La factura de la importación petrolera pone en jaque a Bolivia

Bolivia produce sólo el 14% del diésel y 44% de la gasolina que consume mientras el restante porcentaje es importado con los consiguientes costos de importación y la subvención.

eju.tv
Juan Carlos Véliz / La Paz



La actual escasez de carburantes en Bolivia, principalmente de diésel, se debe a la dependencia del país de las importaciones de combustibles y al declive crítico de la producción nacional, una situación que parece empeorar.

«El primer factor que se debe entender de que somos un país importador y esta herencia nos dejaron anteriores gobiernos por no realizar exploraciones en el país y hoy nos toca a nosotros dar solución a estos temas, importamos más del 80% de diésel», admitió el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), Germán Jiménez.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Bolivia pasó de ser un país productor de hidrocarburos a importador. El país produce sólo el 14% del diésel y 44% de la gasolina que consume, según datos oficiales.

Actualmente el país importa el 86% de diésel y 56% de gasolina que consume. A esto se suma el aumento significativo en los costos de importación de gasolina y diésel.

Durante el primer trimestre de 2023, Bolivia pagó 454,5 millones de dólares por la importación de diésel, lo que representa un aumento del 32,2% en comparación con el mismo periodo de 2022. Por la gasolina, se pagaron 228,8 millones de dólares, un incremento del 3,6% respecto al año anterior, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior.

Estos altos costos de importación han tenido un impacto significativo en la economía boliviana, contribuyendo a un déficit comercial energético y presionando las reservas internacionales netas del país.

Las razones de la dependencia boliviana de las importaciones son la caída en la producción de gas natural que ha disminuido considerablemente. De alcanzar 60 millones de metros cúbicos por día (MMmcd) en 2014, la producción cayó a menos de 35 MMmcd en 2024.

Además los campos de producción declinaron, de los 59 campos petroleros en Bolivia, 41 están en declinación. Campos importantes como San Alberto, Sábalo e Itaú han visto reducciones significativas en su producción.

Las proyecciones futuras apuntan a que la producción de hidrocarburos líquidos disminuirá en un 40% para 2025 debido a la declinación natural de los campos y la caída de las exportaciones de gas.

Esta disminución en la producción ha llevado a Bolivia a depender cada vez de la importación de hidrocarburos.

También puede leer: YPFB garantiza abastecimiento de diésel y gasolina hasta fin de año con llegada de cisternas de Perú, Chile y Paraguay

En 2022, Bolivia importó combustibles y lubricantes por un valor de 4.066 millones de dólares, mientras que sus exportaciones en este rubro fueron de 3.088 millones de dólares.

Esta dependencia de la importación de hidrocarburos ha generado un impacto significativo en la economía del país, poniendo en cuestión el modelo económico basado en la nacionalización de hidrocarburos.

El gobierno del presidente Luis Arce responsabiliza a la administración de Evo Morales (2006-2019) por la falta de inversión en exploración de campos nuevos durante los años de altos precios internacionales.

Además la llamada «nacionalización» de los recursos naturales y su administración por parte del Estado durante el gobierno de Morales fueron criticadas por no fomentar un ambiente propicio para la inversión privada.