La pequeña de 12 años llegó a pesar solo 26 kilos, dejó de estudiar y cambió su carácter. Estuvo internada en el centro municipal de Nutrición en la capital cruceña.
«Buscaba grupos en redes sociales para aprender a vomitar», cuenta Mariela (nombre ficticio), la madre de una niña que sufrió anorexia nerviosa, un trastorno alimenticio que causa que las personas pierdan más peso de lo que se considera saludable para su edad y estatura.
La pequeña, en uno de los momentos más críticos, pasó de ser una estudiante con excelentes calificaciones a dejar sus estudios y llegó a pesar solo 26 kilos, 20 menos de lo que se considera saludable para sus características físicas.
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Mariela vive en Santa Cruz y cuenta que emocionalmente su hija pasó de tener 12 años a solo 7. «(su hija) Empezó a hacer berrinches, un día porque le di un yogurt me hizo escándalo en la calle. Ahí comprendí que mi hija tenía un problema. Dejó de reír«, cuenta la mujer con la voz quebrada.
La primera acción que provocó la alerta de esta familia fue que la pequeña comenzó a retirar los carbohidratos de su comida. La llevaron a un nutriólogo, pero pese a la guía del especialista siguió empeorando.
«Una vez entré a su habitación y olía mal. Revisé y tenía comida guardada en mal estado. Toda la comida que nosotros le dábamos, la ocultaba en bolsitas. No comía«, explicó esta madre sobre el periodo que coincidió con el inicio de la pandemia, en 2020.
«A veces me despertaba a medianoche y la encontraba haciendo ejercicio en la oscuridad. Por más que yo intentaba que ella pare, no paraba», recuerda Mariela, aún conmovida por la crisis que pasó su hija y considera que la situación que la hizo reaccionar fue que tuvo que ser internada de emergencia, pasó varios días con suero, por su débil estado de salud.
La pequeña tiene tres hermanos, su madre la describe como muy competitiva. Sin embargo, en cuestión de meses cambió completamente su carácter. La madre apunta a las redes sociales como una de las causas del trastorno alimenticio de su pequeña.
«Mi hija tenía baja autoestima y fue presa fácil de las redes sociales, donde veía a niñas muy delgadas. Entonces quiso ser como ellas», según explicó la mujer al añadir que incluso toda su familia tuvo que asistir al psicólogo como parte de la terapia de la menor.
Esta madre se anima a contar la historia de la pequeña porque busca concienciar sobre que cualquier familia puede pasar por estos problemas y deben estar alerta a los signos.
Más de un año después, la niña volvió a ser la de antes. «A veces ella (mi hija) quiere controlar su alimentación, pero con la ayuda sicológica que recibe, reacciona. Ahora dice que tiene un estilo de vida saludable», reconoce la madre, quien aún está muy pendiente de su hija para acompañar su recuperación.
El director del Centro Municipal de Nutrición, donde ayudaron a la pequeña, Édgar Valdez indicó que principalmente atienden a niños con peso y talla baja y desde hace cuatro años a adolescentes con anorexia y bulimia.
El centro de nutrición es municipal de la capital cruceña, por lo que la atención es gratuita. Está ubicado en la Villa Primero de Mayo, junto al centro de salud 18 de Marzo.