“Los demás candidatos, aunque se presentan como oposición, creen en el Estado”, afirma
Fuente: Correo del Sur
Por estos días, tiene la agenda apretada. Más que de costumbre. Eso, luego de que anunciara el pasado 1 de abril su candidatura presidencial para las elecciones generales del 17 de agosto. “Estoy en el avión”, se disculpa en un mensaje de texto, ante la solicitud de una entrevista. Unas horas después, responde a todas nuestras consultas. “Los demás candidatos, aunque se presentan como oposición, creen todavía en el Estado”, dice, para diferenciarse de sus rivales.
El destacado consultor financiero internacional, nacido en Camiri, Jamie Dunn, desgrana su propuesta electoral en una entrevista con CORREO DEL SUR. Promete a cada boliviano “devolverle la libertad de construir su propio destino”, si gana en las elecciones, “firmeza” con los ‘evistas’ y ‘masitas’ y ejecutar las órdenes de aprehensión que estén pendientes, mientras esté leyendo su discurso de posesión…
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Hace unos días anunció su candidatura. ¿Siente que ha sido bien recibida su postulación?
Me siento profundamente comprometido con esta responsabilidad, que la considero, personalmente, muy importante e histórica. Bolivia vive una crisis estructural que no solo es económica, sino también moral, institucional y cultural. Y veo (que) mi candidatura no responde a una ambición personal, sino a la necesidad urgente, diría yo, de ofrecer una alternativa seria, profesional y transformadora. La recepción (sobre mi candidatura) ha sido mejor de lo esperado. Miles de ciudadanos nos han escrito para expresar, por primera vez, que sienten que hay una propuesta con rumbo, basada en principios, basada en un cambio profundo, que (busca) redireccionar al país, sin populismos, sin politiquería del pasado y sin cálculo electoral.
¿Qué diferencia fundamental ofrece su proyecto político en comparación con las otras candidaturas en contienda? ¿Cuál es su propuesta de valor para el electorado boliviano?
La diferencia es radical. Somos el único proyecto político que propone devolver la soberanía al individuo, reducir el tamaño del Estado, liberar todas las fuerzas productivas, recuperar la moral, la ética en el país, recuperar la República, (la) de (los) ciudadanos libres, la igualdad ante la ley, el imperio de la ley, el respeto por la ley y las instituciones. Los demás candidatos, aunque se presentan como oposición, creen todavía en el Estado, creen en el estatismo, en el intervencionismo, en la redistribución de riqueza coercitiva, en solucionar los problemas inmediatos sin cambiar el país a mediano y largo plazo. Nosotros apostamos por la libertad económica, la descentralización radical, seguridad jurídica y la defensa irrestricta de la propiedad privada. Nuestra propuesta de valor es clara: transformar Bolivia totalmente, (pasar) de un país empobrecedor, por el estatismo, a una nación libre, basada en el mérito, el trabajo y el respeto a la ley.
Según las encuestas, hay cuatro candidatos fuertes en la oposición. ¿Por qué considera que su candidatura tiene posibilidades de frente a la de sus rivales?
Bueno, porque no estoy construyendo una candidatura basada en encuestas o alianzas, sino en una visión clara de país y un programa económico coherente. Los candidatos repiten recetas fallidas o carecen de un diagnóstico profundo de los problemas. Yo no ofrezco un Estado eficiente: lo que ofrezco es un Estado mínimo, limitado, pero fuerte. Porque esa es la única vía para que florezca la creatividad del ciudadano, en libertad. Tenemos posibilidades, porque representamos algo nuevo, algo auténtico: el cambio que la gente quiere, en más de 80%. No soy un reciclado. Apelo al sentido común de los bolivianos, que ya no creen en caudillos, en politiquería, en demagogia y supuestos mecanismos de unidad, que terminan más bien separando y traicionando el anhelo de la gente.
“Jaime Dunn se presenta para dividir más el voto…”. ¿Cómo responde a esa afirmación?
Falso. Yo no divido. Yo más bien reivindico la representación, diría yo, de millones de bolivianos que han sido ignorados por las élites políticas tradicionales. Quienes dividen el voto son aquellos que se niegan a construir consensos programáticos sobre ideas, sobre debates, sobre propuestas de país y prefieren hacer pactos para buscar a la persona, al candidato, sin discutir ideas ni programas. ¿Cuál es la visión de país? Debe haber unidad, pero en base a una visión de país, no de una persona. Yo no estoy aquí para sumar cargos, para ver cómo se divide el poder, sino para cambiar el rumbo del país. Ahora, si eso incomoda a los partidos tradicionales o los politiqueros de siempre, es porque obviamente he tocado una fibra que nadie quiere tocar. La verdadera unidad se construye alrededor de principios, visión de país, programa de gobierno y cambio radical, no (alrededor) de oportunismos o de simples encuestas. Tiene que ser en base a un debate y la interpelación que debemos hacernos entre candidatos.
En el ámbito político, ¿cómo se define: liberal, conservador, de derecha, de centro…?
Soy liberal clásico, profundamente convencido de la superioridad ética, económica y política del orden espontáneo, la igualdad ante la ley, la limitación del poder estatal, la propiedad privada, el respeto a la vida y la seguridad jurídica, sobre todo. No creo en etiquetas vacías, eso de derecha, centro, izquierda, sino en ideas sólidas que han probado su eficacia en el tiempo. Soy un enemigo del totalitarismo, sea de izquierda o sea de derecha, venga de donde venga, y un defensor de la vida, la familia, el trabajo honesto y la dignidad del individuo.
Volviendo el ámbito económico, ¿Cómo propone resolver los problemas urgentes: falta de dólares y escasez de combustibles?
Con sinceramiento económico, desregulación del mercado, apertura al comercio internacional y una profunda reforma tributaria, con, por supuesto, una medida en “sala de emergencia”, que es reducción importante del gasto público. La escasez de dólares es consecuencia directa del control de cambios, del endeudamiento irresponsable, del gasto público, de la destrucción del aparato productivo por parte del Movimiento Al Socialismo (MAS). Gastarse todo, dilapidar las reservas y el Banco (Central de Bolivia) se queda sin poder defender su tipo de cambio… hay que permitir la entrada de capitales extranjeros, privatizar, transferir a los ciudadanos sectores colapsados, empresas ineficientes y garantizar reglas claras para atraer la inversión. No hay solución sin abandonar el modelo estatista. Los subsidios a los combustibles tienen que terminarse en una forma racional. Y abriremos también el mercado a la competencia internacional.
¿Qué rol jugará el sector privado y el sector público bajo su gobierno, en caso de ganar en agosto?
El sector privado será el protagonista del desarrollo, el generador de riqueza, innovación y empleo. El Estado debe ser reducido a sus funciones esenciales: seguridad, justicia, relaciones exteriores, defensa, por supuesto, educación y salud, a través de mecanismos de servicios que puedan ser mucho más eficientes. Recuperaremos, el principio de subsidiariedad del Estado, donde el Estado no debe hacer lo que el ciudadano puede hacer mejor. La subsidiariedad del Estado es fundamental. Se acabaron los privilegios, las empresas públicas deficitarias, los subsidios, monopolios estatales, el gobierno como agencia de empleo, etcétera, etcétera. En cambio, vamos a garantizar libertad de empresa, competencia, estabilidad jurídica, igualdad ante la ley. Vamos a ser un gobierno de emprendedores, de ciudadanos trabajadores, y vamos a ser un gobierno que devuelve el poder al ciudadano, no vamos a ser el gobierno del control absoluto, total y coercitivo, como (lo) es hoy, al ciudadano.
Considerando la importancia de los recursos naturales en la economía boliviana, ¿cuál es su visión sobre el aprovechamiento de los mismos?
Hay que devolver a cada ciudadano la soberanía sobre los recursos naturales, a través de la propiedad, que también deben tener los ciudadanos sobre los recursos naturales, directamente. Que el Estado sea dueño de los recursos naturales, no significa que los ciudadanos sean dueños de los recursos naturales. Hay que hablar de mecanismos, donde la riqueza de los recursos naturales beneficie directamente a la gente. El modelo de nacionalización ha sido un fracaso, (lo) hemos visto. Necesitamos atraer inversión privada, nacional, extranjera, para poder desarrollar todas las riquezas que tenemos: el litio, gas, minería y agroindustria, con tecnología, productividad y sin corrupción. La riqueza no está en el subsuelo. La riqueza está en el ingenio humano y la capacidad de agarrar esos recursos naturales y transformarlos, darles valor y venderlos en los mercados. Mi visión es que el Estado deje de ser el dueño de los recursos y pase a ser el garante del derecho de propiedad sobre ellos, la propiedad de los ciudadanos.
En relación con la crisis de la justicia, ¿qué medidas propone para cambiar la actual situación?
Importante. Eliminaría el Ministerio de Justicia, que se ha utilizado como un mecanismo para violar la independencia de poderes y para perseguir al ciudadano y, especialmente, al enemigo político. Haremos una reforma integral del sistema judicial, basado en la independencia real del Poder Judicial y supresión de la elección de magistrados, que ha politizado la justicia, (y la) desmonopolización de la justicia, permitiendo formar alternativas de resolución de conflictos, como el arbitraje o la mediación. Responsabilidad civil y penal a jueces y fiscales corruptos… Hay que depurar el Órgano Judicial, con intervención internacional, si es necesario. Y hay que garantizar justicia pronta, transparente, sin interferencia política. Y las leyes ambiguas, que traen tantos problemas a los ciudadanos… Lo que vamos a hacer es que, ante la ambigüedad de la ley, siempre será, la ambigüedad, a favor del ciudadano. Si el Estado no sabe hacer normas, reglas ni leyes, es problema del Estado, no del ciudadano.
¿Cuál es su postura frente a la creciente preocupación por el medio ambiente y el cambio climático en Bolivia?
Vamos a defender el medio ambiente, desde la propiedad privada, la responsabilidad individual. Hay que hablar de concesiones, hay que hablar de algo diferente, opuesto al ecologismo estatista. El cuidado ambiental es más eficaz cuando los recursos están cerca a la gente, cuando hay incentivos para preservar y sanciones, reales, para los que contaminan. La tragedia de los bienes comunes se resuelve con hacer que el interés en cuidar los recursos naturales sea de la gente, no con prohibiciones. Vamos a promover, obviamente, mercados de carbono, tecnologías limpias y gestión ambiental privada, especialmente en todo todas las zonas que han sido afectadas por la quema de bosques, donde el agro puede ser, obviamente, sostenible y competitivo.
Bolivia ha experimentado periodos de polarización política constantes. ¿Cómo piensa construir consensos y promover la unidad nacional, en caso de llegar a la presidencia? ¿Y cómo será su relación con el ‘evismo’ y el ‘masismo’, si gana las elecciones?
La unidad no se impone. No se hace con encuestitas. Se construye alrededor de valores compartidos, de visión de país, de libertad, ley, trabajo, propiedad. Entonces, hay que convocar a todos los sectores que estén dispuestos, obviamente, a reconstruir el país, desde la legalidad y la República. Con el ‘evismo’ y el ‘masismo’, hay que ser muy firmes. Hay que, obviamente, invitar a quienes se puedan liberar del yugo masista. Pero no vamos a pactar con quienes han cometido delitos, han destruido Bolivia, han pisoteado la Constitución y han instalado un narcoestado. El resto, bienvenido, no importa de dónde venga. Nuestra relación va a ser siempre de respeto a la ley y la justicia ante todo. Y, por supuesto, quienes hayan delinquido, van a responder ante la ley, sin venganza, pero sin impunidad.¿Qué propone en relación a la política exterior?
Vamos a reinsertar a Bolivia al mundo libre, al mercado libre. Vamos a fortalecer relaciones con países que sean buenos para los intereses de Bolivia, abriendo mercados, siendo promercados abiertos, promoviendo tratados bilaterales de inversión, de comercio. Todo lo que beneficie al ciudadano boliviano, al consumidor boliviano, va a ser algo que va a tener eh prioridad. Por supuesto, nos vamos a alejar del del eje autoritario, abusivo, corrupto de Venezuela, Cuba, Irán, y nos acercaremos a las economías más dinámicas del mundo, del Pacífico: Chile, Perú, Colombia, Estados Unidos, Europa… Bolivia debe ser un país confiable, competitivo, atractivo para la inversión, no un país paria, un país leproso (a causa del) Socialismo del Siglo XXI.
Si tuviera que resumir en una frase su principal promesa al pueblo boliviano, ¿cuál sería?
Yo diría que voy a devolver a cada boliviano la libertad de construir su propio destino, sin que el Estado lo oprima, le robe, lo divida. El Estado está sobre la gente. Vamos a hacerlo al revés: la gente va a estar sobre el Estado.
¿Qué es lo primero que hará, una vez que asuma la presidencia, si gana en agosto?
Bueno, lo primero será tomar medidas eh para recortar el gasto público, estabilizar la economía, emitir, obviamente, un decreto de emergencia económica y rescate institucional. Necesitamos eliminar y congelar el gasto público innecesario, hay que liberalizar el mercado, hay que abrir el país al comercio, hay que sentar las bases de un nuevo pacto republicano. Iniciaremos de inmediato una auditoría a las empresas públicas, reformas al Código Tributario, y se hará una convocatoria para refundar la justicia. Y se pondrá también, inmediatamente, mientras lea mi discurso, de acuerdo a la ley, se ejecutarán todos los mandamientos de apremio y órdenes de arresto que existan en el país ya emitidos, pero no ejecutados. Mientras lea mi discurso, los ladrones, los corruptos que, de acuerdo a la ley, ya hayan sido identificados, notificados (con) procesos legales avanzados, se irán ejecutando. Mientras lea mi discurso, se estarán arrestando a los corruptos. No hay tiempo que perder. Cada día que pasa, con este modelo corrupto, nos cuesta miles de empleos, de vidas humanas truncadas, de patrimonio que se pierde y libertades que se pierden.
Fuente: Correo del Sur