Vemos las noticias y las declaraciones de los llamados líderes indígenas aimaras y nos preguntamos si la ignorancia, ¿es otra forma de la estupidez? Y si somos personas cautas y analíticas, podemos afirmar desde cierto punto de vista, que sí… del mismo modo que la fiebre es parte de la enfermedad, sin ser la enfermedad misma. Que quede claro, que el ignorante no es necesariamente estúpido, ni el estúpido es siempre ignorante. Pero ambas condiciones no pueden ser separadas absolutamente.
Choquehuanca el vicepresidente, hombre estudiado y formado y “EVADAS” (un libro muy vendido y conocido a nivel internacional lo bautizó así) Morales, un mero empírico sin mucho estudio ni formación, ambos con las mismas raíces culturales e igualdad de oportunidades respecto al poder político. Son el claro ejemplo de aquella línea que separa a la estupidez de la ignorancia. O sea, ejemplo donde la estupidez alimenta y presupone la ignorancia; el poder para ellos, fue y es la condición aguda donde la estupidez se les convirtió en un mal crónico.
El prejuicio racial, es lo que más enarbolan para que florezca de manera determinante la estupidez masista aimara, aclarando que ambos pertenecen a esta etnia cultural. No nacieron con este prejuicio, sino que sus yatiris y guías políticos, se aprovecharon de sus conocimientos precarios en el arte de la política, encargándose de influirlos en ese sentido. Era necesario enseñarles a odiar.
Toda forma de estupidez de parte de estos tenebrosos individuos, no es MAS que una expresión de temor. Pues si el prejuicio racial (expresión principal de esta forma particular de imbecilidad) es simplemente asunto de una “amenaza colectiva” que ellos ven de manera fantasiosa, es simplemente el no querer perder el poder que los mantiene en una vida MAS placentera llena de suntuosidades, como cualquier ser humano emborrachado por el poder y el dinero de la corrupción. En otras palabras, cualquier hombre discreto o inteligente podrá exaltar o superar sus prejuicios; el estúpido, será inevitablemente presa de ellos y es lo que viene sucediendo al interior del partido que gobierna este país.
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Estos dos personajes, creyeron que, al llegar a tener autoridad, también significaba que la inteligencia necesaria les llegaba con el cargo para poder mandar de una manera veraz y elocuente, un pensamiento peligroso y falso, como todos sabemos. La adquisición de autoridad, en ellos, significo y determino la pérdida de la poca inteligencia que tenían, la atrofia mental y un estado crónico de estupidez. Nadie negará, que todo aquello que aparentaban ser, cayeron rápidamente en la trampa de la tentación, ni bien se apoderaron del escritorio presidencial y del archivador de papeles, la letra remplazo al espíritu indígena, el precedente anulo sus iniciativas y las leyes que ellos fabricaron a su antojo, se sobrepusieron a los principios y valores que la sociedad boliviana mantenía, sin darle lugar a la piedad y a la comprensión.
Con estas acciones, todas las oficinas gubernamentales se convirtieron en viveros de estupidez, y desempeñan hoy en día, el mismo papel que las aguas estancadas. Es inevitable: aún el burócrata más inteligente sucumbe a la infección de la porquería corrupta y se sostiene precariamente en pie, gracias a una administración de fantásticas complicaciones.
Pero vamos más allá de la estupidez que vemos todos los días en el gobierno, en las necedades que dice el vicepresidente respecto a los profesionales, cómo en la desesperada actitud del pedófilo y corrupto “uno ya sabe quién”. Tenemos que centrarnos en la problemática social y política que el poder del narcotráfico nos ocasiona como país, que ya es reconocido como un Narco Estado y su influencia en las altas esferas dirigenciales del partido MAS. Donde una guerra interna entre los supuestos jefe del cartel del Chapare y el jefe del Narco Estado, está mostrando, que cualquier momento adquirirá un matiz preocupante a nivel internacional. “EVADAS” Morales quiere esquivar ser incluido en la lista de la DEA como uno de las cabecillas MAS importante del tráfico y protección de droga en el continente y Tilín, necesita desprenderse de una sociedad narco, que le impide tener acceso a recursos financieros internacionales para paliar la crítica situación económica del país.
Cuando las redes del narcotráfico transnacional se asientan en un territorio específico, en este caso BOLIVIA, para existir como proyecto ilegal debido al contexto de prohibición, deben desplegar una serie de estrategias que les garantice la complicidad, la indiferencia social o la intimidación que paralice cualquier intento ciudadano por atentar contra sus actividades y esto vino sucediendo desde hace MAS de 4 décadas, con mayor énfasis en los últimos 15 años.
Por las décadas de 1970 y 1980, cuando las redes del narcotráfico se empezaron hacer visibles en el territorio del oriente boliviano, en el imaginario de la región “los narcos” se identificaban por su procedencia popular y generalmente rural. Las tradicionales “clases altas” de la región, sobre todo en Santa Cruz, debieron compartir sus nichos de privilegios con los recién llegados, muchos de ellos del departamento del Beni. De esta forma, las rígidas fronteras que caracterizaban a la jerárquica sociedad cruceña se hicieron porosas y fueron testigo de la forma en que los “nuevos ricos” ingresaron a espacios como clubes, colegios, universidades, colonias y barrios que antes les estaban vetados. Pero en la actualidad, la sociedad paceña y la cochabambina también sufrieron estos cambios. Las redes transnacionales del narcotráfico han cambiado y a la imagen rural y campesina del narcotraficante, se ha contrapuesto la imagen de los urbanos, cosmopolitas y especializados empresarios ilegales o llamados por los masistas, como la nueva clase media emergente.
El poder social del narcotráfico, es digno de estudio, vemos de manera ofuscada, a quienes han logrado posiciones privilegiadas dentro de las redes del narcotráfico construyendo un capital suficiente para “subsistir tranquilamente”, y si les preguntamos, ¿Por qué no buscan una nueva forma de ganarse la vida? Las respuestas son lógicamente variadas: por costumbre, porque no saben hacer otra cosa, porque consideran importante contar con la red de complicidades a la que acceden gracias al narcotráfico, porque no quieren modificar su estilo de vida, porque las alternativas de empleo legales no las encuentran atractivas, porque no perciben oportunidades laborales en el mundo de la legalidad, porque les gusta y les divierte su estilo de vida, entre otras. Pero la principal de todas, es que se sienten protegidos por el gobierno masista, por la justicia masista, por la policía masista, por los jueces masistas… Todas las respuestas nos llevan al poder y la influencia que ejerce Evo Morales como el protector de este mal endémico.
El poder del narcotráfico en Bolivia, está fundamentalmente asociado con el poder político del Estado, ni duda cabe. Este tipo especial de poder, constituye la forma principal de una relación jerárquica de poder. En otras palabras, se confirma actualmente que “el poder del Estado es la forma más visible del poder” en todo sentido.
Las nociones de lo moral y lo inmoral, de lo justo y de lo injusto, principios y valores, no tienen en este momento cabida. ¿Cómo entender la ideología de los narcotraficantes que no consideran que su actividad económica suponga un perjuicio para la economía y la sociedad en nuestro país? ¿Cómo concebir que en diversos sectores sociales las fronteras entre el bien y el mal se esfumen de tal manera que los narcotraficantes aparezcan como héroes redentores, como sucede actualmente? ¿Cómo comprender que en las redes del narcotráfico la instrumentalización de la violencia sea planificada, racional e inteligente? Donde no hay un poder común no hay ley y donde no hay ley no hay injusticia. La fuerza y el fraude son las dos virtudes que manejan muy bien, los estrategas narcos del poder político masista.
En este punto, es importante subrayar, que el típico escenario de acción de los narcotraficantes no es el ejercicio ilegal de poder, la protección y la extorsión en el sector legal, sino la producción y en especial la comercialización de drogas ilegales. Los narcotraficantes no viven del control territorial, sino que derivan sus ganancias de comercializar sus mercancías en diferentes países. No se apropian de territorios; trascienden fronteras. Esto quiso hacer “EVADAS” Morales en el Perú, con Castillo, y los peruanos se dieron cuenta a tiempo. Aunque para operar en el mercado de las drogas ilegales se requiere de poder; y entre más éxito se obtenga en el mercado, más poder se puede acumular; el punto de partida de la actividad de los narcotraficantes, es diferente a la de los grupos mafiosos.
Para mantenerse en el negocio los narcotraficantes se ven obligados a ejercer un poder mayor que el de cualquier empresario legal, dado que incluye la instrumentalización de la violencia, sin embargo, la motivación de origen no es el control y el poder territorial sino la persistencia de su proyecto ilegal: Son comerciantes más que potentados.
En estos días la narcotización de la realidad ha tenido un arranque curioso, primero aparecieron las noticias y luego los hechos de su referencia y MAS que seguro esto recién empieza, porque es una verdad de que las drogas resaltan los problemas sociales que la pobreza causa entre los sectores de más bajos ingresos, donde el tráfico de drogas se vuelve una estrategia de sobrevivencia para importantes sectores de ellos, en particular de jóvenes, mujeres y adultos mayores. La provisión de drogas es una actividad ilícita que tiene el mérito de asegurar mejores ingresos que otras actividades de comercio al menudeo, servicios personales, trabajos precarios, trabajos por cuenta propia, etc., Es una actividad de riesgo, que protegido por el gobierno, se asegura el entorno social y económico, sobre todo, tiene el mérito inmoral, de ser un delito sin víctimas.
Las preguntas por ahora son ¿Quién ganará esta guerra de intereses? ¿A “EVADAS” Morales le pondrán precio a su cabeza? ¿Choquehuanca dejará de inspirarse con piedras para dejar de hablar estupideces? ¿Bolivia será el paraíso de los carteles de drogas? ¿La NARCO DEMOCRACIA se mantendrá en el país?
Estas y muchas más, seguramente rondan en sus macabros pensamientos, es hora de que nos demos cuenta, que la frágil PITITA se está rompiendo.