Donald Trump lo repite a cada oportunidad, incluso recientemente en el Foro Económico de Davos: Estados Unidos no necesita productos canadienses. El presidente quiere acabar con el déficit comercial con Canadá. Su objetivo es dejar de importar un determinado número de productos, al tiempo que grava los bienes con un 25% a partir del 1° de febrero. ¿Puede la economía estadounidense prescindir de productos clave de su frontera norte, como el petróleo?
Fuente: rfi.fr
Por Pascale Guéricolas, corresponsal de RFI en Montreal
Si hay que creerle a Donald Trump, todo lo que hace falta para que Estados Unidos sea autosuficiente en petróleo es perforar más. De hecho, casi el 20% del petróleo que consume procede de Canadá, cuarto productor mundial. Se trata de petróleo pesado, comparado con el que se produce en Oriente Medio. Por eso las refinerías del centro de Estados Unidos están actualmente configuradas para ello. En otras palabras, no podrían procesar este combustible fósil procedente de otros lugares de la noche a la mañana. Necesitarían varios años para adaptar su tecnología.
Otro problema es la orientación geográfica de los oleoductos. Van de norte a sur, precisamente para transportar petróleo al Medio Oeste americano o al Golfo de México. Por tanto, parece ilusorio imaginar que la economía estadounidense pueda prescindir de este recurso natural canadiense de un día para otro.
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El aluminio y la madera encabezan la lista de compras
Entre los metales que más gustan a los estadounidenses, el aluminio encabeza la lista. Consumen seis veces más de lo que producen, y la mitad procede de Canadá. Prescindir de él sería un verdadero quebradero de cabeza para las empresas que lo necesitan para su producción. Lo mismo ocurre con la madera canadiense, que supone el 25% de las compras en Estados Unidos, principalmente para construir viviendas residenciales.
Donald Trump puede afirmar que lo único que hay que hacer es cortar madera estadounidense, pero los aserraderos del país desde luego no tienen capacidad para procesar este recurso. La industria automovilística norteamericana también podría verse afectada si Estados Unidos se aísla de la industria canadiense. En la actualidad, un vehículo puede cruzar la frontera seis o siete veces antes de estar terminado, tan entrelazada está la producción en los dos países.
Un frágil equilibrio en el horizonte entre China y Estados Unidos
Canadá tiene todas las de perder si la frontera se cierra de la noche a la mañana. Alrededor del 97% de las exportaciones canadienses de petróleo se destinan a Estados Unidos. Así que sería catastrófico que el oleoducto se detuviera en la frontera. Lo mismo ocurre con el 90% de los coches canadienses que se venden en el lado estadounidense de la frontera.
No en vano, Canadá ve los planes de Donald Trump como una amenaza existencial para el país.