En el mundo católico marca el inicio de la Cuaresma que concluye con la Semana Santa.
Este 14 de febrero, la Iglesia Católica marca el inicio de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, una celebración litúrgica cuya fecha va cambiando cada año, aunque siempre se sitúa entre el 4 de febrero y el 10 de marzo.
La Cuaresma, son los 40 días previos (sin contar los domingos) a la resurrección de Jesús.
La palabra ceniza proviene del latín «cinis», que significa o representa el producto de la combustión de un elemento material por el fuego.
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En el Libro de Génesis de la Biblia, la ceniza es considerada un signo de humildad, representando el origen y el fin del ser humano: «Dios formó al hombre con polvo de la tierra» (Gn 2,7); «hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho» (Gn 3,19).
El origen de esta fecha, se marca en el medio del siglo II, cuando los cristianos empezaron a prepararse para la Pascua con dos días de ayuno y penitencia, procedimiento que fue extendiéndose a toda la Semana Santa hasta que, en el año 325 (Concilio de Nicea), ya se estableció en 40 días.
Esta cifra de días, tiene un especial significado, pues coincide con los 40 días que Jesús pasó en el desierto, los 40 años en el desierto del pueblo de Israel o los 40 días de ayuno de Moisés en el Sinaí y de Elías en el Horeb.
La costumbre indica, que el Miércoles de Ceniza, es un día de ayuno y abstinencia, donde los fieles participan de una eucaristía y se acercan hacia el altar de la iglesia para que el sacerdote les marque la señal de la cruz en la frente con cenizas proveniente de la quema de restos de las palmas bendecidas del Domingo de Ramos del pasado año.
Mientras se impone la ceniza, el sacerdote suele decir: «Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás», un recuerdo sobre la mortalidad terrenal
Después de esta importante fecha, se da inicio a la preparación de los cuarenta días con la vivencia de ayuno, oración y limosna, además se alistan las actividades de la Semana Santa, días en los cuales se recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, hijo de Dios.