La embajadora colombiana, Elizabeth García Carrillo afirmó en Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, que no se siente extranjera en Bolivia.
La embajadora de Colombia en Bolivia, Elizabeth García Carrillo, reivindicó ayer a los pueblos indígenas de ambos países, principalmente, el suyo, en medio de acordes y melodías de vallenato, ritmo tradicional de la denominada Tierra del café.
Contó parte de su trayectoria en favor de los derechos de los pueblos indígenas, desde el ejercicio de su carrera como asesora jurídica del Proceso de Comunidades Negras en Colombia, que significó “una lucha gigantesca en contra de la minería ilegal y la invasión de nuestros territorios”.
Con raíces en el pueblo Arhuaco, o Iku, titular de la oficina diplomática precisó que en su país existen 115 pueblos indígenas, 65 idiomas nativos y otros afrodescendientes. “Somos muchos y somo una cara visible y una voz cada vez más potentes”. «Eso de decir que somos pocos (pueblos indígenas), es un mito para violentar derechos», dijo en una entrevista con Piedra, Papel y Tinta, de La Razón.
La embajadora se enorgulleció al describir su nombre en la lengua originaria de su pueblo: Ati Sheykarin Gumma.
“En Colombia hay una ola gigantesca de revitalización étnica (…). Mi nombre viene del pueblo Arhuaco o Iku: Ati, significa mujer, madre. La mitad del nombre define tu destino: Sheykarin es dueña o guardiana de la palabra y Gumma es mi casta. Somos cuatro castas en mi pueblo”, explicó.
En cuanto a su trayectoria como política, García Carrillo relató que en 2009 fue exiliada y radicó en Canadá, junto con otras 26 personas de su familia; todas de su pueblo. Permaneció allá hasta el año pasado, cuando pudo regresar a su país, luego de que el presidente Gustavo Petro asumiera el mando de Colombia.
Luego de eso la oriunda de la región de Santa Martha, fue nombrada como embajadora en Bolivia.“ Siempre que haya una persona en el territorio que piensa en ti, y que tú pienses en esa persona que dejaste, superas el aspecto físico del territorio y llevas toda esa carga territorial” recordó García al evocar a sus sabios.
Embajada de Colombia
Dijo que, al llegar a Bolivia, no sitió que visitaba otra nación, sino, al contrario, la “recibieron puros hermanos”.
“Yo vengo de la tierra del vallenato; es la música que une toda la diversidad de todo el país (Colombia)”, celebró. Contó que el jueves, en ocasión de la Fiesta de las Velitas, un grupo de sus connacionales compartió con la embajadora y sus invitados, canciones con ese ritmo.
En un divertido intercambio de roles con la periodista Claudia Benavente, García Carrillo dejó de lado su labor diplomática; y se convirtió en presentadora y entrevistadora de Betico Suárez y su máquina vallenata.
La agrupación, conformada por tres colombianos y un venezolano, llegó hace seis años al país para compartir el vallenato
“Fui el único que se atrevió a quedarse en Bolivia y hacer escuchar a la gente vallenato en vivo”, dijo “Betico” Suárez.
Suárez contó una serie de anécdotas de los integrantes de su grupo. A ellos, “con cariño”, les puso sobrenombres: Torín, Negrito de oro y Morocho.
El cuarteto interpretó una canción del mismo Betico Suárez, que a la que nombró El Caminante; describe su llegada al país “a pie” y por el recorrido que hizo entre Santa Cruz, Beni y La Paz. “Me vine por tierra y la canción cuanta mi travesía desde Colombia”, dijo y cantó, acompañando de acordeón y percusión, su recorrido por Ecuador, Perú y Bolivia.