Para muchos cubanos, el «sueño americano» está en Uruguay


El cubano Jorge Zamora lleva menos de un mes en Uruguay y ya sabe qué nombre quiere ponerle a la tienda de comestibles que acaba de montar cerca de la Ciudad Vieja de Montevideo: «Un sueño».

El cubano Jorge Zammora en su tienda en Montevideo
El cubano Jorge Zammora en su tienda en Montevideo © Eitan ABRAMOVICH / AFP
Fuente: rfi.fr

Este guantanamero de 32 años es parte del mayor éxodo de Cuba desde la revolución que en 1959 llevó al poder al hoy fallecido Fidel Castro. Pero él no apostó al norte, sino al sur.

«Estuve cinco meses en Brasil. Pero no pagan bien para uno mandarle a la familia. Por eso estoy acá», dice Zamora a la AFP frente a las peras, los ajos y los morrones ordenadamente exhibidos en el local, que también oficia de barbería.



Uruguay, con 3,4 millones de habitantes, el PIB per cápita más alto de Sudamérica y la democracia más sólida de la región, acoge a una creciente comunidad cubana.

Del total de inmigrantes que llegaron al país entre 2012 y 2023, el 20% (unos 12.400) proviene de Cuba, el tercer origen después de Venezuela y Argentina, según el último censo.

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El fenómeno se agudizó en los últimos años, como lo confirman algunas estadísticas: la matrícula escolar uruguaya de niños nacidos en Cuba aumentó 388% en 2022 con respecto a 2018.

«Uruguay se fue posicionando después de la pandemia como uno de los mejores países de Suramérica para los cubanos (que emigran), si no el mejor», asegura a la AFP María del Carmen Pupo, que llegó hace cinco años y ofrece asesoría migratoria legal a sus compatriotas.

«Recibo tantas consultas que ya yo sola no puedo atender el teléfono», apunta, confirmando el «sueño uruguayo» de cada vez más cubanos, «sobre todo familias», alentados por el boca a boca.

Apertura hacia la inmigración, garantías de permanencia legal, rápida inserción laboral, tranquilidad y «profunda» solidaridad son los aspectos más valorados de Uruguay, destaca Pupo.

El cubano Jorge Zamora vende manzanas a sus compatriotas en su tienda en Montevideo
El cubano Jorge Zamora vende manzanas a sus compatriotas en su tienda en Montevideo © Eitan ABRAMOVICH / AFP

Enrique López, que llegó en enero tras dos años en Surinam, cuenta que eligió venir por la facilidad para comprar y enviar dólares a sus familiares en Cuba, la rapidez para conseguir los documentos y el idioma compartido.

A sus 54 años, le sobra entusiasmo para empezar de nuevo: «Hoy tumbé una placa (techo) de una casa vieja y gané 1.900 pesos (unos 45 dólares)», señala.

Dice que sus hijos en Mayabeque «están locos por venirse». «Aquello en Cuba está malo, malo. No hay corriente, no hay comida, no hay nada, nada», se lamenta.

– «Un país normal» –

La escasez de alimentos, medicinas, combustible y una inflación galopante impulsan la estampida migratoria de Cuba, sumida en su peor crisis económica en 30 años. Según datos oficiales, hasta diciembre de 2024, el país contaba con 9,7 millones de habitantes, 13,4% menos de los 11,2 millones censados en 2012.

Gran parte partió hacia Estados Unidos, donde entre enero de 2022 y diciembre de 2024 se registraron cerca de 760.000 ingresos de cubanos, legal o ilegalmente. Pero el retorno en enero de Donald Trump a la Casa Blanca, con su feroz política antiinmigración, ha desalentado a muchos.

Ir tras el «American Dream» es también más peligroso y más costoso: según Pupo, puede costar hasta 10.000 dólares por persona, frente a unos 3.200 dólares de la «ruta del sur».

«De hecho, tenemos varios clientes en Estados Unidos que pasaron por Uruguay y están queriendo regresar», subraya esta gestora. «Me dicen ‘Mari, después de vivir en Uruguay yo aquí no me adapto'».

El cubano Lázaro Martínez llegó a Uruguay en noviembre de 2024 y piensa radicarse en este país sudamericano
El cubano Lázaro Martínez llegó a Uruguay en noviembre de 2024 y piensa radicarse en este país sudamericano © Eitan ABRAMOVICH / AFP

Uruguay dejó de ser un trampolín hacia Norteamérica, coinciden cubanos consultados por la AFP.

«Hoy mismito conocí a alguien que lleva aquí siete años. Me dijo ‘Uruguay es un país muy lindo, aquí me quedo'», cuenta Lázaro Martínez, que llegó en noviembre a Montevideo y prevé que su hermana se le sume pronto.

Tampoco él, un bailarín de 22 años, tiene planes de «pisar ‘la tierra de la libertad'». Su meta es quedarse en Uruguay.

«Algunos dicen que les parece caro. Yo lo veo estable. Y Uruguay es un país normal», afirma.

Como Martínez, Taisa Rodríguez habló con la AFP en una playa de Montevideo durante la celebración de Iemanjá, la diosa del mar de la religión afroumbandista, a quien fue a agradecerle por su nieta nacida en Uruguay.

«Mi hija se hizo la travesía con seis meses de embarazo, porque allá en Cuba yo no iba a permitir que pariera. Cruzó selva, cruzó todo con el barrigón», cuenta esta habanera de 49 años después de entregar sus ofrendas en el Río de la Plata.

Y agrega: «A Uruguay cada vez vienen más cubanos. Es un país donde se puede hablar sin que te opriman o te quieran meter en prisión solo por pensar diferente. En Cuba no se puede vivir, es muy difícil».

Cuando su nieta ya pueda ir al jardín de infantes, Rodríguez quiere trabajar. Su hija es enfermera y cuida ancianos. Su otra hija, adolescente, estudia en la secundaria.

«Tengo a mi familia acá. Solo me queda el perro en Cuba, pero me lo traeré», promete.


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