El caso de Amanda Bynes: el auge y caída del último juguete roto de la televisión

La actriz ha aparecido recientemente en unos vídeos con la cara tatuada e irreconocible en mitad de una batalla contra sus adicciones.

 

Amanda Bynes en la presentación de ‘The Matrix Reloaded en 2003 y una imagen de la misma actriz en abril de 2024.
Amanda Bynes en la presentación de ‘The Matrix Reloaded en 2003 y una imagen de la misma actriz en abril de 2024.

 

En marzo de este año se publicó el documental Quiet on Set: The Dark Side of Kids TV en Max. En el audiovisual de cinco episodios, varias ex estrellas del canal de entretenimiento Nickelodeon se reunieron con la presentadora Soledad O’Brien para debatir sobre la cara oculta de la televisión infantil. En él se explicaron casos de explotación, abusos y violaciones a los menores delante y detrás de la pantalla. Como la del actor Drake Bell, de la popular serie Drake & Josh, perpetrada por su propio representante cuando era un niño. Uno de los capítulos estaba centrado en la figura de Amanda Bynes, la actriz y presentadora que debutó en la televisión con su propio talk show infantil; el primero en la historia de su categoría. Bynes prefirió no hablar porque Wno tenía nada que decir» y por estar transitando una depresión. Una enfermedad recurrente en su vida tras su paso por la televisión y cuyos progresos relata en su perfil de Instagram. Una cuenta en la cual ha aparecido irreconocible en las últimas semanas del mes. Bynes, de 38 años, ha sido uno de los últimos juguetes rotos de la factoría televisiva. Como ya le ocurrieran a otras artistas como Lindsay Lohan o Britney Spears, la fama a tan corta edad y las malas compañías del sector, además de varios problemas de salud mental, provocaron que cayese en un bucle de infelicidad y autodestrucción.



Nacida el 3 de abril de 1986 en Thousand Oaks, California, Amanda Bynes proviene de una familia conservadora. Su padre Rick es dentista, y su madre, Lynn, asistente dental. Comenzó a actuar profesionalmente a la edad de siete años, en anuncios de televisión y en musicales. Durante su estancia en un campamento de comedia en Los Ángeles, donde improvisó un divertido monólogo, fue descubierta por el productor de Nickelodeon Dan Schneider, actualmente en el centro de la polémica, y a quien Bynes ha descargado de toda culpa. El empresario descubrió en ella “un talento que no había visto en otros niños de la época”.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Amanda Bynes durante la 16ª gala anual de Nickelodeon’s Choice Awards 2003.

Desde 1996 al año 2000, interpretó varios papeles en la serie de comedia All That. Se convirtió en un referente infantil y ganó un premio Kids ‘Choice Awards, ofrecido por la misma cadena. Viendo su potencial, con solo 13 años, la productora le propuso tener su propio talk show, The Amanda Show. Durante tres años, Bynes fue una inspiración para los más pequeños, conduciendo entrevistas, haciendo sketches y cantando. “Fue un sueño hecho realidad”, dijo la actriz a PAPER en 2018. Aunque conforme se acercaba a la puberta, Bynes sentía que ya no tenía un hueco en la televisión infantil. Con esta inquietud, hizo su transición a la gran pantalla, actuando en películas como Gordo mentiroso de Shawn Levy (Deadpool y Lobezno, Noche en el Museo) o Ella es el chico, que se convirtió en un icono generacional a principios de los 2000. Fue nombrada una de las “25 estrellas infantiles más exitosas”, en el año 2006, en la publicación Teen People. Bynes estaba en lo más alto.

A medida que avanzaba profesionalmente, sus problemas personales comenzaban a acumularse. A los 16 años comenzó a consumir marijuana, dextroanfetamina y anfetamina. A la vez, empezaba a sentirse incómoda con su propia imagen. En el año 2003, a la edad de 17 años, pidió la separación legal de sus padres. Como recoje Independent, pidió ayuda a sus compañeros de profesión para conseguirlo. “Es lo que ella quería, así que recurrió a su equipo, que incluía a su abogado, su agente, su mánager, su publicista, a mí… porque me incluía como parte de su equipo. La apoyamos, intentó emanciparse. Al final no funcionó», explicó Schneider.

Los estudios dejaron de ofrecer papeles, a la vez que protagonizaba titulares relacionados con casos de violencia, arrestos y consumo de drogas. Según los medios, además de los problemas de adicción, sufría trastornos depresivos y síndrome bipolar. En 2010, la actriz se retiró definitivamente de la actuación. “Ya no me gusta actuar, así que he dejado de hacerlo. Ser actriz no es tan divertido como parece”, tuiteó Bynes entonces. Como le ocurrió a Spears, sus padres tomaron el control de su tutela legal. Durante muchos años mantuvo un perfil bajo en sus redes sociales, con varias excepciones que saltaron las alarmas. En 2019 se hizo un tatuaje de un corazón en la cara. En 2020 estuvo comprometida con un hombre llamado Paul Michael, con quien sacó una canción de título Diamonds. La relación terminó en 2022, según E! News.

 

View this post on Instagram

 

A post shared by celeb plastic surgery (@plasticne)

Justo en ese año, tanto ella como sus padres acordaron que la tutela debería finalizar. El juez dictó: “El tribunal determina que ya no se requiere la tutela, ya que no existen motivos para continuar». Su abogado, Roger Lund, explicó que Bynes había demostrado competencia para manejar sus propios asuntos, incluida su salud mental y otros tratamientos médicos. Sin embargo, un año después, volvió a acaparar titulares cuando fue encontrada desnuda y desorientada, paseando por las calles de Los Ángeles. Fue internada de urgencia en un hospital psiquiátrico durante 22 días, para volver a ingresar, unos meses después y por decisión propia.

A finales del mes de diciembre, publicó su propio podcast: Amanda Bynes & Paul Sieminski: The Podcast. Se trata de un espacio semanal que presentaba junto a un amigo que conoció durante su tratamiento psiquiátrico, donde hablaban del mundo de la farándula, a través del testimonio de varios amigos artistas. La imagen de Bynes impactó a sus seguidores, por su pelo rubio platino, la cara llena de pendientes y el tatuaje de su ceja derecha –otro corazón– un poco más difuminado. Tras múltiples comentarios de sus seguidores, se excusó diciendo que “lo que notaban diferente” es que se había sometido a una cirugía estética en los párpados para eliminar sus ojeras: “Ha sido una de las mejores cosas que he hecho para aumentar la confianza en mí misma. Pienso que mi piel se ve mucho mejor”, agregó Bynes.

Las últimas imágenes de Bynes confirman que no ha completado su proceso de mejora. A principios del mes de junio, compartió una imagen en su Instagram donde explicaba que había ganado mucho peso. “He subido más de nueve kilos en los últimos meses debido a la depresión. Ahora estoy mucho mejor y he aprendido a hacer lo contrario cuando no tengo ganas de hacer ejercicio o comer sano”. Además, aparece con el pelo teñido de negro y las muy cejas muy gruesas y pintadas de azul. Aunque parecía que se había eliminado el corazón de su pómulo derecho, no ha dado el paso. Si bien a veces lo disimula con maquillaje, aún permanece, como su lucha por volver a ser ella misma.