Mgr. Fernando Berríos Ayala
Politólogo
Hace unos días la ministro de la Presidencia, Prada, clamó a la Asamblea Legislativa para que “Aprueben los créditos que tienen bloqueados, porque necesitamos ese flujo de divisas que normalmente había en nuestra economía para poder comprar combustible, si es como dicen amar Bolivia; pónganse a trabajar en lo que les corresponde por competencia en la Asamblea Legislativa Plurinacional y aprueben los créditos para que exista flujo de divisas y podamos nosotros cumplir con los compromisos que hemos estado cumpliendo, en gran medida, para comprar combustible”. ¿Sabrá lo que dice Prada?, raya en la desfachatez que el Gobierno responsabilice a la ALP por este problema cuando en esa instancia legislativa no existe ningún crédito que este destinado a la adquisición de combustible.
Dos días después el ministro de Hidrocarburos, Gallardo dijo que, aún sin acceso a dólares, se puede importar diésel para luego venderlo en el mercado interno a 11,50 bolivianos por litro. Señaló: “lo que Yacimientos Petroleros Fiscales Bolivianos está haciendo es realizar mediante activos virtuales la compra de los combustibles.
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Entonces hace la compra de estos activos virtuales y con estos activos virtuales es que realiza el pago de los combustibles para su posterior importación”. Un par de horas después, el presidente de YPFB, Armin Dorgathen contradijo al ministro: “En realidad, si cortáramos la subvención, tampoco solucionaría el problema que tenemos en este momento. El problema que tenemos en este momento es un bache en el flujo de divisas”. Agregó que la escasez de carburante no se debe a la falta de recursos por parte de YPFB o del Estado.
“Si nosotros liberamos la subvención, cobrándole a la gente 11 bolivianos el litro de gasolina o de diésel, tampoco vamos a poder comprar el combustible, porque el combustible lo compramos en dólares”. Afirmó que el gobierno no podrá cumplir con la demanda de combustibles al 100% para el sector productivo porque lo que despachan sólo llega al 40 o 50% de lo requerido. Reconocer estas falencias y no enfrentarlas demuestran que no existe la capacidad para liderar la empresa estatal en medio de la crisis, debería irse.
El presidente Arce insiste en que no hay crisis sino una falta de dólares en las arcas del Estado, lo que demuestra la talla del mandatario, ¿acaso la falta de divisas americanas no es la matriz de la crisis? Para enfrentar,
Arce hizo conocer 10 medidas administrativas y de incidencia mínima y que no van a resolver los gravísimos problemas del gobierno, insiste en cuestionar a la Asamblea Legislativa por no aprobar los créditos externos. Critica a los precandidatos electorales por no ofrecer a la población medidas estructurales para solucionar los problemas originados por él y su modelo, no es culpable de nada. Aseguró que no renunciará en medio de fuertes y solidas informaciones de que ya había preparado maletas para irse, por eso fue la notoria la ausencia, en el lanzamiento de sus 10 mandamientos, de Choquehuanca, del ministro Del Castillo y de las organizaciones sociales.
Esta crisis económica, grave y sostenida en el tiempo hace también parte de la crisis de representación que tiene Lucho, es uno de los temas más recurrentes que afecta a la política actual.
La representación y la democracia representativa se encuentran en crisis y su efecto degrada y rebaja la calidad del sistema democrático actual y, en particular, de la relación de representación existente entre los ciudadanos y el gobierno de Arce. La desconexión entre el poder político y la ciudadanía, el funcionamiento viciado de las instituciones públicas, la pérdida por parte del parlamento de su papel central, el exceso de poder del gobierno y la judicialización de la democracia, giran alrededor de la misma idea, un progresivo deterioro del funcionamiento democrático. Así, Lucho no va más.