nada bien a la Policía, que en todo tiempo debe ser independiente del poder circunstancial. Por el otro, la falta de recursos le afecta demasiado.

Los malos salarios que perciben los policías son bien conocidos. Información periodística conocida en los últimos días precisa que un policía obtiene un promedio de Bs 10.440 al año. Y, en la compra de tres mudas de uniformes gasta Bs 3.150.

El mismo reporte da cuenta de que, cuando uno de ellos se presenta con uniforme descolorido, se lo sanciona, por reglamento. La institución verde olivo entrega un solo uniforme al año.

La suma de estos dos factores obliga a reflexionar sobre lo que realmente se quiere y se exige de la Policía Nacional.

Si no se la despolitiza, si no se la dota de recursos económicos esenciales y si a sus miembros no se les paga con un mínimo de consideración, no habrá remedio para los principales males que aquejan a la entidad del orden.

La ineficiencia —que se ha demostrado que no es tal en ciertos casos delictivos y otros de índole política—, junto con la corrupción diaria, podrían empeorar. Ése es el gran riesgo.

El Ministerio de Gobierno, del cual depende esta institución, tendrá que involucrarse más en las necesidades de la Policía. Sus prioridades, al parecer, son otras.

La Patria / Los malos ejemplos cunden

No se puede incitar a la violencia para acallar a quienes disienten con los actos del Gobierno y sus funcionarios; no puede permitirse que con el pretexto de la “justicia originaria” se declare hasta un estado de sitio comunitario y en el marco de esa vigencia se atropelle la dignidad de las personas y la propiedad privada. Es tiempo de poner remedio a los malos ejemplos.

Esa sabia regla de “educar con el ejemplo” es practicada a la inversa cuando se trata de mostrar un predominio político para asustar a los opositores o para hacerse de bienes ajenos, utilizando la violencia y siguiendo el ejemplo de los más connotados líderes de una determinada corriente partidista.

Hacer política puede considerarse un arte, hacer politiquería es una terrible y muy peligrosa desviación del sentido socio cultural de un pueblo aleccionado por sus líderes, que dan ejemplo con sus actos y con sus declaraciones que en la mayoría de los casos, observados actualmente se convierten en abierta instigación a la violencia, al odio y al racismo.

No es casual lo que está ocurriendo de un tiempo a ésta parte, las amenazas de los denominados “movimientos sociales” se ponen en práctica y las turbas de militantes aleccionados contra ciudadanos específicos, atacan, invaden la propiedad privada, destrozan lo que encuentran a su paso castigando con inusitada violencia, generalmente a seres indefensos, mujeres y niños aplicando una mal llamada “justicia comunitaria”.

Estamos viviendo un tiempo muy peligroso, que lamentablemente se complica con discursos, arengas y declaraciones de las más altas autoridades del país, y de los políticos oficialistas que parecen solazarse con los actos intimidatorios de sus bases como sucedió en los pasados días.

Con el caso del ex vicepresidente de la República, hubo muchas opiniones, increíblemente las que correspondían a mandatarios minimizaron los hechos y hasta los calificaron de un show político para promover una supuesta candidatura, se mezclaron las ideas y un viceministro salió por la tangente culpando a la víctima y alterando el orden de los hechos, inclusive aprovechó la circunstancia para promover indirectamente otras represalias.

Hay que repetirlo, el mal ejemplo cunde rápidamente, de manera especial entre quienes son manejables con discursos y promesas, sin pensar seriamente en las consecuencias de sus actos y en la deprimente imagen que se muestra en el exterior de un país en el que de la manera más corriente se vulneran derechos de las personas y se violan las leyes, inclusive la recientemente aprobada Constitución Política.

No se puede incitar a la violencia para acallar a quienes disienten con los actos del Gobierno y sus funcionarios; no puede permitirse que con el pretexto de la “justicia originaria” se declare hasta un estado de sitio comunitario y en el marco de esa vigencia se atropelle la dignidad de las personas y la propiedad privada. Es tiempo de poner remedio a los malos ejemplos.

La manera más correcta de erradicar las cosas malas es demostrando con ejemplos lo que se desea y lo que se pregona. Tienen que ser nuestros gobernantes que hagan cumplir las leyes para sancionar a los infractores, pero es más importante que demuestren su predisposición solidaria de respeto a los derechos humanos, respetando la democracia y evitando mayores ataques contra quienes tienen el derecho de pensar de manera diferente.

Los Tiempos y Correo del Sur / Morales: de Mandela a Mugabe

Felizmente, cada vez son menos los gobiernos dispuestos a contribuir a la consolidación de regímenes con rasgos de despotismo africano

Hace algo más de tres años, cuando después de haber ganado con un amplio margen las elecciones generales, Evo Morales fue proclamado Presidente Constitucional de la República, su triunfo fue muy bien recibido a lo largo y ancho del mundo. Especialmente en Europa, donde los sentimientos de culpa por su pasado colonialista han dejado honda huella en sus círculos intelectuales, el “primer presidente indio” fue acogido con los brazos abiertos. No faltaron quienes lo compararon con Mandela, e incluso se llegó al extremo de promover una campaña para que se le otorgue el premio Nobel “por su aporte a la paz mundial”.

Tres años después, la situación ha cambiado mucho. De ser el mimado de gobernantes y simpatizantes de la causa supuestamente pacifista y democrática que representaba, Evo Morales ha pasado a ser un incordio que con cada uno de sus actos pone en dificultades a sus antiguos admiradores. Ahora, con cada vez mayor frecuencia, se lo compara con Robert Mugabe y ya no con Nelson Mandela.

Las razones que dan lugar a ese cambio de actitud son muchas. La manera desastrosa cómo está siendo administrada la economía nacional; la destrucción de las instituciones que con tanto empeño contribuyeron a construir gobiernos europeos, la corrupción, el abuso de poder en todas sus formas, la prédica del odio como principal motor del “proceso de cambios” son, entre otros, algunos de los motivos que socavan las simpatías que en algún momento inspiró Evo Morales y su gobierno.

El victimismo, expresado en su continua apelación a los “500 años de exclusión, marginación y humillación”, le dio muy buenos resultados en la etapa inicial de su gestión gubernamental, pero es algo que ahora ya sólo inspira sonrisas condescendientes cuándo no franco rechazo.

Su reciente participación ante delegados de los 53 países miembros de la Comisión de Estupefacientes de la ONU reunida en Viena, donde sacó hojas de coca y las masticó ante el plenario en actitud desafiante, tratando de convencer que la “hoja sagrada” nada tiene que ver con la cocaína, fue visto como un acto de ingenuidad, por los más benévolos, o de cinismo puro por los más enterados de los múltiples modos cómo coca y cocaína se integran en un mismo negocio, el más rentable y dañino del mundo actual.

No menos motivo de sonrisas indulgentes fue la comparación que hizo Morales entre su persona y Barack Obama. ¿Creerá en verdad que alguien tomará en serio las similitudes que el Presidente boliviano encuentra con su homólogo estadounidense?

Evo Morales y su gobierno está perdiendo, a ojos del mundo que lo observa, su atractivo inicial. Es que los hechos lo desmienten y cada vez son menos los gobiernos dispuestos a contribuir a la consolidación de regímenes con rasgos de despotismo africano.

El Deber y La Prensa / Indeseables en Bolivia

Las crónicas policiales que registran los medios de comunicación con extrema frecuencia se refieren a extranjeros en apariencia buenas personas, de conductas irreprochables…

Muy particularmente en estos tiempos y en las actuales circunstancias, pocos o más bien ningún atractivo ofrece nuestro país como lugar de residencia o de visita. La diversidad étnica, al igual que la territorial, que un buen tiempo sonaban muy sugerentes al menos, se pasó de moda luego de llenar los ojos de los entendidos en estas materias.

Lo que resta viene a constituir, hoy por hoy, una suma de fenómenos sociales, políticos y otros tantos que por sus asperezas, las intemperancias, los resentimientos, los engreimientos atávicos de los nativos, más es lo que generan rechazos que lo que avivan curiosidades desde el otro lado de nuestras fronteras. Hablando en términos más precisos, a esta nuestra Bolivia actual nadie llega en procura de solaz sino forzado por alguna circunstancia verazmente inexcusable.

Por supuesto, en nuestra apreciación involucramos a los viajeros que son gente de bien, que se mueven de un extremo a otro en son de paz o en misiones de servicio humanitarias o comerciales, normales y legítimas por decirlo todo de una buena vez. Para nada tomamos en cuenta a la hez, aquella numerosa corriente humana de las más diversas nacionalidades que estremece a países enteros practicando una criminalidad trashumante, metalizada y hasta sangrienta y fatal.

En un anterior comentario, abordamos el tema de lo indeseables que somos los bolivianos cuando comparecemos ante los funcionarios de migraciones cada vez que trasponemos fronteras externas y presentamos nuestros documentos personales. Pues no deja de ser injusto que, mientras en el exterior los bolivianos somos virtualmente rechazados con gestos despectivos al menos, acá en nuestro territorio todos los llegados, sin importar origen o procedencia, gocen de una acogida de la que lo menos que se puede decir es cordial. A la hora de poner pie extraño en nuestro territorio, a nadie se le muestra mala cara como ocurre con nosotros cuando salimos de casa.

Y es con tanta frecuencia que se da aquello de que las personas que llegan a Bolivia y se benefician de nuestra cordial bienvenida empiezan a desplegar comportamientos que no sólo implican abuso de confianza, sino que hasta son crasamente delictivos, contrarios a las leyes escritas o atentatorias contra la convivencia en paz y civilizada. Las crónicas policiales que registran los medios de comunicación con frecuencia se refieren a extranjeros en apariencia buenas personas, sin embargo comprometidas en asaltos y crímenes, amén de toda clase de delitos perpetrados individual o colectivamente, por un delincuente aislado, o en pandilla avezada. Hasta vistiendo galas los hampones que trasponen nuestras fronteras ejercitan las más terribles fechorías con saldos trágicos.

Aquí, en las dependencias de migraciones debería ser tan estricta la admisión de extranjeros como lo es la de bolivianos en cualquier parte en que nos hagamos presentes en calidad de viajeros.

La Estrella del Oriente / El camino de regreso

Editado por: Centa Reck

Detenciones, persecuciones, tomas de casas, de tierras, chicotazos, agresiones de toda índole, dan cuenta que el pueblo boliviano está viviendo una verdadera odisea; entendida esta como el viaje angustioso, el camino plagado de peligros y amenazas que a veces viven los pueblos que están buscando su destino y que finalmente deben volver sobre sus pasos hasta retomar su punto de partida, lo que implica retomar su identidad y la rectificación de sus principios.

“Se viaja para regresar”, es el mensaje final del poema épico de Homero, de cientos de Homeros que lo han re escrito en los días oscuros de penurias y de desesperación que a veces encaminan a los pueblos a un periplo circular, que le exige volver al punto de partida cuando descubren que se han extraviado.

Bolivia está inmersa en las penurias provocadas por quienes nos han embarcado en este viaje bajo la exigencia de seguir un proceso en el que no se ha dispensando el uso de amenazas, violencia, persecuciones y hostigamiento. En este periplo no hay un guía, no existe un Ulises, por lo que es el mismo pueblo quien deberá buscar la salida y rehuir las tentaciones y las trampas tendidas por el Cíclope y el canto de las sirenas, entre otros peligros flagrantes de perecer en la travesía.

Estamos frente a una crisis de puntos de referencia en la que la corrupción y la falta de apego a la ley está destruyendo nuestro sistema de convivencia, situación que nos ha permitido ver que el capitalismo de Estado no es una solución, ya que este en vez de subsanar los problemas sociales que se han vivido está llevando a profundizarlos y a permitir que quienes se encaraman en el poder se sientan dioses y no tengan ningún miramiento por saquear las arcas del Estado o hacer uso de la violencia para cumplir sus deseos de acumulación de bienes. Hemos visto que se repiten los mismos vicios del liberalismo, con la única variante de que una cúpula prohíbe a los demás la posesión de bienes y estos se van destinando sólo para uso exclusivo del buró político que se convierte en la elite exclusiva y única, una elite política que se vuelve más poderosa y concentradora que las elites económicas del sistema capitalista en su estadio salvaje.

El proceso actual se ha atribuido el derecho de legitimar lo ilegitimo, de utilizar la justicia como comodín y de retornar al poder despótico de la caverna, lo que nos exige buscar un retorno a buscar un marco de seguridad jurídica. Claro que este retorno va a depender de la sabiduría del pueblo para acortar los caminos de penurias y sufrimientos, considerando que en la etapa actual se ha disparado lo que Jackes Lacán denominó los Nombres de la Muerte y que hace referencia a la pulsión destructiva tanática que arrastra generaciones enteras a la violencia de la guerra a cuenta de que los gobiernos acumulen poder y dinero.

Observamos que en este tipo de circunstancias los motivos ideales que frecuentemente se han esgrimido para plantear el proyecto que se trata de afianzar suelen utilizarse sólo como un pretexto para dar curso a las pulsiones destructivas que son las que realmente guían el proceso.

Por todo esto, es que el pueblo boliviano no puede seguir engañado con los caminos distractivos que lo encaminan de elección en elección, de referéndum en referéndum y que sólo conseguirán perforar y desgastar su resistencia para finalmente acabar dominando la voluntad ciudadana predisponiéndola al sometimiento, lo que suele ser parte de las estrategias de destrucción que se han trazado.

El verdadero camino es buscar retomar la legalidad y esto sólo se hace restableciendo la confianza en las normas y las instituciones, por lo que se debe tomar en serio el plantear una iniciativa ciudadana de recopilación del 20% de firmas del padrón electoral para volver a replantear una Asamblea Constituyente sobre bases confiables y que nos permitan llegar a un verdadero pacto social.

La violencia se está disparando y no podemos seguir transitando esta peligrosa y funesta hoja de ruta.

El país debe reencausarse retomando la legalidad y los principios rectores, y para transparentar las acciones a seguir se deben formular cimientos firmes como es la búsqueda de definir las verdaderas características de nuestra población a través de un nuevo censo que resulte fiable y de una limpieza total del padrón electoral, condiciones que son las mínimas necesarias para seguir adelante.

El Mundo / Todólogos

Es la denominación que se otorga a esas personas que se les ocurre hablar de todo y son expertos en lo que se les pregunte, uno de ellos es indudablemente el ex Presidente Carlos Mesa quien a diferencia de los nuevos todólogos él era un experto en historia, en futbol, en Relaciones Internacionales, en política, en estadísticas, era un mar de conocimientos con un centímetro de profundidad (esto es un chiste), hoy nuevamente apareció la figura de los todólogos en cargos públicos; por ejemplo, dos días antes de la posesión de Evo encontré en el aeropuerto de La Paz a Saúl Avalos quien emocionado me informó que el seria el nuevo director de migración, cargo que no pudo obtener pues se le cruzo el entonces Viceministro Rafael Puentes quien designó a una señora de apellido Espinoza, pero su espera tuvo su premio y lo designaron nada menos que Ministro de Hidrocarburos, cuando el escándalo estalló lo esconden como Viceministro de Autonomía y si mañana le dicen que por decisión el gobierno lo designan Cardenal interino él sin hacer el más mínimo mutis de sorpresa se pondría Sotana y daría la misa y la homilía de los domingos.

Por ejemplo hace mese el director del INRA fue el abogado Dionisio Rivas y de la noche a la mañana lo designan director de migración, y es el más firme aspirante para ser gerente regional de la aduana; lo mismo pasa en los ministerios, Carlos Villegas primero fue Ministro de desarrollo sostenible, luego Ministro de Hidrocarburos y hoy es Presidente de YPFB, La Ministra Susana Rivero fue designada ministra de desarrollo productivo, abogada de profesión que con esfuerzo llego a ser reportera de Unitel en Trinidad, más tarde fue designada ministra de desarrollo rural y agropecuario, como su paso por ese ministerio fue triste la designaron ministra de desarrollo productivo, cargo que fue cuestionado por la utilización de los fondos de reconversión para la ropa usada, decidió renunciar por “motivos de salud” y es remplazada en el ministerio por la ex presidente de la administradora de caminos que las denuncias existentes contra Bacovich (ex Presidente de ABC) quedaron como picardías de un jardín de infantes y hoy se transformó en un cartel de caminos; Celinda Sosa fue primero ministra de Desarrollo económico, luego ministra de Producción y Microempresa y hoy está cesante como representante o delegada presidencial en Tarija.

De pronto podemos ver un personaje de Ministro y luego lo degradan a viceministro o director (Avalos, Kim, Mercado), o el caso patético de un técnico en computación como Guillermo Aruquipa quien primero fue designado viceministro, mas tarde presidente de YPFB y últimamente es superintendente de hidrocarburos a pesar de que el informe del Senado lo encontró responsable del escándalo que llevó a la cárcel a Santos Ramírez, pero también existen premios a los violentos fundamentalistas como Celima Torrico quien luego de participar en el tortuoso crimen de Cristian Urresti es designada ministra de justicia, hace pocos días el joven violento de apellido Marquina quien apaleó periodistas en Montero, en Yapacaní y el Plan 3000 fue designado viceministro de salud y se especula que podría en poco tiempo ser Ministro. En los cargos de otros niveles también sucede lo mismo, por ejemplo en Santa Cruz el director del INRA fue destituido y en su cargo está un personaje de apellido Amorín quien en las elecciones autonómicas fue encontrado con papeletas falsificadas y detenido, a los ministros que fracasan, que se aplazan -como Alicia Muñoz y Salvador Ric- los designan embajadores.

En Cuba en el gobierno de Fidel Castro todos estos ministros cuestionados hubieran sido encarcelados a largas penas por corruptos o simplemente fusilados por los daños al estado. Que podemos esperar si :“lo que natura no da Salamanca non presta”, el propio Presidente Morales, su única experiencia es haber jugado mal al futbol, tocar una corneta y su labor como sindicalista de esto sabe mucho hoy maneja el País como una especie de sindicato sin cuidar las normas, sin respetar la institucionalidad, sin defender la ley y la justicia y lo que es peor cada día hace esfuerzos por profundizar odios, resentimientos y afán xenofóbico de cuestionar sin fundamento todo lo que representa Santa Cruz, alentando permanentemente la confrontación. Da a la impresión que el MAS no cuenta con personas más que las que se mueven en un círculo cerrado que da vuelta de cargo en cargo y luego vuelven y revuelven, entierran sus escándalos y los designan en nuevos cargos, será que no existen más miembros del MAS como Román Loayza y otros, que podemos hacer si buscan de afuera encontramos a Héctor Arce quien de abogado personal del ex Prefecto de La Paz “chito Valle” no se hizo de tripas cuajo para ser abogado de Evo, San Miguel de abogado y justificador de la Capitalización a ser ferviente indigenista, lo mismo que Quintana de ser asesor en el ministerio de defensa de Banzer a instigador de la violencia de los “movimientos sociales” y este circulo vicioso no termina nunca ¿por qué será?