En campaña mencionan los «éxitos», los fracasos de la nacionalización de YPFB, la corrupción y la falta de empleos se ocultan bajo la alfombra.
El 27 de mayo el gobierno inauguró el pago del Bono Materno Infantil «Juana Azurduy de Padilla»
La campaña electoral a la que se dedica el presidente-candidato las 24 horas del día y los siete días de la semana tiene como eje central el asistencialismo y evita tocar temas estructurales como la llamada “nacionalización” de los hidrocarburos, la corrupción y la generación de empleos.
En las concentraciones partidarias que son financiadas con fondos del Estado, Morales hace referencia de manera permanente al Bono Dignidad, que es el nombre que se ha dado al Bonosol concedido durante el gobierno «neoliberal» de Sánchez de Lozada; al Bono Juancito Pinto, que recoge una experiencia ensayada por Pepelucho Paredes en El Alto y al Bono Juana Azurduy. El reparto incluye también los cheques que se entregan a los alcaldes y que provienen del «apoyo» venezolano que mas temprano que tarde Bolivia tendrá que pagar con intereses.
A pesar de que en un principio la “nacionalización” de los hidrocarburos fue un pilar fundamental de su programa de gobierno, los resultados no han sido los mejores al punto que ahora es mencionada solo muy de pasada. Es que el tiempo ha demostrado que toda la tramoya montada con despliegue militar incluido no fue más que una burda patraña, que la “nacionalización” no fue más que una compra de acciones que se quiso mostrar demagógicamente como un acto de dignidad y afirmación de la soberanía nacional.
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Pero lo que más cuenta son los resultados. Hace cuatro años Bolivia se perfilaba como el abastecedor de gas natural para la región y tenía asegurado el abastecimiento de gasolina, diesel y otros carburantes. Ahora se ha convertido en importador y aún los mercados de gas natural corren peligro debido a que los países vecinos, ante la inseguridad que mostraba Bolivia, iniciaron agresivas tareas de prospección y ahora están en los umbrales de autoabastecerse, como es el caso del Brasil o han acudido a otros proveedores como Trinidad y Tobago.
La tan cacareada “industrialización” del gas natural no pasó de ser simplemente una vaga e ilusoria promesa que se ha diluido en el mar de supuestos convenios suscritos con fines de propaganda política.
A todo este panorama se suma el tema de la corrupción que ha acompañado íntimamente a la “nacionalización”.
YPFB ya no es la “locomotora del desarrollo” sino la empresa en la que se asentaron intereses familiares de los más importantes dirigentes del partido en función de gobierno. No está demás recordar que en principio, YPFB, de la misma forma que la Aduana Nacional, formó parte de la cuota de poder de la familia Morales Dávila y sus recursos fueron utilizados para pagar viajes de placer de un pequeño grupo de funcionarios. ¿Alguien se acuerda de los “rugrats”?
Luego la posta le correspondió a Santos Ramírez, quien no perdió el tiempo y se dedicó de lleno a perpetrar uno de los negociados más escandalosos en la historia de la empresa y que incluyó el asesinato de uno de los involucrados. El proceso judicial se encuentra aún en el limbo ya que el gobierno tiene muy ocupados a los funcionarios judiciales persiguiendo a dirigentes cívicos y opositores.
El vicepresidente Álvaro García hace su parte en la repartija de recursos. Ayer entregó cheques a la Alcaldía de San Ramón, en el Beni (foto Abi)
El empleo tampoco parece importar mucho a Evo Morales. Luego de no hacer nada para preservar los mercados para las manufacturas y si hacer mucho para perderlos, prefiere soslayar el asunto.
Un tema que está siendo mencionado de manera persistente como un supuesto logro gubernamental es el de las reservas internacionales pero no se requiere ser un eximio analista económico para percatarse que esto no se debe a un buen desempeño del aparato productivo sino a los retiros de recursos que hizo el Banco Central para frenar la inflación y por tanto son recursos de todos los bolivianos que el MAS quiere utilizar para sostener una ficción como es YPFB «nacionalizada».
No se puede negar que el MAS ha capturado un importante porcentaje de votación, a través del asistencialismo demagógico y la corrupción sindical. Sus estrategias electorales han mostrado ser eficaces pero la pregunta es hasta cuando podrá ocultar con tácticas prebendales los graves problemas del país. Los globos inflados no son eternos.