Un desmemoriado cocalero y la historia de la 1008

Asistió a las negociaciones con el entonces canciller Guillermo Bedregal y se lo recuerda posando muy sonriente para las cámaras con el entonces ministro de Gobierno Pérez Beltrán. Evo participó en la  elaboración de la Ley 1008

imageEl presidente Evo Morales es también Secretario Ejecutivo de las Seis Federaciones de Cocaleros del Trópico de Cochabamba (foto ABI, julio de 2008)

Hay muchos capítulos de la vida personal y política de Evo Morales que sus apologistas se han encargado de deformar, falsear u ocultar en forma sistemática para proyectar la imagen del líder indígena que desde la cuna ya había sido predestinado para redimir a su pueblo luego de 500 años de opresión.



De esto saben mucho los especialistas en imagen y las ONG´s que financiaron libros y películas sobre el “jefazo” en las que hasta se pretendió mostrarlo como una reencarnación de Tupac Katari, que en ese su camino hacia la redención tuvo que confrontar innumerables visicitudes, entre ellas la pobreza y el tener que arrastrar por la fuerza a cholitas al interior de sórdidos alojamientos en Oruro.

Pero hasta ahora habían callado muy bien uno de los aspectos más oscuros de la vida del dirigente cocalero pero que por suerte ha sido puesto nuevamente sobre el tapete por boca del propio Evo Morales.

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Se trata de la participación que tuvo Evo Morales, allá por el año 1988, durante el gobierno de Víctor Paz Estensoro, cuando se negociaba la Ley del Régimen de la Coca y de Substancias Controladas más conocida como la Ley 1008.

En una reunión de procuradores de Argentina, Venezuela, Ecuador y Paraguay, a Evo se le ocurrió decir que esta ley fue redactada en inglés y que en este idioma se la mandaron hasta el Chapare. Aparentemente a alguien se le ocurrió hacerle una broma de muy mal gusto a Evo dado que su conocimiento del español deja mucho que desear y más aún del inglés.

Pero este no es el tema. Evo, como ocurre en muchas ocasiones, lo que está buscando es deslindar su responsabilidad sobre la aprobación de esta ley que tanto abomina pero que no se atreve a derogarla. En esa época, Evo ya era  dirigente de los cocaleros del Chapare y había ascendido en su situación de simple organizador de campeonatos de fulbito.

El asistió a las conversaciones que eran dirigidas por el entonces canciller Guillermo Bedregal y que se realizaban en el auditorio del Ministerio de Educación. Se lo recuerda también a Evo posando muy sonriente para las cámaras con el entonces ministro de Gobierno, Eduardo Pérez Beltrán, luego de consensuada la ley. Muchos parlamentarios y medios de comunicación de la época pueden dar fe de ello.

Evo debe recordar que uno de los aspectos más debatidos era si se aprobaban leyes separadas para la hoja de coca y para las sustancias controladas o una sola que englobara ambos aspectos y debe recordar también que nada dijo en oposición a algunos términos draconianos contenidos en esa norma.

Por tanto, Evo miente cuando dice que la ley la conoció en inglés. El participó durante toda su elaboración y si no puso mayor empeño en eliminar aspectos que pudieran perjudicar a sus compañeros cocaleros, sus razones tendría. No está demás recordar que el Evo que conocemos tuvo su génesis precisamente en esa época, cuando abandono las flotas para recurrir al avión para trasladarse a diferentes puntos del país y que además tuvo los recursos necesarios para marginar a quienes podían hacerle sombra en la conducción de los sindicatos de cocaleros del Chapare.

No es que Evo tenga mala memoria. Simplemente recurre al cinismo para no recordar lo que no le  conviene, es decir, sus actuaciones pasadas que van a contramano de la imagen fabricada del líder que de humilde dirigente cocalero llegó casi por arte de magia, a presidente de la república.