“Tú eres tú, yo soy yo, ¿quién es más masista de los dos?”, el chiste se cuenta solo porque las acusaciones entre los opositores por haber colaborado con el MAS de una u otra forma son permanentes
Fuente: https://elpais.bo
No hay argumento más utilizado en cada campaña política local, departamental o nacional que la acusación de “en realidad es masista”, o si prefieren elaborarlo más: “es funcional al masismo”. En algún momento unos y otros se acusan de aquello y sí, efectivamente, todos acaban entrando en la misma bolsa que critican, porque además en este país gusta mucho creer en conspiraciones e infiltrados antes que darle credibilidad al dato duro, que es el que le ha dado enormes victorias al MAS en este siglo.
Por eso, y para que le sea más fácil seguir los debates y las insinuaciones, hoy compilamos aquí todas las acusaciones que pesan sobre unos y sobre otros, sin que, por supuesto demos por válida ninguna. Los hechos los contamos, lo que se dice también, pero ya depende de usted sacar sus propias conclusiones.
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En general las acusaciones van en tres frentes: Los que se beneficiaron personalmente y hacen cosas para devolver favores; los que blanquearon o colaboraron directamente en algún proyecto o iniciativa y los que directamente con su acción contribuyeron a dar victorias políticas al Gobierno de Evo Morales. Los matices son mínimos y también las gradaciones de “gravedad” que finalmente hacen a la clasificación. A continuación, los candidatos y sus acusaciones.
Tuto Quiroga.- Acusar al expresidente (2002) de funcionalidad con el MAS es un clásico y no tiene que ver con la matriz nacionalista del ADN de Hugo Banzer del que salió, que ya había colaborado con Condepa y otras organizaciones iniciáticas de lo que fue el IPSP, sino con su gestión como jefe de la oposición en la legislatura olvidada pero clave (2006-2010). Tuto había sido candidato de Podemos y su bancada ocupaba más del 30% de los curules, por lo que sus votos fueron claves para temas como el referéndum revocatorio que liquidó a varios prefectos opositores y, finalmente, la renegociación y final aprobación de la Constitución Política del Estado en 2009.
Otros también le acusan de haber irrumpido en la campaña de 2014 para dividir el voto opositor, que entonces convocaba en unidad casi en solitario Samuel Doria Medina, y además, aceptó ser parte de la comisión de expresidentes que se encargaron de la batalla diplomática por el Mar en aquellos años. No dio frutos, pero sí múltiples fotos “comprometedoras”.
Hay incluso quien lo acusa de haber negociado la transición con Evo Morales en 2019, haberle facilitado la huida y posteriormente, la rehabilitación democrática del MAS y su triunfo en 2020, donde por cierto también intentó ser candidato contribuyendo por enésima vez a la dispersión del voto que siempre le acaba favoreciendo, así que en general, Tuto pinta alto en el masistómetro.
Samuel Doria Medina.- El empresario y candidato desde 2005 es recurrentemente acusado de ser funcional al masismo por su simple presencia, pues otros opositores consideran que su insistencia en ser candidato pese a “no tener las condiciones necesarias” – que atribuyen al carisma más que al conocimiento o capacidad – ha impedido que se haya creado una verdadera oposición con un programa alternativo. Además, Doria Medina es vicepresidente para América Latina de la Internacional Socialista que preside Pedro Sánchez, lo que para algunos es una prueba irrefutable de su connivencia.
En la construcción del estigma de la funcionalidad hacia Doria Medina ha habido hasta argumento justificativo: en el boom del gas su empresa cementera fue probablemente la que más se benefició de la fiebre constructora desatada en el país. También la venta y otras operaciones han desatado rumores. Doria Medina tuvo un papel central en el gobierno de Jeanine Áñez, que acabó descarrilando junto a su candidatura presidencial, en la que era vicepresidente.
Manfred Reyes Villa.- Manfred Reyes Villa tiene un pasado más o menos limpio de funcionalidad, fundamentalmente porque fue víctima del acuerdo del referéndum revocatorio, que le acabó sacando de la Prefectura de Cochabamba, y se fue al exilio luego de candidatear sin éxito en 2009, sin embargo su presente ha desatado todos los rumores.
Manfred Reyes Villa volvió al país en 2019 como otros exiliados notables como Mario Cossío o Branko Marinkovic, pero no se alineó al gobierno de Áñez sino que se mantuvo en un prudente segundo plano hasta que el MAS volvió al poder y empezó a perfilar su candidatura a la alcaldía de Cochabamba: le habilitaron pese al criterio de residencia empleado antes para inhabilitar a Morales y a Cossío, y poco después el Tribunal Constitucional controlado por Iván Lima devolvió a fojas cero todos los procesos que venía acarreando desde hace años.
Para coronar, ha armado su propia bancada en la Asamblea Plurinacional con disidentes de Creemos, Comunidad Ciudadana e incluso alguno del MAS, y esencialmente votan las propuestas de Luis Arce, que aparentemente sería el ala al que se habría alineado. Hay división entre los que creen que es candidato para dividir a la oposición o para cuidar al arcismo.
Rubén Costas.- El exgobernador de Santa Cruz y líder de Demócratas, un partido con sigla nacional y base cruceña y que aún no ha dicho la última palabra en este embate de 2025, fue uno de los líderes opositores más incisivos contra el MAS en los primeros años (2006 – 2008), en los que la autonomía y el desafío cruceño intentaron quebrar el proyecto hegemónico de Morales. Casi todos los que lucharon aquella batalla acabaron encarcelados o en el exilio, pero Rubén Costas no, de hecho, siguió gobernando hasta 2019 como Evo Morales, y ese es esencialmente su pecado original que cotiza en el masistómetro: haberse mantenido en la gobernación mientras Morales lo hacía en el Gobierno.
Algunos consideran que hubiera sido más coherente inmolarse, declarar la independencia unilateralmente o cualquier solución similar, pero Costas simplemente se dedicó a gobernar. La movida de 2019, que mantuvo como candidato a Óscar Ortiz hasta el final pese a su baja intención de voto (pero suficiente para haber sumado con Carlos Mesa para entrar a la segunda vuelta) lo colocó en el lado de la funcionalidad por divisionismo, y todo lo que vino después con el gobierno de Áñez, que nunca respondió al jefe del partido aunque sí colocó cuadros de peso, no le sirvió para purgar penas, sino tal vez para ahondar aún más eso de la teoría conspirativa.
Marcelo Claure.- El boliviano más rico afincado en Estados Unidos no es candidato oficial, pero ha decidido participar con todo en las elecciones de agosto. Irrumpió en redes sociales acomodando el discurso de Donald Trump a Bolivia (descartó el again) y tal vez emulando la figura que desempeñó Elon Musk en la campaña norteamericana: millonario volcado en redes recomendando por quién votar.
Claure irrumpió montado en la ola “liberal libertaria” de Musk y Milei (y menos de Trump) tratando de seleccionar un candidato único para toda la oposición, pero las reticencias fueron evidentes. Ahí continuó promocionando a unos sobre otros, haciendo encuestas, etc., y en un momento dado, empezó a atacar fuertemente tanto a Evo Morales como a Luis Arce, y en ese momento volvieron a aparecer docenas de imágenes y declaraciones del propio Claure alabando la gestión del MAS y de Evo Morales, mientras quedaba en evidencia otras rencillas con el actual gobierno y sus intereses en el litio.
Aunque los candidatos todavía esperan ser los “elegidos de Claure”, en varios foros ya se empieza a advertir que Claure está “jugando” a favor del Movimiento Al Socialismo (MAS), colocando a la oposición en escenarios de radicalidad, con propuestas ideadas en Harvard y conceptos abstractos, que no enganchan con el votante boliviano. Varios lo señalan como un imitador del ex embajador norteamericano Manuel Rocha, que de tanto vetar a Morales lo acabó promocionando.
Rodrigo Paz Pereira.- El exalcalde de Tarija y actual senador de Comunidad Ciudadana también ha lanzado su campaña política como candidato “independiente”, al margen de las alianzas clásicas y está convencido de que tiene una chance: se presenta como lo nuevo (a pesar de ser hijo de Jaime Paz Zamora), lo joven (con 58 años) y como un boliviano transversal, al no tener base consolidada en Tarija ni en ningún otro departamento.
A Jaime Paz ya se le acusó varias veces de intentar dividir la oposición en el pasado y más o menos se le indica a Rodrigo Paz, de quien además circulan multitud de videos sobre la colaboración mantenida con el Gobierno de Morales y uno en particular, en el que pide abiertamente el Sí por la reelección de Evo en la campaña del referéndum de 2016.
Juan del Granado/Luis Revilla.- En la lista de masistas encubiertos también aparece otra familia de los escindidos del MIR, en este caso el Movimiento Sin Miedo de Juan del Granado que luego fue también el Sol.bo de Luis Revilla, ambos alcaldes de La Paz.
Si bien Revilla, socialdemócrata practicante, acabó rompiendo los equilibrios con las bases populares del MAS y desde ahí, perseguido judicialmente hasta que se declaró en la clandestinidad; Juan del Granado se mantiene en su orilla ideológica, pero el hecho de que en algún momento se sumara en coalición al MAS y que en otras fuera candidato de la oposición sin muchas expectativas reales, le siguen valiendo el sambenito de la funcionalidad.
Estos son los argumentos, toca votar en el Masistómetro: Califica el grado de funcionalidad de los candidatos en el siguiente enlace.