El litio se inscribe como otra ilusión


Bolivia ha pasado por la escala de los grandes sueños que sin embargo de su tremenda realidad se han ido esfumando sin dejar mayor beneficio.

El primer sueño fue la plata extraída de su Cerro Rico en tan grandes proporciones que el Reino de España alcanzó a pagar sus deudas con los grandes del siglo XVI, XVII, XVIII. La plata de Potosí generó tal riqueza que como afirma Eduardo Galeano en sus ”Venas abiertas…” se pudo haber construido un puente desde la Villa Imperial hasta Madrid”*



Si bien ”argento” (plata) le dio nombre a una nación Argentina, al Río de la Plata, al Virreinato y finalmente a lo que fue ”el milagro agroindustrial” del pasado siglo, no fue suficiente para sacar a la ciudad de Potosí de la postración en que vive actualmente. El uruguayo exageró en sus estimaciones extraídas de fuentes confiables en la Casa de la Moneda, los archivos de Indias y otros en España y Portugal, confesó sus exageraciones por razones geopolíticas, sin restar valor para nada a la cuna de esa riqueza.

Detrás de la plata, se coloca el estaño con un aporte extraordinario a la primera época de la próspera minería, en ambas guerras para fabricar armas el metal semiprecioso sirvió como fundamento al poderío de Hochschild, Patiño y Aramayo, especialmente el segundo que construyó un Imperio económico a nivel global al punto de ser considerado Simón Patiño un gran millonario.

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Luego vino el desarrollo agroindustrial que explotó la goma, la madera, el algodón, el azúcar, el arroz que generó importantes ingresos al Tesoro, seguido del petróleo y del gas, cuya riqueza se está extinguiendo al punto que Bolivia se convertirá en importador para cubrir sus necesidades propias.

Después de ese cuadro asombroso de bienes que la Providencia ha dotado a nuestra patria está el litio. El debate se convierte en un estruendo y las apuestas se multiplican. No obstante lo invertido en su desarrollo todavía no hay resultados a la vista por lo que se intenta atraer inversiones que materialicen la industrialización y el mercadeo del litio cuya presencia en Australia, Alemania, Chile y Argentina se visibiliza con propensión de superar las expectativas nacionales de ahí el énfasis puesto en los medios para no malograr este gran sueño, que no se convierta en un fiasco, ni sea motive de un manoseo político, dejan de lado el real interés que el litio representa en la agenda del financiamiento imprescindible ante los 200 años de la República.