Ven inviable la “sustitución de las importaciones” de combustibles para Bolivia

Una investigación de la Fundación Tierra señala que se estima que, en 2030, Bolivia aún importará el 91% de diésel y el 74% de la gasolina que consume, pese a la generación de biocombustibles.
Fuente: vision360.bo

“Los biocombustibles no ofrecen ninguna posibilidad para frenar y mucho menos revertir el empeoramiento de la dependencia de combustibles importados”, afirma la investigación realizada por la Fundación Tierra, la cual será presentada oficialmente la noche de este jueves.

En parte de sus conclusiones, el documento Biocombustibles – falsas soluciones y riesgos para la seguridad alimentaria señala que para el 2030, a pesar de lograr una producción de 1,4 millones de barriles de biodiésel, “estimamos que Bolivia importará el 91% del diésel para satisfacer la demanda interna de este carburante”. En cuanto al mercado de la gasolina, la producción de 1,8 millones de barriles de etanol al 2030 no evitará que el país importe para ese año el 74% de la gasolina requerida para abastecer el consumo nacional.

Estos y otros hallazgos, impulsan a Tierra a recomendar “suspender y reestructurar los planes y programas de producción de biodiésel, redimensionar los planes y las expectativas de producción de etanol y elaborar un plan nacional de contingencia para la gestión de la crisis energética, económica y alimentaria”, entre otras sugerencias.



Los cálculos y conclusiones se basan en varias razones, pero principalmente en:

  • El agotamiento irreversible de la producción nacional de combustibles, que incide directamente en la necesidad de abastecimiento con combustibles importados.
  • La baja disponibilidad de materias primas alternativas a la soya para la producción de biodiésel en mayores volúmenes.
  • La incompatibilidad económica de la soya de alto potencial exportable con los planes y objetivos de “sustitución de importaciones”.
  • La excesiva dependencia actual de las importaciones de diésel y gasolina.
  • La adopción precipitada, y motivada por la urgencia, de los planes de producción de materias primas para producción de biocombustibles.

Por otra parte, en análisis concluye que es “inviable” el “ahorro de dólares” o la “bolivianización” de los combustibles, ya que los biocombustibles “no contribuirán a los objetivos gubernamentales de bolivianizar el presupuesto destinado al abastecimiento” de combustibles. Esto significa que la dolarización del presupuesto seguirá creciendo, llegando al 81% para el año 2030, revistiendo mayor gravedad en cuanto al diésel (91%) y alcanzando niveles críticos en gasolina (70%).

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A partir de las 18.30 de este jueves, la investigación de la Fundación Tierra será presentada en el Museo de Etnografía y Folcklore en La Paz.

¿Falsa solución?

Desde la Fundación Tierra se afirma que, los últimos siete años, el Gobierno nacional apostó por la producción de biodiésel y etanol para enfrentar los problemas de desabastecimiento y disminuir la dependencia de combustibles importados, así como afrontar de mejor manera la subvención del sector.

El gobierno de Luis Arce se planteó como meta la producción de 400 millones de toneladas de biodiésel para sustituir el 43% del diésel importado para el año 2025. Sin embargo, el estudio señala que los biocombustibles son una falsa solución a la crisis energética.

Según el informe, la escasez de combustibles ya representa un problema energético de gran envergadura sin perspectivas de solución a corto o mediano plazo. Hay consecuencias económicas, a las que se suman al agotamiento del gas natural y la menor disponibilidad de diésel para la agricultura de exportación. “La tendencia continúa en 2024, con una caída aún mayor en los primeros cinco meses del año”.

La principal causa de la escasez es la drástica reducción en la producción nacional de diésel y gasolina. Desde 2015, la producción de diésel ha caído de 6,3 millones de barriles a 2,1 millones en 2023. La gasolina también ha experimentado un declive, pasando de 8,8 millones de barriles en 2016 a 6,4 millones en 2023.

Según el estudio, y a pesar de ser un eje central del Plan de Desarrollo Económico y Social 2021-2025, se demuestra que “las metas de producción de biodiésel son irreales e ineficaces para resolver la crisis”.

El documento fue elaborado por un grupo de investigadores conformado por Gonzalo Colque, Irene Mamani, José Eyzaguirre, Paola Mamani y Efraín Tinta.

La portada de libro. Foto: Fundación Tierra