Las organizaciones criminales generaron unos 146.800 millones de reales (US$25.400 millones) con el combustible, el oro, los cigarrillos y las bebidas en 2022.
Las bandas de narcotraficantes brasileñas están ingresando mucho más dinero por el combustible y otros productos que por el tráfico de cocaína, una expansión hacia sectores económicos formales que ha causado miles de millones en pérdidas fiscales y complicado los esfuerzos para erradicar el crimen organizado.
Las organizaciones criminales generaron unos 146.800 millones de reales (US$25.400 millones) con el combustible, el oro, los cigarrillos y las bebidas en 2022, frente a los 15.000 millones de reales que se calcula que generó la cocaína, según un nuevo estudio del Foro Brasileño de Seguridad Pública que se publicará el jueves.
Las autoridades brasileñas saben desde hace tiempo que las organizaciones criminales han ido más allá del narcotráfico y se han introducido en nuevos mercados, desde la minería de oro en la Amazonia hasta el sector de la tecnología financiera de Sao Paulo, en su intento de diversificar sus ingresos y ampliar su influencia. El estudio, sin embargo, es el primero de este tipo en Brasil que intenta documentar el alcance de la actividad en la economía formal y sus efectos en las arcas públicas del país.
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Los grupos también están generando grandes sumas con los delitos cibernéticos y el robo de teléfonos móviles, lo que supone unos 186.000 millones de reales en ingresos para las bandas, según estimaciones del informe.
“El tráfico de cocaína, marihuana, otras sustancias ilícitas y armas sigue siendo relevante”, dijo en una entrevista Nivio Nascimento, uno de los investigadores. Pero la expansión hacia los mercados formales “demuestra una evolución de las organizaciones criminales, con el aumento de la logística y de la capacidad operativa, la apropiación de otros mercados y la diversificación de sus negocios”.
Los grupos se han expandido a sectores como el oro, las bebidas, los cigarrillos y el combustible en gran parte debido a la inmensa demanda social de esos productos. Pero también se han visto atraídos por penas más leves relacionadas con el contrabando, el fraude, la evasión fiscal y otros delitos que para el narcotráfico, dijo Nascimento.
Al gobierno brasileño le ha salido caro, ya que los grupos criminales aprovechan las lagunas institucionales y normativas para blanquear dinero y ocultar lo que ganan ilegalmente, afirman los investigadores.
La venta ilícita de hasta 13.000 millones de litros de combustible al año le cuesta a Brasil unos 23.000 millones de reales en ingresos fiscales anuales, según el informe. Cerca del 40% del mercado de cigarrillos del país está compuesto por productos ilegales. Y el contrabando y la falsificación de bebidas generaron pérdidas fiscales de 72.000 millones de reales en 2022, según el informe.
La “creciente sofisticación” de los grupos también les ha permitido ejercer aún más poder en zonas de Brasil que el gobierno ha luchado por controlar, alimentando la violencia y los delitos contra el medio ambiente y haciendo aún más difícil erradicar la actividad ilegal, según el informe.