Mamás que vencieron la Covid-19 con la fortaleza de sus seres queridos


Sobrevivientes relatan cómo padecieron la enfermedad de la Covid-19. Su familia fue fundamental.

Madeleyne Aguilar A. / La Paz

Para miles de madres que se contagiaron del coronavirus, superar la enfermedad fue una batalla reforzada por el acompañamiento y cariño de su familia. Hoy reciben el Día de la Madre renovadas con una nueva oportunidad de vida y junto a sus hijos.

Leny, Beatriz y Carla vencieron la enfermedad, las recaídas e incluso un segundo contagio. Pero no lo padecieron solas, pues en todos los casos tenían el apoyo de sus familiares, incluso estando ellos también enfermos.



“Pocas son las personas que se muestran tan empáticas como la familia. A veces nos olvidamos de ayudar a los demás. Ahora que estamos con la nueva cepa es importante ser solidario, compartir, aunque sea una experiencia. A veces con ese tipo de tips puede salvar de alguna forma vidas”, recomienda  Carla Portugal, una sobreviviente.

Tener esta enfermedad significó para estas madres padecer taquicardia, malestar, dificultad para respirar e insomnio. La vivieron aisladas o internadas, mientras sus familiares les hacían sentir su cariño y apoyo desde el otro lado de la ventana.

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Página Siete  presenta tres historias de vida, que muestran el coraje, fortaleza y  amor. Estas mujeres sobrevivientes comparten su victoria en su día.

La enfermera Leny venció 2 veces el coronavirus

Toda la familia de Leny en un acontecimiento de festejo.
Foto leny Jemio.

Leny Rosario Jemio es licenciada en enfermería. Trabaja en el Hospital de Clínicas y a sus 50 años ya venció dos veces el coronavirus. Ella es madre y padre de su hija Carla Valdez. Además, cuida de sus sobrinos y de toda su familia.

El año pasado, en julio, enfermó con Covid-19. Comenzó a tener dificultad respiratoria, alta temperatura por las noches y, mientras trabajaba, sentía dolores a nivel dorsal. Eso provocaba que estuviera cansada.

Ella es asmática e hipertensa. En casa, se sintió peor. Entonces, su familia decidió que debía someterse a una tomografía. Ésta reveló que ya tenía problemas pulmonares. “Tenía 60% del pulmón destrozado”, revela Leny, ya recuperada.

Ella supone que se contagió trabajando. Lo triste es que luego toda su familia enfermó también. “Le contagié también a mi papá y, a causa mía mi papá falleció”, dice entre lágrimas.

Leny fue internada en un hospital porque no podía respirar. Se sentía agotada. Desde ahí, lo más difícil fue no poder atender a su familia, todos también estaban enfermos.

“Mi hija me llamaba, me decía que se había infiltrado la vía de la mamá. Era tan desesperante para mí no poder estar ahí para canalizar, para poder hacer el tratamiento a mi propia familia. Tuve que llamar a amigas, pero no había nadie disponible. Por videollamada tenía que explicar a mi hija cómo hacer el procedimiento”, relata la enfermera.

Después de una semana habló con una colega que también tuvo Covid-19, para que fuera a atender a su familia. Leny estaba particularmente preocupada por sus padres. Su madre tiene 85 años.

“Yo estaba muy delicada de salud. Me fui a internar y salí en malas condiciones. Vi a mi papá  ese último día, él lloró. Me decía : ¿por qué te está pasando esto? A los tres o  cuatro días lo internaron de emergencia y falleció”, lamenta.

La muerte de su padre coincidió con el bloqueo de caminos del año pasado. No dejaban pasar oxígeno. Él lo necesitaba, tuvo que entrar a terapia intensiva  y murió.

En 2021, nuevamente Leny se contagió de Covid. Salió positivo en mayo. “Me preocupé mucho, pero gracias a Dios, esta vez no afectó a los pulmones”, señala.

La segunda vez, el coronavirus afectó sus articulaciones. Le provocó dolores y artritis. “Mi hija se preocupa. Creo que todas nosotras que trabajamos en el sector salud estamos resignadas, porque cualquier momento nos va a caer la enfermedad. Especialmente las que tenemos enfermedad de base”, asevera la enfermera.

Esta semana recibió la buena noticia de que nuevamente es negativa a Covid-19. Ha vencido a la enfermedad. “Feliz día, mamás”, exclama la sobreviviente.

“Era tan desesperante para mí no poder estar ahí, en casa,  para  cuidar y  hacer el tratamiento a mi propia
familia”.
Leny Jemio

 Beatriz fue cuidada por su hija enfermera y su nuera nutrióloga

La abuela  ya goza de buena salud y comparte con su nieta Francis.
Foto:Freddy Barragán / Página Siete

“El apoyo de la familia es muy importante. Como dicen, familia unida sale siempre feliz. Y eso es lo que ha sucedido en mi caso”, cuenta la mamá y abuela Nancy Beatriz Loza Vera. Ella fue una trabajadora de salud. Fue enfermera profesional por 34 años, pero ya está jubilada.

Usualmente se dedica a las labores de la casa y, cuando sus nietos la visitan, juega con ellos. Esa rutina fue rotundamente cambiada cuando enfermó de Covid en julio de 2020. La enfermedad comenzó con fatiga, adormecimiento del cuerpo, cansancio y malestar nasal.

Afortunadamente su hija, quien también es enfermera, la atendió y así descubrieron que era positiva a coronavirus. Durante la enfermedad, su nuera nutricionista se encargó de su alimentación y algunas veces tuvo que hacer de enfermera porque no había personal de salud disponible.

“Me aislaron en la misma casa, en mi dormitorio. Se cuidaron con la vestimenta, el barbijo, guantes y separando mis utensilios. Mis nietos me veían de la ventana, me mandaban besos, corazoncitos dibujados en hojitas, que pasaban debajo de la puerta”, cuenta la señora Beatriz.

Su tratamiento consistía en muchas pastillas y medicinas. Con el apoyo de su hija y nuera, lo cumplió. Beatriz afirma que la alimentación es vital.

Así pasó todo el mes de julio. En agosto le dio una recaída y en septiembre otra leve. Ella afirma que lo que le mantuvo con vida fue la fe en Dios. Tanto Beatriz como su familia rezaban al “médico de médicos” y confiaban en Él.

 Se recuperó totalmente de la enfermedad a principios de 2021. Su alta fue tras el control médico particular que le hicieron en “H. C. Medic”. Su hija trabaja en ese  establecimiento. Su otro hijo también logró que la atendieran en el centro Covid en el ex hotel Radisson.

Su fortaleza para batallar con la enfermedad se basaba en el cariño de su familia. Poco a poco volvió a su rutina. Hoy puede nuevamente compartir tiempo con ellos.

“En la actualidad me encuentro bien. Agradezco el apoyo y entrega de la familia, mis hijos, hijos políticos y la fuerza que me dan mis nietos”, dice en entrevista la madre emocionada.

En 2021 ya recibió la vacuna AstreZeneca. El l 7 de abril, la primera dosis y la segunda está  programada para el 7 de julio .

Actualmente goza de buena salud. La única secuela que quedó es la fatiga y cansancio si hace esfuerzos.  Sin embargo, no descuida la bioseguridad. “A todas las mamás les digo, cuídense. Siempre cumplan las medidas sanitarias. Lávense las manos, no dejen el barbijo y, en lo posible, no salgan. No estén en lugares concurridos. La prevención es lo principal. No seamos inconscientes de la situación en  que estamos viviendo”, asevera la madre sobreviviente.

“En la actualidad me encuentro muy bien. Agradezco el apoyo y entrega de la familia, mis hijos y la fuerza de mis nietos”.
Nancy Loza

Mamá Carla: “El aislamiento significó dejar de abrazar a mis hijas”

Madre y  abuela  están felices por  reencontrarse con las mellizas.

Carla Portugal Tovar es una madre muy cariñosa y apegada a sus hijas mellizas de 10 años: Valeria  y Valentina Figueredo. Cuando enfermó con coronavirus tuvo que aislarse y, por eso, dejó de abrazarlas. Una de las motivaciones que le permitieron recuperarse fue lograr ese reencuentro con su familia.

“Cuando uno tiene hijos, la enfermedad es peor porque uno tiene que atenderlos aún estando enferma. Uno tiene que hacer lo posible para mantener la calma con ellos, porque son los que más se asustan también con el virus. Había que explicarles bien”, cuenta Carla.

Sus hijitas al principio no entendían mucho de qué se trataba. “Lloraban, reclamaban porqué no podía abrazarlas y dormir con ellas. Entonces, las acariciaba, pero solamente de espalda. Dejaba que me abracen la espalda”, recuerda la madre.

Lo más probable es que el virus haya llegado por medio de la abuela, Zoyla Susana Tovar Uriarte, quien es enfermera en el Hospital de Clínicas en la unidad de Infectología. Ella fue la primera en enfermar.

Carla tenía miedo que se contagien sus hijas. Una de ellas  había estado internada  por otro problema de salud. Entonces estaba un poco delicada. Por eso, la abuela fue a ayudarla.

Después de una semana, la abuela Zoyla  presentó taquicardia. Fue llevada al hospital por su hija, Carla, quien se quedó hasta el día siguiente acompañándola. “Parece que esa noche me contagió a mí, porque justo una semana después yo  presenté los mismos síntomas”, señala

Le faltaba oxígeno y no podía controlar los nervios, temblaba. Recién una semana después contaron con los resultados de los exámenes, positivos. En esa temporada tardaban mucho.

“No ha sido nada sencillo, porque al principio uno no tenía mucho conocimiento de cómo manejar la situación. Nos ha tocado pasar una etapa complicada con ella (la abuela), en la primera ola”, explica Carla.

Si bien actualmente el riesgo es mayor por las nuevas cepas, al principio todos ignorábamos cómo tratar la enfermedad específicamente. “Era una incertidumbre levantarse todos los días con vida”, cuenta la madre.

 Tanto la abuela como la mamá de la familia no podían respirar, tenían dificultad para dormir y presión alta. En el día  eran menores las molestias, pero en la noche era cuando más sufrían con los síntomas.  Mientras tanto sus niñas aún estaban en casa, pero alejadas por precaución.

 “Lo único bueno del virus ha sido compartir esta situación con mi mamá, haber tenido la fortuna de haber estado al lado de ella”, dice la sobreviviente. Agradece a Dios no haber perdido a su madre por el virus. Hoy ambas están recuperadas, pero el virus les dejó secuelas.

“Lo único bueno ha sido compartir esta situación con mi mamá, haber tenido la fortuna de haber estado al lado de ella”.
Carla Portugal