¿Bolivia ingresa a un corralito como en Argentina? 

 

 



Los bolivianos que tienen cuentas en dólares en algún banco en Bolivia están indignados porque se los dan a cuentagotas, o en pesos bolivianos o simplemente no se los dan, arguyendo que no hay disponibilidad en el Banco Central. Y los que quieren comprarlos, hacen colas de horas y se los dan en un mes.

¿Es esta la primera señal de un corralito como ocurrió en Argentina?

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El gobierno de Arce acepta que hay iliquidez de dólares, sin embargo, niega que exista una crisis. Según analistas financieros, “Bolivia no está quebrada”.

El cambio negro en Bolivia apenas llega a unos pesos más que el cambio oficial, no como en Argentina que llega a casi el doble y su historia económica reciente ha sido crítica.

Cuando en Argentina empezó el corralito, el gobierno dictó una ley, no así en Bolivia. Ni la ASFI ni el Banco Central aún han decretado una normativa.

¿Por qué Bolivia ha llegado a este colapso financiero? Probablemente, porque el gobierno no tomó medidas en el momento preciso. El MAS quiere postularse a las elecciones generales del 2025 y las decisiones serían muy impopulares.

Durante el 2007 al 2015, nuestro país vivió la época de las vacas gordas, justamente cuando Morales era presidente. Exportaba grandes volúmenes de carburantes a precios altos y tuvo muchos ingresos. Por tanto, subvencionó al mercado interno.

Ocurrió que las reservas no fueron restituidas porque no se invirtió en la exploración. Y, el gobierno derrochó los ingresos y no ahorró. Esto trajo como consecuencia que ahora vivimos la época de las vacas flacas.

Bolivia, el 2015, contaba con reservas de casi U $15 mil millones. Hoy tiene cerca de U $3 mil millones. Esto, en parte, porque no ha quitado la subvención interna a los carburantes ni ha devaluado el peso boliviano.

Ante esto, Bolivia se ha quedado sin divisas y está imposibilitada de atender la demanda interna. También, los bonos soberanos colapsaron.

La Cámara de Diputados aprobó vender la mitad de las reservas del oro que significa casi U $1.400 millones. Aún debe ser aprobada en senadores.

Según analistas, sin embargo, si se vende parte del oro y no se toman medidas correctivas, sólo sería una tabla de salvamento durante los próximos 9 meses, ya que la subvención de los carburantes alcanza a esa cifra. Los gobiernos suelen vender sus reservas de oro, aunque no con frecuencia.

Una escuela dice que debería aplicarse la devaluación del peso boliviano, pero que traería una brutal inflación que afectaría a los más pobres. La otra afirma que deberían suprimirse las subvenciones de los carburantes de forma paulatina.

Estos aseguran que las subvenciones benefician principalmente a ciertos sectores.

Las subvenciones al diesel van destinadas a los transportistas que torpedean el transporte público como el teleférico o el autobús Puma Katari. También benefician a los mineros ilegales así como a los productores agropecuarios del oriente. Las a la gasolina favorecen principalmente a propietarios de vehículos con motores grandes. Y las subvenciones al gas natural, a las fábricas cuando en realidad es urgente apostar por la transición energética, por la energía renovable, la solar, la eólica y la hidroeléctrica para detener el calentamiento global.

Parecería que esta medida sería la más recomendable, aunque sería impopular porque sube el transporte y sube todo.

Lo único que queda es que el gobierno tome medidas correctivas para no caer en una situación extrema como Argentina que sufre recesión, endeudamiento público, alta inflación, desequilibrios fiscales, desempleo y con 40% de los argentinos en el umbral la pobreza.

Verónica Ormachea G.