Jimmy Ortiz Saucedo El Censo 2012 exacerbó un añejo problema nacional: la falta de una clara demarcación de los límites departamentales, provinciales y municipales. Ésta elemental falencia es la demostración de nuestro fracaso como Estado. Bolivia es un País fallido. La clase política boliviana no ha tenido ni siquiera la capacidad de definir los límites internos, a 187 años de su fundación, que se puede esperar de otros aspectos.Los problemas de límites son habituales, con frecuencia generan conflictos de pequeña, mediana y alta intensidad.Una publicación del periódico Correo del Sur (13-11-11), expresa: “Un 93% de municipios tiene disputas limítrofes”. “Todos esperan la aprobación de una Ley o el Censo de Población y Vivienda para solucionarlo. Según datos expuestos en el proyecto de Ley de Unidades Territoriales que actualmente se encuentra en la Cámara de Senadores (…) datos revelados en mayo durante la realización del 1º Encuentro Nacional de Direcciones de Ordenamiento Territorial en Sucre”. El Censo ya pasó, la bendita ley duerme en el parlamento, y el Estado Plurinacional haciendo aguas por todos lados, igual que siempre. Seguimos esperando el País que nunca llega.Un somero repaso de las noticias sobre problemas territoriales que se presentaron, previos al Censo 2012, muestra los siguientes titulares: “Inicia conflicto entre Villa Montes y Yacuiba” (El País 30-08-12). “Oruro acepta ir al Censo pero con la cartografía departamental de 1826” (Los Tiempos 14-11-12). “Pobladores de Aucapata y Tacacoma se enfrentan” (La Razón 15-11-12). “Regiones con conflictos de límites piden solucionarlos antes del Censo” (La Patria 16-11-12). “Surge tensión entre pobladores de Chimoré y Puerto Villarroel, se reportan enfrentamientos” (Radio Fides 17-11-12). Conflicto Cruz de la Sierra-Cotoca “Discusión sobre límites será luego de la consulta” (El Deber 17-11-12). “Levantan bloqueo en Colomi luego de violentos disturbios por boleta censal” (jornadanet.com 17-11-12). Estos conflictos muestran que Bolivia es un conjunto de pueblos y naciones inconexas, con mayor coherencia interna que nacional. En Bolivia hay, Cambas, Collas y Chapacos; para simplificar el análisis, lo que no hay son bolivianos. Ese es el problema de fondo. No hemos tenido la capacidad de construir un verdadero Estado, como han logrado nuestros vecinos del continente, para no ir más lejos.Y es que un País no se construye a palo, matando gente, vejando pueblos, con constituciones ilegítimas hechas en cuarteles. No se construye País con presos políticos y exilados. Tampoco con imposiciones raciales, ni con colonialismos internos. Mucho menos con centralismos miopes e injustificado odios ancestrales. Esta es la fórmula del fracaso que vivimos.Bolivia solo será viable cuando hombres sabios y de noble corazón nos gobiernen. Cuando líderes verdaderos muestren el camino, haciéndonos soñar con un destino común. Cuando algún padre fundador logre unir con justicia e igualdad las naciones que lo conforman, haciéndonos sentir bolivianos a todos. Porque un País no es solo un territorio y una población, un País es sobre todo metafísico, está en nuestra mente y en nuestro corazón.