Estas semanas se ha concretado también la apuesta electoral de Jaime Dunn, un economista liberal muy liberal cuasi libertario con maestría en Harvard y una amplia experiencia como operador de mercados bursátiles y asesor en la materia, y que tras convertirse en fuente de referencia para tertulias y análisis en los medios, sin llegar a ser Javier Milei en lo que a la puesta en escena se refiere, empezó a sonar como potencial candidato en las filas liberales a finales de 2024. Se armó su imagen gráfica, reforzó su presencia en redes y medios generalistas y se conectó sobre todo con Marcelo Claure, que lo colocó en su grupo de trabajo en Harvard, donde arma vía laboratorio un plan de gobierno para Bolivia y quien varias veces lo ha sugerido como candidato ideal.
Fuente: El País.bo
Dunn dijo ya hace unos meses que “no tenía plata” para ser candidato, pero el acercamiento a Claure ha podido cambiar esa situación. De momento tampoco tiene sigla y solo un candidato lo ha recibido con cierta efusividad: Rodrigo Paz, que también es amigo de Claure.
La apuesta de Dunn, si resuelve el asunto de la sigla, no es baladí. La conducta de la oposición tradicional, con sus perpetuas guerras internas y recelos, viene desencantando a muchos potenciales votantes y la certeza de que no exista un «voto útil» ante el fraccionamiento que de hecho ya se ha generado con la persistencia de Manfred Reyes Villa y Chi Hyun Chung le puede dar un buen porcentaje de votos, sobre todo entre la población más joven, cercana a las redes sociales y donde el discurso que adopta Jaime Dunn es el favorito del algoritmo.
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Una campaña precisa puede colocar a Dunn en una parte del tablero y a todos los demás en la otra, justamente porque todos son conocidos desde hace muchos años.
A más, la potencia de las redes y la forma de construir comunidad de estas opciones libertarias suele ser subestimada por las encuestadoras tradicionales. Vuelan bajo el radar, no organizan partidos ni grupos de choque, ni siquiera reconocen líderes territoriales o similar, sino que su éxito se basa en una red horizontal muy activa en redes que suma causas y canaliza frustraciones y que, al final, se encolumna tras un nombre. Veremos el alcance y, tambien, como un «novato» se bate en el fango de una campaña copada por gente muy experimentada.
El tiempo corre.
Fuente: El País.bo