MAS. Los críticos guardan silencio por temor a represalias; hay al menos 8 disidentes históricos


En siete años, el partido del presidente Evo Morales (MAS) tiene al menos 8 disidentes históricos. Cuatro de ellos estuvieron en la plana mayor del Ejecutivo. El resto en otros niveles del Gobierno. Todos cuestionan el rumbo del proceso. También hay legisladores que cuestionan la línea oficial del masismo pero son castigados con diversas medidas que inviabilizan su labor.

Los críticos en el MAS guardan silencio por temor a represalias

Hay legisladores que cuestionan la línea oficial del masismo. Castigo. Las amonestaciones van desde “inviabilizar” propuestas hasta no concederles cargos ni oficinas. Un diputado oficialista rechaza las sanciones por disentir.

Página Siete / La Paz



En la Asamblea Legislativa hay parlamentarios del MAS que tienen una posición crítica a la línea oficial respecto a la aprobación de leyes, pero éstos no se pronuncian de forma pública por temor a las represalias que pueda haber en su contra, según legisladores consultados.

El tema volvió a saltar a la palestra a principios de mayo, luego de que la diputada Rebeca Delgado, expresidenta de la Cámara Baja, cuestionó la Ley de Aplicación Normativa, que habilita al presidente Evo Morales a ser reelecto por un periodo más en 2014. Las declaraciones le valieron ataques de sus correligionarios.

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Una senadora masista, que pidió no dar a conocer su identidad, afirmó que en la Cámara Alta hay al menos 20 senadores, entre titulares y suplentes, que tienen una “postura crítica” y contraria a sus ocho compañeros quienes “dominan” en la bancada y acatan sin cuestionar las directrices del Ejecutivo.

El senador oficialista Manuel Limachi revalidó aquello y afirmó que “la gran mayoría no está de acuerdo con lo que están haciendo” pero que no se animan a manifestarse por miedo.

En Diputados el panorama es similar. El asambleísta Bienvenido Zacu, que se define como parte de la corriente crítica, asegura que quienes salen a la palestra son él, Delgado y dos diputadas indígenas, aunque hay más con ese perfil, pero no se pronuncian por recelo.

El recelo es porque quienes se muestran críticos sufren represalias, dice la senadora que prefirió no dar a conocer su nombre.

Según la fuente, las represalias contra quienes cuestionan las directrices oficiales van desde la “inviabilización” de los proyectos de leyes que presentan hasta no dotarles de recursos para contratar personal.

Incluso, agrega, se dan casos de no facilitarles oficinas o no tomarles en cuenta cuando se presentan viajes al exterior. “Los castigos no se anuncian ni dicen que es porque cuestionas: las decisiones se toman y ya”, afirma la informante.

Zacu añade a esas sanciones la “amenaza” de quitarles el escaño a quienes se manifiestan de forma diferente o de no ser designados en ningún cargo.

“Por ser contestatario he sido castigado. Este año ni siquiera un comité me dieron. Me dejaron así, sin oficina”, afirmó.

El diputado masista Carlos Aparicio reconoció que “existen evidentemente” ese tipo de “opiniones” al interior del MAS, pero las atribuyó a “resentidos” que se comportan así por no haber logrado “un espacio”.

Rechazó que haya represalias contra quienes disienten, aunque dijo que si opinan contra el Gobierno no son del MAS y que si tienen críticas deben hacerlas en los “debates internos”.

Limachi y Zacu coinciden en que se están “cometiendo errores” en la legislación y el diputado indígena agrega que en el futuro esto puede ser causal de procesos contra los congresistas por ser “cómplices” y no “defender los intereses del pueblo boliviano”.

La senadora Carmen García, que forma parte de esta corriente, pide a sus compañeros velar por el sustento técnico y jurídico en el tratamiento de las normas.

Además cree necesario generar una “reflexión interna” en el MAS, y que se dé énfasis a la pluralidad de voces, “que hacen al proceso mismo”, para así aceptar los errores y enmendarlos.

En siete años, el MAS tiene al menos 8 disidentes históricos

Patzi, Almaraz y Prada son algunos de los exmasistas. Cuatro de ellos estuvieron en la plana mayor del Ejecutivo. El resto en otros niveles del Gobierno. Todos cuestionan el rumbo del proceso.

image Página Siete / La Paz

Foto: Alejandro Almaraz es uno de los más notables disidentes.

En los siete años que lleva Evo Morales en el poder, hay al menos ocho disidentes del MAS considerados históricos.

Cuatro de ellos fungieron en la plana del Ejecutivo: Félix Patzi, exministro de Educación; Alejandro Almaraz, exviceministro de Tierras; Raúl Prada exconstituyente y exviceministro; y Álex Contreras, exvocero.

Los restantes se desempeñaron en otros espacios: Lino Villca fue senador del oficialismo; Gustavo Guzmán se desempeñó como embajador en Estados Unidos; y Román Loayza fue dirigente del oficialismo y constituyente.

A mediados de 2011, varios firmantes emitieron un manifiesto en el que llamaron a recuperar el “proceso de cambio”. Entre los que suscribieron ese documento estuvieron Almaraz y el dirigente fabril Óscar Olivera.

En el documento se identifican siete ejes que perjudican el proceso. Entre éstos se menciona al gasolinazo que implementó el Ejecutivo en diciembre de 2010 y la nacionalización del sector de los hidrocarburos, que llevó adelante en 2006.

Sobre el primer punto indicaron que esa medida se dirigió a restaurar viejas estructuras que se mantuvieron: la pobreza y la opresión.

Respecto a la nacionalización, se dice que la medida se redujo a recuperar sectores secundarios del transporte y la refinación y que beneficiaron a las transnacionales petroleras con exageradas indemnizaciones, las cuales se cargaron a la estatal YPFB.

El vicepresidente Álvaro García Linera respondió con el libro El oenegismo, enfermedad infantil del derechismo. En éste describió que en ese grupo de firmantes había algunos que “estuvieron en funciones de Gobierno y abandonaron sus actividades en medio de críticas de las organizaciones sociales debido a una deficiente gestión, y forman parte de lo que podríamos denominar un grupo de ‘resentidos’ políticos”.

Los aludidos replicaron con un texto denominado La mascarada del poder, donde Almaraz, Guzmán y otros polemizan con el vicepresidente García Linera.

“Un Vicepresidente oenegista en un Gobierno oenegista”, se lee en un capítulo de la obra, escrito por Almaraz, donde denuncia que García Linera por “varios años no sólo (fue) miembro de la asamblea de asociados del CEJIS (ONG a favor de la marcha del TIPNIS ) sino su máxima autoridad como presidente de directorio”.

Raúl Prada, en una entrevista que concedió a un medio local, expresó que “los tres ejes de la transformación estatal son la condición plurinacional, comunitaria y autonómica, que el MAS no supo entender”.