El intervencionismo económico y sus peligros


Carlos Herrera Echazú

Carlos-Herrera La historia económica latinoamericana del último siglo es la historia del intervencionismo económico, esa política inspirada en la errónea idea de que un burócrata puede asignar los recursos económicos (léase traer la prosperidad económica) mejor que los mercados, o resolver las crisis de inflación o recesión que cada cierto tiempo afligen al capitalismo. Digamos antes que el capitalismo es un orden económico basado en la propiedad privada y en la libertad que las personas y los agentes económicos tienen para asignar sus recursos según sus intereses. Y que lo que llamamos" mercado" es el espacio donde las personas se relacionan para comprar, vender o simplemente asignar sus recursos o su dinero según su propio interés.

* El mercado es entonces un organismo infinito, donde millones de personas toman diariamente decisiones económicas basadas en la información que dan los precios, los que a su vez se determinan por la ley de la oferta y la demanda y por la valoración de importancia que cada persona le asigna a cada bien o servicio. El funcionamiento de los mercados sin embargo no carece de altibajos, porque al ser organismos complejos por el número de sus protagonistas, como porque los recursos económicos son limitados, de tanto en tanto sufren turbulencias que dejan millones en pérdidas y quiebras, lo mismo que problemas de recesión o inflación. Y este es el origen de la tan popular idea de que los mercados o el capitalismo adolecen de "fallas" que necesitan ser corregidas con la intervención humana.



* Es por eso que la idea de que los gobiernos deben intervenir en la economía para corregir las "fallas del mercado" ha sido siempre muy popular, y mucho más después del arribo de las ideas socialistas, que culparon obsesivamente al mercado y al capitalismo por la pobreza que aun subsiste en gran parte del mundo. Pero ¿ha sido exitosa la historia del intervencionismo? ¿O por el contrario ha creado más problemas de los que ha resuelto? Hay todavía mucha gente que piensa que es bueno que los gobiernos estimulen la economía mediante intervenciones directas, bien mediante políticas de subsidios para que ciertos bienes cuesten menos para algunos que para otros, o bien determinando el precio de las monedas locales en relación al dólar, o protegiendo con aranceles altos la producción nacional, o emitiendo dinero sin respaldo productivo para introducirlo en la economía y darle así un estímulo a la demanda, o simplemente controlando los precios para favorecer a los que menos tiene.

* La experiencia económica muestra sin embargo que cada vez más el mundo tiende a dejar que los mercados sean los que asignen los recursos (en sustitución de los burócratas) porque el intervencionismo es más bien el que generalmente provoca las distorsiones que luego le dan vida a las famosos crisis capitalistas. Una muestra de esto es el cambio de paradigma económico asumido por muchas economías asiáticas, o de la Europa del Este, que pasaron del rígido sistema socialista que asignaba los recursos según la óptica de la "economía planificada desde el Estado", a un sistema determinado por la idea de que es mejor dejar en libertad a las personas para que ellas decidan según su voluntad y la información de los mercados, qué producir, en qué trabajar o a qué precio vender.

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* En síntesis, el mundo desarrollado tiende hoy en día más a regular la economía sin reducir la libertad económica. O lo que es lo mismo, hay una tendencia a que los gobiernos se entrometan cada vez menos en el funcionamiento de los mercados, dejando que los protagonistas principales (los consumidores y productores) actúen con mayor libertad. Lo cual no quiere decir que no deban regular la economía ni ayudar en su organización. Prohibir los monopolios o el dumping, por ejemplo, es una forma sana de regular los mercados. Cuando se habla de intervencionismo económico entonces, se hace exclusiva referencia a la intención de dirigir la asignación de los recursos de una forma artificial, es decir, mediante una lógica no propia de los mercados, que siempre se rigen por la de la rentabilidad y el interés económico. La expresión no implica tampoco una crítica a las políticas públicas, que son competencia de los gobiernos, un ejemplo de lo cual es la educación pública gratuita, sino únicamente a la interferencia de los gobiernos en el normal desarrollo de los mercados.

* El intervencionismo también viene acompañado por una legislación discriminatoria (favorable a algunos y desfavorable a otros) que sirven para asegurar un rol protagónico a los partidos y a los sectores corporativos que defienden esa práctica económica. Es por tanto una política mercantilista. De suerte que cuando llegan al poder los intervencionistas, empiezan a forzar la "distribución" de la riqueza mediante políticas que en esencia no contribuyen a potenciar la generación de nueva riqueza (nuevos bienes y servicios) sino a repartir arbitrariamente la riqueza ya existente, un fenómeno que contribuye al estancamiento de las economías (según lo muestra la experiencia económica mundial) porque los controles de precios, el tipo de cambio artificial, la emisión sin respaldo, el proteccionismo arancelario, los subsidios políticos, el gasto público descontrolado, la tributaria discriminatoria, a lo único que llevan finalmente es a crear de modo artificial bonanza en algunos sectores y recesión en otros. Un ejemplo de esto es la burbuja en los precios de la construcción en Bolivia, alentada por el excesivo gasto público y la amenaza de la inflación, que lleva a las personas a buscar inversiones que les permitan conservar el valor de sus ahorros, pero todo a costa de una mala asignación de los recursos nacionales.

El Día – Santa Cruz