Prevención de incendios forestales: un desafío urgente para Bolivia

Este 18 de agosto se conmemora el Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales, una fecha que cobra especial relevancia en el país, que en los últimos años ha sido escenario de incendios de gran magnitud. Éstos arrasan con vastas áreas de bosque y selva y, también, ponen en riesgo la biodiversidad, las comunidades locales y la salud pública.

Ariel Rodríguez Arispe

Imágenes de los últimos incendios ocurridos en el país, en Santa Cruz y el Parque Tunari. | Daniel James y GOBERNACIÓN SC

 



Fuente: lostiempos.com

Tragedia recurrente

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Uno de los episodios más críticos se vivió en 2019, cuando los incendios en la región de la Chiquitanía afectaron alrededor de 5,3 millones de hectáreas, según datos oficiales. Este desastre fue catalogado como uno de los peores en la historia reciente del país, con impactos significativos en la flora, fauna y las comunidades indígenas que dependen del bosque para su subsistencia.

Aquel año, la situación generó un debate nacional e internacional sobre las políticas de uso de suelo y las prácticas agrícolas en el país, así como sobre la capacidad del Gobierno para responder a tales emergencias.

El fuego no es un fenómeno nuevo en Bolivia, pero su intensidad y frecuencia han aumentado en los últimos años, impulsados por una combinación de factores que incluyen el cambio climático, la expansión de la frontera agrícola y la deforestación.

Según el reporte de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), en 2022 se registraron 2,8 millones de hectáreas afectadas por incendios forestales, una cifra alarmante que pone en evidencia la necesidad urgente de implementar medidas de prevención y control más efectivas.

Un informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), reveló que la pérdida de bosques primarios en Bolivia aumentó un 27%, alcanzando su mayor año registrado por tercer año consecutivo en 2023.

“Bolivia es el tercer país tropical con mayor pérdida de bosques primarios, a pesar de tener menos de la mitad de la superficie forestal de la República Democrática del Congo o Indonesia”, dice el texto que forma parte del informe How much forest was lost in 2023? (¿Cuánto bosque se perdió en 2023?).

El texto refiere que los incendios siguen desempeñando un papel importante en el país y representarán poco más de la mitad (51%) de la pérdida de bosques primarios en 2023.

Causas y consecuencias

En muchos casos, los incendios forestales en Bolivia son provocados por chaqueos para la preparación de tierras agrícolas. Aunque esta práctica tiene una larga historia en la agricultura tradicional, su uso descontrolado y en gran escala, especialmente en zonas de bosque seco y áreas protegidas, ha llevado a situaciones fuera de control.

Los chaqueos mal manejados pueden transformarse rápidamente en incendios forestales de grandes proporciones, con consecuencias devastadoras para el medio ambiente y las comunidades locales.

Marco Livio Salinas, director departamental de la ABT de Cochabamba, mencionó en una reciente entrevista que varios de los incendios más graves de los últimos años fueron provocados por la mano del hombre a causa de chaqueos ilegales.

Además del factor humano, varios cambios climatológicos influyen en la creación de incendios forestales. El aumento de las temperaturas, la disminución de la humedad y la reducción de las lluvias en los últimos años crean un ambiente más seco y propicio para el fuego. Todos estos factores combinados hacen que los incendios sean cada vez más difíciles de controlar y combatir.

Estrategias de prevención

La prevención de incendios forestales es un desafío complejo que requiere un enfoque multidisciplinario e interinstitucional.

En primer lugar, sostiene el experto, es esencial fortalecer la conciencia pública sobre los riesgos y consecuencias de los incendios forestales. Campañas de educación y sensibilización dirigidas a agricultores, comunidades rurales y el público en general pueden ayudar a reducir la incidencia de chaqueos descontrolados y otras prácticas peligrosas.

La ABT y otras organizaciones ambientales han llevado a cabo esfuerzos en esta dirección, pero aún queda mucho por hacer para cambiar las actitudes y comportamientos en torno al uso del fuego en la agricultura.

Otra medida clave es la implementación de políticas y regulaciones más estrictas para el uso del fuego en áreas agrícolas y forestales. Esto incluye la necesidad de permisos controlados para quemas, la vigilancia de las actividades agrícolas en zonas de riesgo y la imposición de sanciones a quienes no cumplan con las normativas.

Salinas mencionó que, a pesar de que los chaqueos ilegales son la causa de muchos de los más graves incendios en el Parque Tunari, hasta la fecha no se tiene conocimiento de la identidad de los responsables. En este sentido, es crucial que las autoridades locales, departamentales y nacionales trabajen en conjunto para asegurar el cumplimiento de estas regulaciones y la protección de las áreas forestales.

Además, es fundamental mejorar las capacidades de respuesta ante emergencias. Esto incluye el equipamiento y entrenamiento adecuado de brigadas contra incendios, la implementación de sistemas de monitoreo y alerta temprana, y la coordinación efectiva entre las diferentes instituciones involucradas en la gestión de incendios forestales. La experiencia de 2019 demostró que la falta de recursos y coordinación puede agravar las situaciones de emergencia, por lo que invertir en la preparación y respuesta es una prioridad.

Fuente: lostiempos.com