“No hay tierra privada, ¡yo así lo digo!»

clip_image002El presidente Hugo Chávez cabalgando por Barinas, su estado natal (Maikel Torcatt)

La VanguardiaCorresponsal en América Latina

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Joaquim Ibarz 

Hugo Chávez acelera el paso para conducir a Venezuela al totalitarismo. El presidente venezolano aprovecha la ola de popularidad por su triunfo del referéndum del 15 de febrero –que, violando la propia Carta Magna, reformó la Constitución para permitir la reelección indefinida- para acorralar a la oposición e implementar lo más rápido posible la revolución en la economía. Tras la detención del general Raúl Isaías Baduel y de la marcha al exilio de quien fue líder de la oposición, Manuel Rosales, el líder bolivariano arremete con más fuerza contra la empresa privada.

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La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que depende de la OEA, incluyó a Venezuela entre los países que "necesitan mejorar la defensa y el cumplimiento de los derechos humanos". Chávez calificó de "cínicos e inmorales" a los elaboradores del informe. "Váyanse largo al cipote señores de la fulana e inefable comisión", dijo Chávez. Chávez dijo que informes como el de la CIDH invitan a preguntarse para qué sirve la OEA. "Venezuela pudiera salirse de la OEA y convocar a los pueblos de este continente a que nos liberemos y formemos una asociación de pueblos libres para que se incorporen los que quieran", planteó el presidente venezolano.

El pasado domingo, Chávez afirmó que "la tierra, como el petróleo, es propiedad del Estado". Para el mandatario no existe la propiedad privada de la tierra; por ello, está decidido a replantear el concepto de propiedad privada y hacerlo virar hacia el de ‘propiedad social’. Chávez instó a "apurar el paso", para en menos de 10 años, "instalar en Venezuela la hegemonía socialista". Afirmó que en esta nueva década Venezuela acabará con la "hegemonía capitalista" que todavía existe en el país, para instalar la "hegemonía socialista". Según dijo, la revolución industrial, la revolución agrícola, la revolución gasífera y la revolución energética, conforman la revolución económica socialista.

Chávez subrayó que la tierra pertenece a la nación y sólo es cedida a productores particulares para que puedan desarrollar distintos tipos de actividades: "La tierra no es privada es propiedad de la nación, es como el petróleo. La tierra por naturaleza es de todos, como el río, el aire, eso hay que tenerlo claro. No hay tierras privadas, ¡yo así lo digo! En Venezuela no hay tierras privadas, Aquí nadie es dueño, ¡todos son ocupantes! Y el que la ocupe tiene el deber de trabajarla, si no pierde ese derecho. Aquí no hay tierras para vacacionar".

"¡Loyo, al ataque! Autorizado y aprobado", ordenó Chávez a Juan Carlos Loyo, presidente del Instituto Nacional de Tierras. "¿Qué dicen los latifundistas? Que esto es un robo. Es lo mismo que dice un ladrón cuando lo capturan: "soy inocente"", señaló.

Bajo esta consigna, aprobó la expropiación de más de 10.000 hectáreas de fincas en Barinas, su estado natal. Chávez dijo que las tierras confiscadas no eran aprovechadas o sus presuntos dueños no tenían documentos que acreditaran su propeidad. Advirtió que si no ponen a producir bien la tierra, perderán el derecho de explotarla.

"Puede haber ocupantes y productores produciendo la tierra, pero si no la producen bien, pierden el derecho de explotarla", dijo el presidente. Según Chávez, si se analizan con profundidad los títulos de propiedad de los actuales dueños de la tierra, se llegará a la conclusión de que "no hay tierra privada", pues "casi todas estas extensiones son producto del despojo y de la violencia de los poderosos contra los campesinos, los indígenas, los pobres. Por eso llegó la revolución, para poner las cosas en su lugar", señaló.

Ofensiva sin fin contra el sector privado

La ofensiva de Chávez contra el sector privado parece no tener fin. Tras haber anunciado, el jueves pasado, una ley que permite al Estado controlar las empresas de servicios petroleros, el domingo anunció nuevas expropiaciones de tierra. En su programa dominical de radio y televisión Aló, Presidente, Chávez firmó órdenes de expropiación de 10.305.5 hectáreas. El anuncio de la expropiación de tierras se enmarca en la estrategia del mandatario para acabar con los latifundios y su plan para fomentar la producción de alimentos, con el fin de alcanzar el "autoabastecimiento" alimentario.

En los últimos años, el Gobierno venezolano ha expropiado más de 2,5 millones de hectáreas de tierras que considera improductivas o pertenecientes a latifundios para entregarlas a cooperativos. La distribución de esas tierras se realizó en medio de las fuertes protestas de sus propietarios, que denuncian atropellos a las leyes y procedimientos. La realidad evidencia, una y otra vez, que fincas que estaban en plena producción se convierten en terrenos baldíos después de la confiscación.

Las declaraciones de Chávez coinciden con los procesos de nacionalización de las principales empresas de Venezuela (telecomunicaciones y electricidad), la toma de control hace unos días de 60 compañías de servicios petroleros, y la divulgación de un proyecto de ley que prepara la Asamblea Nacional que, aunque no anula la existencia de la propiedad privada, la supedita a los planes del Gobierno.

Un día después de la nacionalización de las 60 empresas de servicios petroleros, Chávez ordenó la confiscación de 300 lanchas de contratistas privados que operaban para la petrolera estatal PDVSA en el lago Maracaibo, corazón de la producción de hidrocarburos del país. El presidente venezolano afirmó que, con el control de las operaciones, el país se ahorrará 700 millones de dólares al año y se reducirán en un 20% los costos de extracción; a su vez, 8.000 trabajadores de las contratistas pasarán a la nómina de PDVS.

Comentaristas opositores destacan que con estas medidas el Gobierno pretende eludir una deuda de más de 5.000 millones de euros que se ha acumulado en los últimos meses con decenas de contratistas, a los que no paga.

La última encuesta de la empresa Datanálisis indica que el 78,5 % de los venezolanos considera que el gobierno de Chávez debe respetar y hacer respetar la propiedad privada.

El proyecto de Ley de Propiedad Social, aún en fase de elaboración en el Parlamento de clara mayoría chavista, establece en su Artículo 5: "El Ejecutivo Nacional, cuando se determine la existencia de bienes cuya actividad productiva no esté orientada a satisfacer las necesidades reales de la población o no se corresponda con los intereses nacionales (…) podrá decretar la adquisición forzosa, mediante justa indemnización y pago oportuno de la totalidad de un bien o de varios bienes y declararlos de propiedad social".

Según este proyecto de ley, declarar alguna cosa como propiedad social tendrá la finalidad de impulsar "la construcción colectiva y solidaria de la economía socialista, prevaleciendo en ello los intereses de la población sobre la reproducción del capital". Cuando se apruebe, esta ley será el corolario de una serie de decisiones tomadas por Chávez en los últimos meses para acabar con la propiedad privada y profundizar el camino al totalitarismo.

Además de la estatización de los sectores empresariales ya citados, Chávez ocupó por la fuerza procesadoras de alimentos y otros sectores, asegurando que son "de utilidad pública" y, por lo tanto, deben ser administradas por el Estado.

Ismael Pérez Vigil: "No ha pagado nada"

Los sectores productivos e industriales expresaron su descontento ante los anuncios de Hugo Chávez. Ismael Pérez Vigil, presidente de la principal cámara industrial del país (Conindustria), señaló que la ley protegerá la discrecionalidad del Gobierno para expropiar bienes y se mostró desconfiado sobre el pago de las indemnizaciones: "Ya sabemos que el Gobierno no tiene recursos, sabemos en qué han parado las negociaciones con las multinacionales (…) No ha pagado nada".

Jorge Botti, vicepresidente de la principal asociación de empresarios del país, Fedecámaras, calificó la ley de neocomunista.

Aunque el pueblo venezolano rechazó en el referéndum constitucional de 2007 que se incluyera en la Carta Magna el concepto de propiedad social, el proyecto de ley desarrolla toda una metodología para la implementación de la economía socialista. Específicamente, establece que en los predios o bienes que se declaren como de propiedad social trabajarán unidades productivas socialistas y empresas socialistas, cuyos trabajadores deberán ser propuestos y seleccionados por los consejos comunales y, sin distingo de cargo o jerarquía, devengarán el mismo salario.

Chávez se esforzó por explicar al embajador chino –invitado especial- las medidas tomadas para conducir a Venezuela hacia el socialismo. Puso como ejemplo la fabricación del teléfono celular vergatario, distribuido por la compañía estatal Movilnet. Según Chávez, el móvil provocó "la locura" en los consumidores venezolanos, que lo compraron para obsequiarlo en el día de las madres. También enunció la comercialización de electrodomésticos, como neveras y lavadoras de procedencia china, a través de la red de distribución Mercal Hogar.

Chávez reveló que Cuba, uno de los países agrícolas más improductivos del mundo, brinda asesoría para el desarrollo del campo. El jefe de la misión agroalimentaria del régimen de La Habana, Sergio Oliva, informó que sólo en Barinas hay 109 colaboradores agrarios cubanos.

La amenaza más grave de Chávez contra Globovisión

Chávez aprovechó su programa semanal para denunciar a las cadenas de televisión y radio privadas por "incitar al odio" y "manipular" sus informaciones. Al recordar que la potestad para renovar los permisos de transmisión los tiene el Estado, subrayó que "una cosa es la crítica y otra la conspiración" y que no permitirá que algunos medios crean estar "por encima de la ley". Chávez indicó que actuará enérgicamente contra los medios que difunden "mensajes de odio, atropellan la verdad e incitan a la guerra".

Al referirse a Alberto Federico Ravell, principal accionista del canal informativo Globovisión, Chávez dijo en tomo amenazante: "Es un loco con un cañón". Con tono solemne advirtió sobre lo que podría suceder tras el cierre del canal privado. "Hemos aguantado demasiado. O eso se acaba o yo me dejo de llamar Hugo Chávez Frías", sentenció. Luego pidió al pueblo chavista que se prepare ante las amenazas opositoras de lanzar una nueva guarimba (protesta callejera) si el canal es cerrado.

El presidente recordó a los medios audiovisuales que las frecuencias por las que transmiten no son suyas sino del Estado, y que su utilización está sujeta a responsabilidad. "Una persona que recibe autorización para llevar una pistola debe responsabilizarse de su uso, no puede ir por la calle disparando a diestra y siniestra", puso como ejemplo.

Chávez señaló que algunos dueños de medios creen que no tomará medidas contra ellos por miedo al escándalo internacional que se podría generar si los cierra o les anula la concesión de uso de las frecuencias. "Se pueden llevar una sorpresita en cualquier momento. No se equivoquen, que están jugando con fuego. No se crean dueños del espacio electromagnético, nadie lo es", advirtió Chávez. "Burgueses, pitiyanquis, pónganse a creer que yo no me atrevo, pónganse a creer en esos cuentos, se podrían llevar una sorpresita en cualquier momento", agregó.

En mayo del 2007, el Gobierno venezolano no renovó la concesión de la cadena de televisión RCTV por mantener una línea de clara oposición a Chávez; esta decisión que provocó fuertes críticas dentro y fuera del país y provocó el nacimiento del movimiento estudiantil, que desde entonces denuncia las medidas antidemocráticas de Chávez. RCTV transmite ahora desde Miami y por cable.

Chávez condenó la actuación de Globovisión el día del seísmo de 5"4 grados de intensidad que el pasado día 4 estremeció a la ciudad de Caracas. El canal informó del temblor antes que lo hicieran los medios de comunicación y organismos especialistas oficiales. Para Chávez, ese comportamiento es delictivo.

Alberto Federico Ravell recordó a los televidentes de Globovisión, que el día del terremoto el canal que dirige trató de conectarse con la señal del canal oficial VTV, pero ni éste ni ningún otro medio estatal estaban transmitiendo información sobre el movimiento telúrico.