El papa Francisco traerá esperanza a sus pobladores. Hoy Varginha escuchará cantos religiosos en vez de las habituales sirenas policiales y los tiroteos de cada día.
Nathalie Iriarte V. – RÍO DE JANEIRO, EL DEBER
PP es una sigla que para los bolivianos no significa nada, pero para los brasileños son dos palabras capaces de cambiar vidas. Se trata de la Policía Pacificadora, el nombre lo dice todo.
Con la presencia de la PP muchas favelas de Río de Janeiro se han convertido en lugares menos peligrosos. Varginha es una de las más de 950 favelas que existen en la ciudad maravillosa y fue la elegida para que el papa Francisco llegue a dar un mensaje de paz.
EL DEBER recorrió las calles por las que el pontífice caminará hoy a las 10:00 aproximadamente. Francisco transitará a pie tres cuadras desde la entrada de la favela, que hasta ayer estaba con una importante presencia policial, hasta una cancha de fútbol donde han armado una tarima para que los moradores de la favela escuchen el mensaje que les trae el líder religioso.
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Caminar por sus calles
En este recorrido por la favela uno de los moradores se sorprendió al ver que teníamos una cámara de fotos profesional y caminamos por el lugar sin que nadie la arrebatara de nuestras manos.
“No es buena idea andar con eso en el cuello, minina”, dice, mientras ríe irónicamente contando que ni con la PP se salvan de eso aquí. Aun así para los pobladores es casi considerado un milagro que hoy se pueda caminar tan campantemente por las calles sin ser asaltado. No por nada esta zona es apodada la ‘franja de Gaza’, por territorio palestino en disputa con Israel.
“Que el papa haya llegado a nosotros nos ha cambiado la vida, la favela hoy es otra, la PP ha barrido con todos los malandros”, dice Thiago, un guardia de seguridad de la estación de tren en la que se llega a Varginha. Y es aquí donde estará el papa, justo donde se esconde la cara más dura del tetracampeon ‘du mundo’. Pero aquí no todos hablan tan fácilmente como Thiago, algunos pobladores miran a los extraños con recelo o sonríen mientras comentan algo entre dientes. Adivinando, cualquiera podrá imaginar que les parece gracioso y hasta molesto que de un día para otro todo el mundo venga a un barrio donde antes temían pasar.
“Antes nadie sabía de la existencia de Varginha y ahora viene gente de otras favelas y de otros países a visitarnos, ‘ficamos’ famosos”, dice sonriente Amara Marinho Oliveira, una de las primeras pobladoras que llegaron a buscar terrenos en estas tierras de nadie. Marinho habla con razón, porque la favela se volvió notoria hace dos meses para la PP, para el Gobierno brasileño y para el mundo entero, todo a raíz de la visita papal.
La palabra favela hace referencia a un asentamiento sin derecho de propiedad de terreno donde existen viviendas aglomeradas y carentes de servicios básicos. Eso en definiciones políticamente correctas y frías. Sin embargo, para doña Amaura es el barrio donde vive desde hace más de 60 años. Ella es solo una de las 3.000 personas que viven en Varginha, que es uno de los complejos que forman parte de la gran favela Manguinhos, una de las más peligrosas ubicada en el noreste de Río.
El barrio parece tranquilo, pero al hablar con la gente nos damos cuenta de la emoción que tienen estos pobladores de un rincón del país con mayor porcentaje de católicos en el mundo. Hasta los niños se muestran incrédulos y contentos ante la visita del papa, que podría entrar a sus casas hoy.
“Mi mamá colocó papeles de colores en el techo de la casa para que esté más bonita y el papa la elija”, dice una pequeña de ocho años mientras apunta el techo de una derruida casa rosada que tambien se ve adornada por los colores de la ropa recién lavada.
Así como ellos, muchas otras familias tienen la ilusión de que el papa los elija y entre a sus casas. La Iglesia ha seleccionado a siete familias devotas de la pequeña parroquia de Varginha y el papa deberá elegir a cual de las casitas de colores entrar para ver la vida de la favela por dentro.
“Voy a acercarme a ese hombre como sea, si no viene a mi casa igual voy a estar a su lado y así con certeza San Pedro me abrirá las puertas del cielo”, dice doña Amaura, dueña de una de las siete casas seleccionadas mientras respira un poco agitada por la emoción que le provoca saber que está a solo horas de la visita del papa. Esta abuela de 17 niños y niñas cuenta que tiene su atuendo listo para ese día, mientras prepara un café colado con gran parsimonia, el mismo que promete preparar para el papa si es que elige su casa.
Después de invitarnos lo que ella bautizó cono el ‘café del papa’, esta fiel católica, que tiene sus paredes sin revoque ni pintura, adornadas de pósters de Francisco, se va a hacerse arreglar las uñas y cortarse el pelo para estar ‘chic’ para mañana.
Para otros como Marciano, “la favela cambió, pero ojalá no sea solo por esta visita y luego se olviden de nosotros y todo vuelva a ser como antes”.
Él nos cuenta que antes no se podía tener tranquilidad en las calles de Varginha mientras juega billar en una mesa apostada en las afueras del Bar du Marciano. Y es que la Policía Pacificadora ha barrido totalmente la favela y no solo con el crimen, ladrones o traficantes, sino también literalmente, ya que se ha hecho un trabajo de limpieza, poda de árboles y refacciones como el cableado de luz en el barrio
Un largo viaje a las afueras de la ciudad de Río de Janeiro
Cecilia Dorado – RÍO DE JANEIRO
Llegar a Varginha no es fácil. Desde Copacabana es un viaje de al menos dos horas, primero en bus, luego en subterráneo y, finalmente, en tren. Recorrer este trayecto, contrariamente a lo que muchos piensan, es algo tranquilo, aunque en el último tramo la ansiedad crece en medio del crujir de los rieles de un tren bastante nuevo que contrasta con el rostro más pobre de Río.
No es la primera vez que un papa visitará una favela, ya lo hizo Juan Pablo II y la madre Teresa de Calcuta, en los años 70. Aun así, sus pobladores están emocionados, hasta dicen que la modesta iglesia que visitará Francisco, se empezó a llenar de más gente desde que se enteraron de que vendría. Popularmente en Brasil se conoce que el nombre favela tiene origen en el año 1897, cuando unos 20.000 soldados que habían ganado la Guerra de Canudos llegaron a Río de Janeiro a tomar posesión de tierras sin papeles ya que el Gobierno les había incumplido la promesa de premiarlos con casas.
La colina de Gamboa fue el lugar elegido donde se asentó el llamado Morro da Favella, nombre atribuido a la cantidad de faveila que crecía en la zona. Faveila es una planta considerada una plaga en Brasil, también conocida como ‘mandioca brava’ por la reacción alérgica que provoca cuando entra en contacto con la piel.
Aunque Brasil es una de las potencias del mundo, las favelas son parte de las postales de este país. Es imposible visitar Río e ignorar las pequeñas casas que se ven a lo largo y en las laderas de los ‘morros’ (cerros) y que hasta parecen solo cuartos. En Varginha no solo se ve pobreza, también se la respira.
Agenda papal
Francisco estará en Varginha y Copacabana
1. A las 8:00, el papa Francisco recibirá las llaves de la ciudad de Río de Janeiro y bendecirá las banderas olímpicas.
2. Visita a la favela de Varginha (Manguinhos), una de las más pobres de Río de Janeiro. Francisco conversará con líderes de la comunidad y sus habitantes, caminará por una calle hasta una cancha de fútbol donde podrá dirigir algunas palabras a los pobladores.
3. A las 18:00, en el paseo marítimo por la bahía de Copacabana tendrá lugar la fiesta de bienvenida de los jóvenes al pontífice católico.
El papa duerme en un cuarto sencillo
La prensa brasileña destacó la austeridad que caracteriza la habitación del papa Francisco, hospedado en la Casa Sumaré, y que refleja la sencillez y la humildad que desde un inicio ha caracterizado este pontificado y, en general, el ministerio del que fue antes el Arzobispo de Buenos Aires.
La recámara que ocupa el santo padre durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) tiene una cama sencilla, una mesita de noche con un teléfono y un pequeño escritorio. Al centro y sobre la cama, como se aprecia en la foto que acompaña esta nota, se ha colocado un crucifijo.