César Guedes : «La reducción debe ser sostenida»


Fue el encargado de dar la noticia sobre la mayor disminución de sembradíos de coca en una década en Bolivia, bajando casi 4.000 hectáreas respecto a 2010. Sin embargo, llama a continuar con la reducción de los cocales.

image Director de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito



El Deber, Santa Cruz, Bolivia

– ¿A qué atribuye la merma de casi 4.000 hectáreas en los cultivos de coca?

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A que hubo una erradicación sostenida en los últimos tres años. En 2009 se racionalizaron 6.800 hectáreas; en 2010, 8.200; y en 2011 hubo un récord de 10.500 hectáreas. Esta continuidad afecta al número que reportamos, que este año fueron 27.200 hectáreas, una baja del 12% con respecto a 2010, cuando eran 31.000 hectáreas.

– Según los datos que brinda, sigue habiendo un 60% de resiembra de lo erradicado.

– Ese siempre es el riesgo, porque estos cultivos son muy dinámicos. Hay que estar siempre alertas de que cuando se erradica una zona no se regeneren los cultivos. Hay 18.200 hectáreas en Yungas y en el trópico hay 8.600. 

– ¿Lo previsible es que a partir de ahora veamos una disminución sostenida de cocales?-

Eso es lo que quisiéramos, pero hay que tomar la cifra con cautela. Es una noticia positiva, pero no hay que cantar victoria. Este ejercicio debe continuar en los años siguientes. En 2005, por ejemplo, hubo una disminución de un 8%, pero en 2006 y 2007 volvió a subir 8% y 5%, respectivamente. Hay que continuar bajando ese número hasta llegar al punto en que el país tenga solo los cocales que necesita para consumo tradicional.

– Que aún no sabemos cuánto es en realidad…

– Exacto. Falta el estudio de la Unión Europea, que esperamos conocer en los próximos meses.

– Así como disminuyó la superficie cultivada, también aumentó el precio de la coca…

– Efectivamente, el precio aumentó un 30% y eso hace dudar a los campesinos si cambian sus cultivos o no. Pero en una proporción similar han subido los precios de  productos alternativos, como el café y el cacao. Bolivia puede convertirse en un país productor de alimentos con un sistema agroindustrial y con cooperativas eficientes, como se está haciendo en Colombia y hasta cierto punto en Perú.

– ¿Se logró concluir el estudio sobre cuánta coca se necesita para fabricar cocaína?-

El estudio se está haciendo en combinación con Colombia y Perú. En estos meses hemos encontrado que hay más eficiencia y nuevos químicos para extraer más alcaloide de la hoja de coca. Hay la necesidad de tener un dato estándar, comparable entre los tres países. Bolivia se ha demorado, pero ya tenemos el protocolo y esperemos tener pronto una cantidad.

– ¿Qué porcentaje de la coca producida se canalizó por los mercados legales?-

Hay un 38% de la coca en el mercado legal y un 62% que no. En el caso de la coca de Yungas, vemos que solo un 30% va por el mercado no regulado, mientras que en el trópico es un 92% que va por los mercados no regulados. A pesar de que Yungas tiene el doble de hectáreas que Chapare, la producción es igual. La plantas de Chapare producen más coca. El país produce 48.000 toneladas métricas de coca secada al sol y la mitad sale de Chapare.

– Según Estados Unidos, Bolivia es el segundo productor de cocaína, ¿coinciden?-

No podemos comprobarlo porque no hemos terminado el estudio. Estados Unidos dice que los cultivos colombianos están debilitados por la aspersión aérea con químicos, por lo que producen menos que los peruanos y bolivianos. Ese es un factor que no podemos discutir. 

– ¿Cómo sería un buen año de la lucha contra el narcotráfico en Bolivia?

– Depende de varios factores. Se debe seguir reduciendo la cantidad de hectáreas de coca, contar con un estudio que establezca cuánta cocaína se puede producir con esa coca, que los niveles de interdicción, captura de droga, destrucción de fábricas y aprehensión de personas involucradas sea cada vez mayor. Esto daría la idea de un buen año, y un mejor control a cargo de las autoridades del país. Y, adicionalmente, provocaría que la comunidad internacional apoye a Bolivia. 

– Recientemente el Gobierno ha reconocido la presencia de clanes extranjeros en Bolivia, ¿cómo ve el asunto?

– Ya se había notado desde el año pasado con la presencia de emisarios que traen conocimientos y técnicas. Hay gente vinculada a organizaciones criminales que están también muy armados. Lo hemos visto en el enfrentamiento del año pasado cerca del Tipnis y también recientemente en San Germán. La globalización ha llegado al mundo de las drogas. Hay interés de que Bolivia tenga niveles altos de producción y estos niveles se logran con el conocimiento de gente que puede venir de fuera. Pero de nada sirve estigmatizar nacionalidades, lo que hace falta es cooperación entre vecinos.