Igualó a un tanto en el Hard Rock Stadium de Miami con arbitraje de Facundo Tello por el Grupo H.
Luces y sombras para el Real Madrid. Los blancos aterrizaban en el Mundial de Clubes con las esperanzas renovadas y con un objetivo claro: mostrar una nueva imagen. Pero unas semanas desde la llegada de Xabi Alonso al banquillo blanco no fueron suficientes para inculcar sus ideas. El gol de Gonzalo, la joven promesa de los merengues, llegaba cuando el Al-Hilal más apretaba la portería blanca. Una ventaja que no tardó en arruinar el club saudí. Desde los once metros, Rubén Neves hacía el tanto del empate. En los últimos minutos, Fede Valverde tuvo la oportunidad de dar la victoria a los suyos con un penalti, pero Bono se vistió de héroe y salvó al equipo saudí. Unos minutos después, el árbitro señaló el final del partido y certificó el empate del club blanco.
Los minutos iniciales lejos quedaron de lo que los madridistas tenían en mente. Al equipo le costaba construir, mover el balón y encontrar esa conexión que les llevaría al éxito. Encontrar ese ritmo y esa sintonía que les convirtió en uno de los mejores equipos del mundo. Esas escasas semanas que ha tenido Alonso, no han sido suficientes para que el equipo interiorizara las ideas del nuevo técnico. Y, sin embargo, las novedades del once blanco tenían claro que era el momento de demostrar, de ganarse el puesto. Gonzalo remató todos los balones que le llegaron y en uno de ellos llegó el primero del club.
Fue en el minuto 34, la jugada nacía de una gran contra del Real Madrid. El balón llegó a los pies de Rodrygo que se encontraba en banda y tras enfilar el carril directo a portería saudí, levantó la mirada y mandó un pase a Gonzalo, que remató el balón para mandarlo al fondo de la red. Los blancos ya estaban por delante en el marcador. Sin embargo, los saudíes habían rondado la portería de Courtois y el tanto del empate no tardó en llegar. Fue gracias a un agarrón en el área de Asencio. El árbitro no pitó la acción en el momento, necesitó revisarlo en el VAR y ahí no tuvo dudas. El Al-Hilal tenía la ocasión perfecta de empatar el encuentro justo antes del descanso. Rubén Neves fue el encargado de ejecutar el lanzamiento y no falló. Mandó el balón al fondo de la red para poner el marcador de nuevo en tablas.
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Ya en la segunda mitad, los blancos salieron con una predisposición diferente al verde. Querían el balón, querían imponer su juego, su estilo. Querían crear, dejar volar la magia. Arda Güler, que saltó al terreno de juego con el comienzo de los segundos 45 minutos, fue el primero en crear una de las ocasiones más claras del Real Madrid. El joven turco salió a revolucionar la delantera blanca y lo consiguió. Por él pasaron todos los balones de las ocasiones más claras de peligro. Se alió con Gonzalo, a quien mandó todos los pases para que rematara, y con Huijsen, que le cedía todos los balones profundos desde la zaga.
Pero el juego de los blancos no llegaba a tener la contundencia suficiente para entrar en la portería de un muro llamado Bono. Mientras los de Xabi Alonso seguían buscando esa marcha de más que les permitiera hacerse con el partido, que les permitiera marcar el gol de la victoria; los minutos corrían como si fueran segundos. El tiempo se agotaba y el balón no entraba. El Al-Hilal aprovechó todos los errores de la defensa del Real Madrid para intentar marcar el segundo y cerca estuvieron de conseguirlo tras un fallo de Huijsen que intentó aprovechar Leonardo, pero terminó saliendo fuera.
Bono se viste de héroe