El cáncer avanza, ¿cuál es el aporte de las universidades?


El cáncer, esa enfermedad que, cuando la escuchamos, se nos mueve el piso y creemos que la vida se acaba de forma inmediata. Empieza el vía crucis del enfermo. Y, con la esperanza de vivir más años, acude a todo lo que esté a su alcance: médicos, naturistas, cadenas de oración, etc.

Además, las deudas empezarán a acumularse porque el tratamiento es caro y difícil. La familia y los amigos realizan rifas, kermeses, aportes voluntarios…



Pero como no soy experto en el área, solo quiero compartir la preocupación por el avance que está teniendo el cáncer entre la población cruceña.

En pocos días, me informé de varios casos cercanos:

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-Un joven, hijo de una amiga periodista, afronta la enfermedad.

-Un paciente de la CPS, que estaba en la pieza al lado de mi madre, tenía el cáncer irradiado en todo el cuerpo. El médico les decía a sus familiares que le dieran amor y lo hicieran feliz en sus últimos días. Ya nada se podía hacer.

-Una paciente, compañera de la pieza de mi madre, con cáncer en las piernas.

-Una colega periodista está dando batalla al cáncer.

-Una amiga colombiana, que tenía su negocio en Santa Cruz, se fue a su país y allá le diagnosticaron la enfermedad. No pudo volver y sus amigos vendieron todas sus cosas.

El centro de salud Cañada El Carmen en Santa Cruz remite alrededor de 12 casos diarios al oncológico. Sin contar a familiares y amigos cercanos de quien fallecieron con la enfermedad.

El cáncer en Santa Cruz está haciendo estragos. Según cifras oficiales, cada día fallecen entre tres y cuatro personas por los diferentes tipos de esa enfermedad.

Nuestra pregunta va dirigida a las universidades públicas y privadas, y a las instituciones profesionales de medicina: ¿Están aportando a entender mejor esta rápida propagación del cáncer, no solo en Santa Cruz, sino probablemente en todo el país?

No se trata solo de hacer campañas informativas (que las mujeres se hagan el papanicolaou una vez al año o la mamografía periódicamente, o que los hombres hagan exámenes de antígeno prostático).

Con todo su ejército de profesionales y docentes –que, según sus campañas de marketing, son los más capacitados–, las universidades deben reorientar su rol más allá del aula: aportar desde la ciencia, la investigación y la academia con estudios sobre este tema.

La presencia imponente, preocupante y dramática del cáncer debe ser motivo de atención y acción, pero desde la óptica científica: estudios de casos, investigaciones actualizadas, estadísticas, testimonios para plantear hipótesis sobre su desarrollo, expansión e impacto.

El escenario y los afectados están ahí, reclamando que autoridades y profesionales universitarios salgan de sus cómodas oficinas, de las aulas, y ofrezcan alternativas con investigaciones serias.

De todos, las personas también tienen responsabilidad: La OMS destaca que adoptar un estilo de vida saludable puede reducir hasta en 50% el riesgo de desarrollar cáncer. Los especialistas enfatizan la importancia de evitar el tabaco y el alcohol, mantener una alimentación rica en frutas y verduras, realizar actividad física regular, protegerse adecuadamente del sol y cumplir con el calendario de vacunación. Además, subrayan la necesidad de chequeos médicos periódicos para una detección temprana. La prevención sigue siendo la mejor arma contra esta enfermedad.

Hernán Cabrera es periodista.