Algunos perritos fueron expulsados de sus hogares porque sus propietarios creían que ellos transmitían el virus. Muchas de las mascotas se deprimen y se dejan morir sin sus “papás humanos”.
Las voluntarias dan comida a los perritos en el albergue Génesis, que está en la zona Unificada Potosí de El Alto. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete.
Verónica Zapana S. / La Paz
Muñeca y Bellota, dos hermanas de cuatro patas, lloraban todos los días y rascaban la puerta de su casa, pero nadie abría, nadie se acercaba a la vivienda que se encuentra en una zona alejada de El Alto. Las mascotas no sabían por qué no regresaba su dueña, pero algunos vecinos ya conocían la fatal noticia: la propietaria de los perritos había muerto a causa del coronavirus.
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Desde entonces , las perritas se quedaron sin el cariño de su dueña. Ambas fueron rescatadas por un voluntario del albergue Génesis, donde ahora reciben alimento, cobijo y el amor de 40 voluntarios. Este hogar se encuentra en la ciudad de El Alto y se ha convertido en un espacio “de salvación” para las mascotas que se quedaron sin dueños en los últimos meses.
Foto: Carlos Sánchez / Página Siete
“Fueron los vecinos los que llamaron al albergue indicando que ambas perritas lloraban mucho porque no había quién les cuide. Su dueño falleció por covid”, contó a este medio Joseline Canaza, una de las voluntarias del albergue que se encuentra en el barrio Potosí Unificado, de la urbe alteña.
Al igual que Muñeca y Bellota, muchas mascotas quedaron huérfanas en el país a causa de la pandemia, algunas “tuvieron la suerte de quedarse en la casa de otros familiares”, pero otros fueron rescatados y trasladados a refugios o albergues. Ahora, los perritos necesitan un hogar y esperan ser adoptados.
Hoy, en el Día de San Roque, el santo patrono de los perros, Página Siete presenta siete historias de perritos que perdieron todo por la pandemia (ver recuadros).
Carla Cachaga, otra de las voluntarias del albergue, contó a Página Siete que desde que comenzó la pandemia “se incrementó el número de perros abandonados”. Aseguró que muchas de las mascotas quedaron huérfanas y otros abandonados, más aún en la cuarentena.
La coordinadora de Adoptamos Salvando Amigos Bolivia SOS, Silvia Paco, dijo que la tasa de incremento de abandono canino en la pandemia llega “al 40%”, es decir que si antes 10 perritos se quedaban sin hogar al mes, desde marzo del año 2020 hasta la fecha, 14 mascotas son abandonadas en las calles al mes por dos razones: la primera se refiere a que sus dueños perdieron la vida a causa de la Covid-19. La segunda se refiere a que algunos perritos fueron expulsados de sus hogares porque sus propietarios creían que las mascotas transmitían el virus.
“Hay una gran cantidad de perritos en las calles, algunos incluso comiendo basura”, aseguró Paco.
La rescatista independiente Enya Collazos indicó que llama la atención que los en los meses de pandemia, muchas familias abandonaron a sus cachorros porque “tenían miedo de que los perritos lleven la enfermedad a sus casas”.
Por ejemplo, Nico y Boby, dos cachorros chapicitos, vivían junto a sus dueños, pero casi siempre estaban en la calle. Pero, en la pandemia, sus propietarios decidieron hacer dormir o echar a los canes porque tenían miedo que llevaran la Covid-19 a su casa.
Otras personas decidieron adoptar la misma medida porque “toda la familia se contagió la covid” y no sabía cómo atender a sus perritos, otras personas perdieron el trabajo y como ya no tenían dinero para mantener a los canes, los dejaron en las calles.
Todas las activistas coincidieron que la pandemia no sólo afectó a las personas, sino también a esos “seres tan nobles” porque además de quedarse en orfandad, perdieron a los seres que más querían y se quedaron sin protección.
Para los perritos, la pérdida de sus “papás humanos” es muy fuerte. “Para ellos , (su dueño) es su guía, su líder y su protector. El animalito nos tiene a nosotros como lo máximo y por eso cuando pierde a su familia, queda devastado”, aseguró.
Paco explicó que ante esa pérdida, muchas veces,} las mascotas se dejan morir. Sufren de depresión, falta de apetito, se ponen enfermos y no tienen ganas de nada. “A consecuencia de ello, hemos tenido bastantes casos de esta naturaleza”, añadió.
La activista dijo que los canes que fueron rescatados por los albergues reciben ayuda de los especialistas para su respectiva rehabilitación, pero existen otros que se quedan abandonados. “Muy pocos salen adelante, la mayoría se deja morir”, añadió.
Existe además otro grupo que no sabe vivir sin sus dueños y la adaptación a otra familia es dura.
Tal es el caso de Blanquita o más conocida como Covita, una perrita que acompañó a su “papá humano” hasta el Hospital Cossmil cuando estaba enfermo, pero como no pudo entrar, se quedó en la puerta durante dos meses.
Todos los días la perrita esperaba que su dueño salga del hospital, pero él murió. “Al principio, la seguridad militar del hospital le invitaba comidita, hasta le acariciaban, pero luego indicaron que la mascota debía ser trasladada a un albergue”, contó Paco.
Esta historia se conoció a través de las redes sociales. Y los familiares del dueño reconocieron a Cobita y se la llevaron.
Otras mascotas no corren la misma suerte y todavía se encuentran en los albergues en busca de una segunda oportunidad.
“Mucha gente busca adoptar a los cachorros, pero la mayoría de los perros grandes son más educados emocional y físicamente. Son buenos, educados y agradecidos”, dijo Paco y aseguró que ahora la mayoría de estos perritos están en adopción. Agregó que todos los machos están castrados y las hembras están esterilizadas.
Solicitó a la población no tener miedo de adoptar a un perro mayor. “Algunos creen que no se podrán acostumbrar, pero no es así. Dimos perritos de 12 años y eran súper cariñosos. Son un ejemplo”, destacó.
Según las activistas, muchas personas echan a las calles los perritos que ya son grandes. “Una persona que quiere adoptar debe ser responsable con el animal. El perro no es candado o portero, sino un ser vivo que también tiene derechos”, dijo.
Se calcula que en Bolivia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay cuatro perros por cada 10 personas, es decir que existirían cerca de cuatro millones de perros en todo el país.
Tan solo en La Paz, según un reporte del Servicio Departamental de Salud (Sedes), se estima que hay más de 250 mil mascotas, por lo que el municipio paceño cada día recoge 300 toneladas de heces de perros por día.
“Y las heces a la larga pueden provocar alguna enfermedad en la población”, por eso es importante que las mascotas también sean llevadas al médico al menos dos veces al año.
Ahora, Muñeca y Bellota esperan una segunda oportunidad: conseguir una nueva familia. Mientras tanto reciben el cuidado y el cariño de 40 voluntarios del Albergue Génesis.
Don Roberto y 40 voluntarios regalan amor a los perros
Un poco cansado, pero aún con muchas ganas de atender a los más de 40 perros refugiados en uno de los dos albergues Génesis -el que se encuentra en la zona Unificada Potosí, de El Alto- don Roberto Bautista alista todo para comenzar a alimentar a los perros.
Él es el encargado del mantenimiento del refugio, donde cada día asisten en turnos al menos 10 jóvenes para ayudar a atender a los perritos. Todas las mascotas fueron rescatadas y tienen historias muy duras: fueron atropellados, estaban desnutridos, enfermos y maltratados.
En el albergue, cada uno de los perros salta y hasta abraza a todos los visitantes, todos buscan un poco de cariño y amor.
“Tratamos de darles todo el cariño que tenemos a todos, no tenemos preferidos, porque creemos que el resto se sentirá mal”, dijo Carla, una de las 40 voluntarias que acude al albergue en sus tiempos libres.
Los voluntarios, en su mayoría jóvenes, hacen dos turnos: de 9:00 a 14:00 y de 14:00 a 20:00.
La mayoría de los activistas viven en El Alto, aunque también suben jóvenes de la ciudad de La Paz.
Ellos preparan la comida y bañan a las mascotas. Hacen también el seguimiento médico de cada uno de los perritos, en especial de los que están enfermos.
Este refugio se instaló hace 14 años gracias al apoyo de la fundadora de la Asociación, Génesis Campos y su mamá María Ángulo.
Pese a que ambas trabajan, siempre se sacan tiempo para ir al hogar y ver a sus “hijitos” de cuatro patas al menos una vez a la semana.
Ellas destinan sus salarios para solventar los gastos que implica el hogar. Reciben además los donativos de varias personas.
Génesis tiene tres albergues de perritos, dos en la ciudad de El Alto -uno con 40 mascotas y otro con 11- y otro en Valle de las Flores.
El primero no contaba con agua, por eso, los voluntarios debían cargar este líquido en baldes desde el otro albergue. Pero, el viernes ya se hizo la conexión. “Este momento de mi vida se llama misión cumplida, tenemos agua”, dijo Angulo.
De acuerdo con Yoselin Canaza, otra de las voluntarias, la mayoría de los perritos abandonados son hembras. “Muchas vienen preñadas y otras con sus crías”. Es el caso de Alita, una de las perritas que fue rescatada con tres crías en un basurero y adoptó a otros cinco cachorros.
En el albergue, los perros machos son castrados y las hembras son esterilizadas.
Miler, abandonado en la pandemia
El perrito Miler fue rescatado por los voluntarios de la Asociación Génesis en Viacha. Fue justo cuando fueron a concienciar a la gente sobre el maltrato y abandono de los animales. Estaba flaco y con su pata lastimada. Ahora tiene cáncer de hueso y fue desahuciado, pero hasta el momento está feliz y con todas las ganas de vivir. Es muy juguetón.
Choquita perdió a su “papá humano”
Choquita, una perrita de raza mestiza, llegó al albergue a finales de 2020. Ingresó al refugio luego de dar a luz a sus tres cachorros. Fue trasladada a la Asociación Génesis porque su dueño falleció por Covid-19. Fue una vecina la que alertó su situación. Hoy, las crías de Choquita fueron adoptadas. Ella tiene sobrepeso y debe hacer ejercicios para bajar su peso.
Coco se quedó huérfana
Coco llegó al albergue de la Asociación Génesis porque una señora de la zona 27 de Marzo alertó a los voluntarios que una perrita estaba abandonada porque sus dueños perdieron la vida a causa de la Covid-19. Debido a ello, los voluntarios fueron a recoger a Coco y ahora la perrita vive con sus amigos, otros canes que también fueron rescatados.
Ocho mascotas abandonadas
Una mujer decidió entregar a la Asociación Génesis a sus ocho perritos. Indicó que antes los criaba porque en la casa donde vivía en alquiler, todos los habitantes estaban cómodos. Pero por la pandemia, la mujer fue desalojada por la dueña de la vivienda y ya no tenía recursos para quedarse con sus mascotas.
Muñeca y Bellota aún viven juntas
Muñeca y Bellota fueron rescatadas de la calle. Ambas sufrían por la ausencia de su dueño que falleció a causa del coronavirus.
Una vecina alertó a los voluntarios que las dos perritas estaban abandonadas. Fueron rescatadas y ahora viven en el segundo albergue de la Asociación Génesis.
Blanquita esperaba en un hospital
La historia de Blanquita o más conocida como Covita causó revuelo en las redes sociales y algunos medios. La perrita acudía todos los días al Hospital Cossmil con la esperanza de volver a ver a su dueño, pero lastimosamente falleció.
Los otros familiares de su amo la reconocieron y la adoptaron.
Nico y Boby se salvaron de morir
Nico y Boby, dos cachorros de raza chapicita, vivían junto a sus dueños, pero la mayor parte del tiempo estaban en la calle. Pero en la pandemia sus dueños decidieron expulsarlos de casa porque tenían miedo que ellos llevaran el virus a casa. Pero Enya Collazos rescató a los perritos. Boby ya fue adoptado.
4 perros por cada 10 personas hay en Bolivia, según un cálculo de la Organización Mundial de la Salud.
300 toneladas de heces de perros por día recoge el gobierno municipal de La Paz.