Las Reservas Internacionales Netas se reducen de 15.000 millones de dólares en 2014 a 1.796 millones en 2024.
Fuente: El Diario
Las exportaciones son el camino más corto para la llegada de dólares, pues los préstamos, así como la inversión extranjera todavía enfrentan dificultades para que se plasmen. El Gobierno está esperanzado en que las ventas de productos agrícolas alivien la escasez de la divisa. Autoridades indicaron que en junio, la situación cambiaría.
A principios de junio, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, dijo que por efecto climático las cosechas se retrasaron; sin embargo, se espera que en los próximos meses haya un escenario más positivo para la llegada de divisas por las exportaciones agrícolas.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Pero también anunciaron que por la venta de carbonato de litio ingresarán recursos y con la puesta en marcha de plantas de biodiésel, se reducirán los gastos en la compra de combustibles, así como el perfeccionamiento de la devolución de los Certificados de Devolución Impositiva (Cedeim).
Sin embargo, un estudio de Oxfam, elaborado por Mauricio Medinaceli y Sergio Medinaceli, sobre el futuro del litio, muestra que no reemplazará a los ingresos del gas, pero su aporte será importante.
Los ingresos por la venta de gas a Brasil y Argentina cayeron en más del 50%, es decir de 6.000 millones en 2014 a un poco más de 2.000 millones de dólares en 2023, cuya caída fue el inicio de la escasez de dólares, así como la reducción de las Reservas Internacionales Netas (RIN) del Banco Central de Bolivia (BCB), pues el Gobierno no redujo los gastos, sino los mantuvo.
El problema con el dólar comenzó en febrero de 2023, con la implementación de la medida impuesta por el BCB, que estableció un tipo de cambio diferenciado para la compra de dólares a los exportadores, a 6,95 bolivianos.
Subvención
Como se recordará en 2022 la subvención a los hidrocarburos alcanzó a 1.700 millones de dólares, superior al presupuesto fijado en el Presupuesto General de la Nación, que era de 700 millones; mientras que en 2023 se fijó 1.000 millones, pero también la cifra fue superada, al llegar a más de 1.800 millones; para el 2024 se destinará más de 1.400 millones, pero podría repetirse la situación de las gestiones pasadas.
El gasto en la subvención no es lo peor, que representa entre un 2 a 3% del PIB y del PGE, sino los daños colaterales que genera esta política. Son casi 30 años que vivimos en una fantasía económica, con una inflación subestimada y unos precios de mercado totalmente degenerados que nos mal acostumbraron a tener carburantes baratos, pero sin desarrollo ni económico ni social en Bolivia, cuestiona el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero.
“Esta coyuntura, con escasez de dólares y un tipo de cambio paralelo elevado, nos enseña que nada es para siempre, y que la subvención de carburantes es cada vez menos sostenible, y que al menos necesita un reajuste y un sinceramiento de precios”, agrega.
Consumidor
Para el experto en comercio exterior, Gary Antonio Rodríguez Álvarez, Bolivia se ha convertido en un país altamente consumidor de combustibles líquidos extranjeros. En 2005 la importación de gasolina no llegaba a 40.000 dólares y con el diésel gastaba menos de 190 millones de dólares, importándolos.
“La escalada de compras inició en 2008, llegando el diésel a superar los 700 millones en 2011; rebasó los 1.000 millones en 2021 y 2.000 millones en 2022; por su parte, la gasolina superó los 100 millones de dólares en 2010 y 1.000 millones en 2023. Desde 2006 a marzo del 2024, Bolivia gastó cerca de 20.000 millones de dólares importando combustibles líquidos, a saber: 14.500 millones en diésel y casi 5.400 millones en gasolina”, detalla.
La vertiginosa importación se debió a la mayor actividad productiva, comercial y de servicios; el incremento de la clase media y las facilidades de acceso al crédito para la compra de vehículos; la subida del poder adquisitivo de la gente; el fortalecimiento del Boliviano frente al dólar, derivado del tipo de cambio fijo desde 2011; el incremento de los autos “chutos”; la disminución de la producción de combustibles en el país; la subida del precio internacional del petróleo y la alta subvención que provoca la salida del diésel y la gasolina a países vecinos, nombra los factores que provocaron el aumento de las importaciones.
Bolivia pasó a convertirse en importador nato de combustibles, como recientemente confirmó el Presidente del Estado, indicando que el 85% del diésel y el 56% de la gasolina que consumimos, es importado, para suplir la falta de producción nacional, indica.
Rodríguez sostiene que la mayor disponibilidad de dólares en el sector público pasa por la aprobación de créditos externos en la Asamblea Legislativa; negociar swaps o préstamos en monedas nacionales para el comercio bilateral y, gestionar un apoyo a la balanza de pagos; en el sector privado, seguridad jurídica; libre exportación; acceso a la biotecnología; un Fondo de Promoción de Exportaciones; seguridad jurídica e incentivos a la inversión; y, un gran Pacto Social Productivo que refrende todo esto.
2022 subvención a combustibles costó 1.700 millones de dólares
2023 el costo ascendió a 1.848 millones y para 2024 se presupuesta 1.429 millones.
Fuente: El Diario