Entre ceja y ceja – Ricardo Paz Ballivián en La Razón
Como se sabe, la Revolución mexicana de 1910 empezó como una rebelión en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, quien ya tenía más de 30 años en el poder. El movimiento fue liderado por el intelectual y político Francisco I. Madero que con su lema ´sufragio efectivo, no reelección´ canalizó el descontento popular en contra del dictador. Luego de siete años de cruenta lucha armada, finalmente, los mexicanos lograron cohesionarse alrededor de la Constitución Política promulgada el 5 de febrero de 1917. Allí se consagró un principio que hasta nuestros días es la piedra angular del sistema político mexicano: ninguna autoridad electa, sea Presidente, Senador, Diputado, Gobernador, Presidente Municipal, etc., puede ser reelecto en su misma dignidad.
Este sabio precepto (la no reelección) permitió a México, a diferencia del resto de países de América Latina, evadir las tentaciones del personalismo. Tuvieron, ni duda cabe, presidentes muy carismáticos y de fuerte liderazgo, baste recordar a Lázaro Cárdenas, José López Portillo o al mismo Carlos Salinas de Gortari, pero a ninguno de ellos se les permitió ir más allá de lo que la ley le otorgaba como mandato. En los otros ámbitos, la constante movilidad política generó que los partidos políticos (un partido político durante largo tiempo, el PRI y otros dos más desde hace 20 años, el PAN y el PRD) sean más importantes que los dirigentes o representantes circunstanciales. A punto de cumplirse un siglo de la Revolución mexicana, se puede afirmar que el “sufragio efectivo no reelección” fue un enorme acierto histórico y estratégico que le permitió a México ser lo que es hoy.
En Bolivia nuestra Constitución sólo restringió la reelección inmediata a nivel presidencial y vicepresidencial hasta el año 2009. Nunca hubo restricción para otros niveles del Estado, vale decir Diputados, Senadores, Alcaldes o Concejales. Ahora, desde la promulgación de la nueva Constitución el 7 de febrero de este año, ya no hay impedimento para la reelección inmediata por una sola vez del Presidente y del Vicepresidente y las demás autoridades pueden ser reelectas indefinidamente.
Sin embargo, de manera paradójica, sin que exista ninguna obligación legal para hacerlo, el partido de gobierno ha procedido a aplicar de facto la no reelección en la totalidad de sus senadores y diputados. Los únicos candidatos que pretenden ser reelegidos de las filas gobiernistas pertenecen al aliado del MAS, el Movimiento Sin Miedo. Éste es un hecho que ha pasado casi desapercibido, pero que sin duda representa algo muy novedoso para el sistema político boliviano. Ojalá que no se trate simplemente de una medida circunstancial, obligada por la necesidad de responder a las múltiples demandas de los centenares de “movimientos sociales” que conforman el MAS y sea más bien el atisbo de una medida mucho más profunda que podría consolidarse durante la próxima gestión legislativa.
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Sería magnífico que el MAS promueva una reforma constitucional que incorpore el principio de la no reelección para la totalidad de los puestos de elección popular. De esa manera construiríamos instituciones y no caudillos. Sería la mejor manera de poner un tapabocas a quienes pensamos que la búsqueda de los dos tercios en la próxima Asamblea Legislativa sólo busca habilitar una reforma constitucional que permita la perpetuación de Evo Morales en el poder.