HENRY GONZALO RICO GARCÍA
La fortaleza del noble pueblo boliviano que quiere decidir su destino, se ha perdido en los últimos 15 años por los excluyentes mecanismos de participación y decisión que han impuesto un grupo de sectores sociales que, amparados en su condición de dirigentes de algunas organizaciones, han despilfarrado los recursos.
Ahora vemos a Bolivia en un momento de la historia en que el glorioso pasado resulta tan importante como las grandes transformaciones sociales, políticas y económicas, y las todavía aún mayores promesas de futuro.
Esta tarea, sin duda, no es tarea solitaria o un conjunto de buenas intenciones, ni de un grupo de personas. Por el contrario, debe ser más bien efecto de la suma del impulso de la sociedad y de las decisiones de fondo articuladas por las instituciones y organizaciones que tienen a su cargo la planificación, la definición y la ejecución de proyectos que tiendan hacia un solo norte: hacer de Bolivia un país integrado, soberano, democrático, equitativo y sustentable, incluyente y menos vulnerable a la aparición de nuevos caudillos. En resumen: un Estado de todos y para todos.
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En ese contexto, con el concurso de todas sus instituciones, como la Universidad pública, campesinos, transportistas, asociaciones y ciudadanos en general, deben aportar sus ideas para que Bolivia recupere el sitial histórico que, como consecuencia de mezquindades y del brusco viraje hacia un socialismo incongruente, hoy vivimos la fractura de consecuencias impredecibles, sumado a ello el comportamiento inadecuado de algunos “noveles” que dicen ser intelectuales y millonarios que actúan a cinco mil millas de la realidad.
Por ello, bajo el cimiento constitucional de unidad, nos corresponde a quienes vivimos en Bolivia, desempeñar un papel fundamental en la recuperación de la confianza ciudadana destruida por el gobierno de Jeanine Añez. Esta recuperación ha de ser el resultado de un triple compromiso de quienes aspiran a ser gobernantes y los ciudadanos. En este sentido, impulsar la convivencia cívica y la responsabilidad comunitaria en democracia, es tarea de todos los que anidamos en el país, no de aparecidos que, de yapa, esconden sus intenciones.
Los cambios sociales incorporados en la Constitución promulgada el 7 de febrero de 2009, hace imperiosa la necesidad de desarrollar mayores procesos de información, educación, comunicación y sobre todo prácticas vivenciales de la democracia, como una forma de rescatar e incentivar la vigencia de valores humanos, sociales y esencialmente políticos que garanticen una convivencia pacífica con equidad, armonía y justicia social, aspectos no desarrollados desde el año 2010 que han significado la conculcación de derechos fundamentales, garantías constitucionales.
Bolivia, al ser un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario y con autonomías, debe entenderse como la unidad en la diversidad, observando la plurinacionalidad, es más, las autonomías deben comenzar a ser desarrolladas por las regiones y los municipios sin que el nivel central imponga políticas.
Bajo ese marco, y siendo la democracia el mejor sistema de relacionamiento social y gestión con la estructura del Estado, en ésta época de desilusión por la actuación miserable de unos más que otros, es necesario que quienes aspiran a ser servidores del país, expliquen cómo resolverán la crisis y las demandas más sentidas de la población.
*El autor es Abogado y docente en la UMSS