Después de lo que pasó el domingo en mi país, me acordé varias veces de una entrevista que le hicieron a un patriota americano, John McCain, cuando perdió las elecciones con Barack Obama. Le pregunta el periodista ¿y usted duerme tranquilo después de perder las elecciones? Duermo como un bebé le dice. Pero como puede dormir como un bebé si no ha ganado… Si como un bebé, me despierto cada tres horas a llorar… Lo mismo me pasa, cuesta digerir perder una gran oportunidad de recuperar la patria para todos los bolivianos, pero reflexionando porque si no miramos el futuro nos convertimos en estatuas de sal.
Fuimos a unas elecciones todos ilusionados pero con las reglas de la dictadura, que a pesar de no tener al dictador en el Poder Ejecutivo, mantuvo intacto su poder en el Legislativo, en el Judicial, en el Ministerio Público y nuestros candidatos divididos y con una campaña electoral dirigida principalmente a los núcleos urbanos, además con un gobierno que de tumbo en tumbo no entendió la responsabilidad histórica de la transición.
Vivimos en Bolivia un sistema de partido único, que se inauguró luego de la consolidación del MAS en la Constituyente del 2008, cuando impuso su Constitución a sangre y fuego en un cuartel militar. Este sistema admite la existencia de partidos o agrupaciones menores pero sin ninguna posibilidad de disputarle el poder de ganar elecciones, porque las normas jurídicas o de facto acaparan el poder político en beneficio de su partido.
Esto sucede en Cuba, en Venezuela, sucedió en México con el PRI y sucedió con el MNR en nuestro país, del 1952 hasta el 1964, o con el Peronismo en Argentina. Funciona como una mezcla en la que el gobierno es el partido y viceversa y ambos dominan los tres poderes del Estado, anulando un elemento esencial de la democracia que es la división de poderes y el sistema de frenos y contrapesos.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Este sistema anula por completo la competitividad electoral, imposibilita la disputa por el poder de las fuerzas menores y peor si estas actúan inmaduramente con divisiones y rencillas que no le dan confianza ni certidumbre al electorado.
Otra característica del sistema de partido único, es el clientelismo, agigantan el Estado, reparten bonos para conseguir lealtades y eliminan la competencia empresarial al crear su propia burguesía, en Bolivia ingresaremos a un proceso de sustitución de la clase dominante a través de la acumulación de capital vía el narcotráfico y el blanqueo de capitales de la corrupción estatal.
Una de las formas de consolidar el sistema político del partido único, es la utilización del Poder Judicial y el Ministerio Público como mecanismos de veto a candidatos potables, la persecución política y judicial, el amedrentamiento y por último obligar a los actores políticos al destierro, asesinando la reputación de los opositores.
Necesitamos reponernos lo más rápido posible de esta derrota, que aunque nos genera dudas, el apresuramiento de la presidenta, de un candidato de la oposición y de gran parte de la comunidad internacional y la ineficiencia del Tribunal Electoral para dar los resultados finales, nos hace cuesta arriba una resistencia inmediata exitosa. Vamos para adelante, que el camino es largo pero la historia nos dará la razón y la victoria.
Guido Áñez Moscoso