Este jueves se estrena en salas del país Jurassic World: Renacer, la séptima película de la saga cinematográfica dedicada a los dinosaurios que surgió de la prodigiosa mente de Steven Spielberg, director de las 2 primeras películas y productor ejecutivo de todas ellas que pretende una vez más convertir a la franquicia en un éxito de taquilla.
Hay una frase en la novela Parque Jurásico (1990) de Michael Crichton, sobre las cual se basan las películas, que define un poco el espíritu de lo que esta saga significa dentro de la cultura popular: “La vida encontrará el camino”. La historia original narra la historia de un parque temático en el que se recrea la época de los dinosaurios usando ingeniería genética. En el medio se entrelazan cuestionamientos a la explotación de los animales y el lado mercantilista de la ciencia. La ironía suprema es que Parque Jurásico generó una industria millonaria basándose en las películas, videojuegos y juguetes.
¿Por qué tenerle fe a esta nueva peli? Les doy dos razones: Está dirigida por Gareth Edwards (Director de la fantástica Rogue One) y escrita por David Koepp, que entre otros guiones fabulosos escribió el de Jurassic Park (La primera de 1993), Carlito´s Way (1993), Misión:Imposible (1996) y La guerra de los mundos (2005). Esto garantiza que de alguna manera esta nueva película tenga algo de la esencia de lo que hizo tan popular a la primera.
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El Fan service (o contenido añadido a películas o series para tener contentos a los fans) es más evidente que nunca e incluye discretos homenajes a la filmografía de Steven Spielberg. Sin ánimo de generar spoilers, hay una escena increíble que le rinde culto a “Tiburón” y alguna otra adicional que es un calco de un momento clave de la película de 1993 (dinosaurios resoplando en un vidrio empañado).
Para contrapesar a los actores “jurásicos” de CGI se ha elegido un elenco que garantice el éxito en la taquilla, el cual está encabezado por Scarlett Johansson y el ganador de dos Premios Óscar, Mahershala Ali, quienes cumplen sin mucho esfuerzo la tarea de llevar la película a buen puerto. Como casi todas las películas de la saga siempre hay actores infantiles que ayudan a la conección emocional con la audiencia. Por tratarse de la primera película de lo que promete ser una nueva trilogia es que quizás uno echa de menos un mejor desarrollo de los personajes.
En Jurassic World: Renacer nuevamente se recurre a las emociones utilizando de nuevo la magnífica música de John Williams cuando aparecen en escena los titanosaurios. Sin embargo, creo que la franquicia ya exprimió al máximo este golpe de efecto. Y precisamente ese es uno de los errores de la película: insistir en terrenos comunes con escenas y situaciones que ya no sorprenden tanto como la primera, o la segunda o la tercera vez.
Algo que es imperdonable en la película es que el supuesto mayor villano, el Distortus Rex, sea tan feo. El diseño de la criatura es realmente espantoso y falto de toda creatividad. Está claro que son dinosaurios mutantes, pero no había que castigarlos tanto. El “malote” en cuestión tiene muy pocas escenas y no son nada memorables. La carga aterradora de la peli termina cayendo en las pequeñas pero siempre eficientes garras del Tiranosaurio Rex, sin duda uno de los grandes protagonistas de la saga.
En resumen, Jurassic World: Renacer es una película entretenida en la que se nota el oficio del director Edwards por entregar secuencias de acción impactantes y bien ejecutadas que intenta algo de profundidad con su cuestionamiento a la industria farmacéutica, pero ese no es su fuerte. La película cumple y divierte. Por lo menos está mejor ejecutada que la anterior Jurassic World: Dominion. Habrá que ver cuánto más puede aguantar nuestro amor por los dinosaurios.
Roberto Marcelo Vera