La oportunidad de Lula da Silva en la Cumbre de los BRICS naufragó entre críticas externas y disenso interno


Brasil aspiraba a reforzar su papel internacional, pero el evento de Río de Janeiro se vio marcado por ausencias significativas y divergencias sobre Oriente Medio

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(De izq. a der.) El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov; el príncipe heredero de Abu Dabi, el jeque Khaled bin Mohamed bin Zayed Al Nahyan; el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto; el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el primer ministro de la India, Narendra Modi; el primer ministro de China, Li Qiang; el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed; el primer ministro de Egipto, Mostafa Madbouly; y el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, posan para una foto familiar durante la cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, Brasil, el 6 de julio de 2025. (Foto de Pablo PORCIUNCULA / AFP)



 

Fuente: infobae.com

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Incluso en su declaración final, el bloque BRICS, ampliado ahora a 11 países, 4 de ellos de Oriente Medio, a saber, Irán, Arabia Saudí, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, mostró sus divisiones internas y, con ellas, la pérdida de peso y de una estrategia común, gracias también a las deserciones más destacadas, las de Xi Jinping y Putin. Lo que debía ser, en definitiva, la postal de Brasil de Lula, también con vistas a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP30 prevista en Belém en noviembre, se ha reducido a un evento más entre muchos otros. Hubo tonos muy acalorados entre bastidores y mucha moderación posteriormente en la declaración final.

Después de haber conseguido este año la presidencia del Mercosur y la de los BRICS, Lula, que acogió a los países del bloque nacido en función antiestadounidense y antioccidental en sentido amplio, intentó avivar el debate con su discurso de apertura, en el que volvió a plantear los puntos clave de su política exterior para este tercer mandato, desde las críticas a la OTAN —“se prefiere invertir en la guerra en lugar de en la paz”, dijo, hasta sus posiciones sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, que repitió citando esta vez también a Irán. “El Gobierno brasileño ha denunciado las violaciones de la integridad territorial de Irán, como ya había hecho en el caso de Ucrania. Es urgente que las partes implicadas en la guerra de Ucrania profundicen en el diálogo directo con vistas a un alto el fuego y una paz duradera”, afirmó el presidente brasileño. También en lo que respecta a Gaza, Lula reiteró sus posiciones ya conocidas. “Absolutamente nada justifica las acciones terroristas perpetradas por Hamás. Pero no podemos permanecer indiferentes ante el genocidio perpetrado por Israel en Gaza, la matanza indiscriminada de civiles inocentes y el uso del hambre como arma de guerra”, añadiendo que “la única solución es el fin de la ocupación israelí”.

La agenda geopolítica de Lula le ha valido en los últimos días las críticas de la revista británica The Economist. “El papel de Brasil en el centro de un BRICS ampliado y dominado por una actitud más autoritaria es parte integrante de la política exterior cada vez más incoherente de Lula“, se lee en el artículo, en el que también se destaca la impopularidad del presidente en el frente interno. Según The Economist, “al principio, ser miembro del BRICS ofrecía a Brasil una plataforma para ejercer influencia global. Hoy en día, esto hace que el país parezca cada vez más hostil hacia Occidente». Un artículo que ha llevado al Ministerio de Asuntos Exteriores, Itamaraty, a responder. Brasil no “trata el derecho internacional a la carta”, escribió el ministro de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, añadiendo que el respeto por la “autoridad moral” del jefe del Ejecutivo brasileño es “indiscutible”. Sin embargo, el profesor de relaciones internacionales Matias Spektor, de la Fundación Getulio Vargas, aclara el impasse en el que parece haber caído Brasil. “Cuanto más China convierta a los BRICS en un instrumento de su política exterior, y cuanto más Rusia utilice a los BRICS para legitimar su guerra en Ucrania, más difícil será para Brasil seguir declarándose no alineado», declaró Spektor a The Economist.

Paradójicamente, los presidentes de estos dos países han sido los grandes convidados de piedra de esta edición. Xi Jinping se ha perdido por primera vez una reunión de los BRICS desde que es presidente. Sin dar una explicación oficial, envió en su lugar al primer ministro Li Qiang. Su ausencia, según los analistas, podría ser estratégica para no socavar las ya difíciles negociaciones con el Gobierno de Trump, que, recordemos, ya había amenazado con gravar con un 100 % a los países del bloque BRICS si buscaban una alternativa al dólar. “La ausencia de Xi Jinping no cambia la forma en que los chinos lo han utilizado como medio y plataforma para ejercer su liderazgo sobre otros países, a diferencia de los estadounidenses y los europeos. Una señal de ello ha sido la continua expansión de los BRICS en Asia, que ha ampliado la esfera de influencia de China”, escribe el diario brasileño O Globo en un editorial. “Xi, representado por el primer ministro Li Qiang, no necesita estar en Río para que los BRICS sigan siendo útiles para Pekín“, concluye el texto. En su reunión con Lula Li, poco antes del inicio de la cumbre, afirmó que China y Brasil están dispuestos a reforzar su asociación en el marco de los BRICS. También estuvo ausente el presidente ruso Vladimir Putin, que habló por videoconferencia. Recordemos que el año pasado la cumbre se celebró precisamente en Rusia, en Kazán. A pesar de la invitación de Lula, Putin temía ser detenido, ya que pesa sobre él una orden de captura de la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra. En su discurso, el presidente ruso promovió la desdolarización del comercio internacional, un tema que le interesa debido al aislamiento económico impuesto a su país por las potencias occidentales tras la invasión de Ucrania. Por lo tanto, defendió el avance de las negociaciones sobre el uso de monedas locales entre los países del bloque.

El presidente de Brasil Lula

El presidente de Brasil Lula da Silva.

El sábado, los ministros de Hacienda y los presidentes de los bancos centrales del bloque, tras reunirse, anunciaron también el apoyo a la lucha global contra la evasión fiscal y a la tributación de los súper ricos. Este es un tema impulsado también por Lula, que lo está utilizando en su política interna para recuperar su popularidad de cara a las elecciones presidenciales del próximo año. “Se trata de un paso decisivo hacia un sistema fiscal global más inclusivo, justo, eficaz y representativo, una condición necesaria para que los súper ricos de todo el mundo paguen finalmente la parte que les corresponde de impuestos”, declaró el ministro de Hacienda brasileño, Fernando Haddad.

Como se desprende también de la declaración final, apodada la Declaración de Río, será cada vez más crucial para los BRICS el papel del banco del bloque, el Nuevo Banco de Desarrollo, dirigido por la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff, como principal motor de financiación de la industrialización del Sur Global. En el documento final, los países del bloque también expresaron su profunda preocupación por la escalada del proteccionismo y las medidas comerciales unilaterales, en referencia a la guerra arancelaria desencadenada por Donald Trump. Entre los temas centrales de la cumbre se encuentran la creación de una gobernanza internacional para el uso ético de la inteligencia artificial, una asociación para la erradicación de las enfermedades socialmente determinadas y la financiación climática con especial atención a los países en desarrollo. La iniciativa se enmarca en una estrategia común también en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP30, que se celebrará en Brasil, en Belém, en noviembre.

La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, anunció ayer durante la cumbre que, para esa fecha, el Gobierno espera poner en marcha el fondo “Bosques tropicales para siempre”. El fondo tiene como objetivo movilizar más de 150.000 millones de dólares para apoyar a 70 países tropicales en la protección de los bosques y la transición ecológica. La ministra subrayó que la financiación deberá proceder de una combinación de recursos públicos y privados, con miras a la justicia climática. Marina Silva criticó la falta de compromisos concretos por parte de las grandes economías mundiales en materia de financiación climática y destacó la necesidad de flujos financieros más constantes, rápidos y suficientes para hacer frente a la crisis climática. Por último, pidió al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS que revisara sus prioridades e invirtiera más en proyectos relacionados con el clima.

En el ámbito de la política exterior, el tema más controvertido en la reunión de Río de Janeiro fue la condena de Israel y Estados Unidos por los ataques contra las instalaciones nucleares iraníes. A pesar de la ausencia de última hora del presidente iraní Masoud Pezeshkian, la delegación iraní encabezada por Abbas Araghchi había presionado para que los BRICS adoptaran una postura más agresiva, instando a un lenguaje más contundente que el de la nota conjunta difundida por el grupo la semana pasada, en la que se expresaba “profunda preocupación” y se subrayaba la violación del derecho internacional. “Pero, por otro lado, India, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí no quieren conflictos con Estados Unidos. Brasil forma parte del grupo que intenta equilibrar —y suavizar— una posición final”, escribe Eliane Cantanhêde en O Estado de São Paulo.

Donald Trump impondrá un arancel

Donald Trump impondrá un arancel adicional del 10% a los países que «se alineen» con los BRICS.

Al final prevaleció la versión en la que no se menciona ni a Estados Unidos ni a Israel. “Condenamos los ataques militares contra la República Islámica de Irán desde el 13 de junio de 2025, que constituyen una violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, y expresamos nuestra profunda preocupación por la consiguiente escalada de la situación de seguridad en Oriente Medio”, reza el texto de la declaración final. Coincidiendo con la cumbre de ayer, la organización no gubernamental StandWithUs Brasil organizó una manifestación para concienciar sobre la violación de los derechos humanos por parte del régimen iraní. En la playa de Ipanema se colocaron horcas con cientos de banderas LGTB y con la inscripción “Irán mata a los homosexuales en las plazas públicas”.

En cuanto a la cuestión de Gaza, en la declaración final ha desaparecido el término genocidio, citado por Lula. Sin embargo, se ha reiterado el compromiso a favor de una solución de dos Estados en la crisis entre Palestina e Israel, basada en negociaciones pacíficas como “único medio” para garantizar la paz y la estabilidad en la región. En relación con la invasión rusa de Ucrania, aunque entre bastidores se habló durante horas de una posible condena al país invadido por su ataque masivo con drones contra Rusia el pasado mes de junio, el texto final de la declaración se suavizó. “Recordamos nuestras posiciones nacionales sobre el conflicto en Ucrania, expresadas en los foros apropiados, incluidos el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas. Acogemos con satisfacción las propuestas pertinentes de mediación y buenos oficios, entre ellas la creación de la Iniciativa Africana de Paz y el Grupo de Amigos para la Paz, destinadas a la resolución pacífica del conflicto mediante el diálogo y la diplomacia. Esperamos que los esfuerzos actuales conduzcan a un acuerdo de paz duradero”, se lee en el texto. En la declaración final, los países miembros del bloque también pidieron una profunda reforma de la ONU, en particular del Consejo de Seguridad, para garantizar una mayor representación de los países en desarrollo.

Por último, en el caso de Brasil, se ha reforzado el eje con la India. Tras la cumbre, el primer ministro Narendra Modi se reunirá con Lula en Brasilia. El acercamiento a la India también está en consonancia con la agenda de integración defendida por el presidente Lula durante la 66.ª Cumbre del Mercosur, que concluyó la semana pasada en Buenos Aires. “Es hora de que el Mercosur mire hacia Asia, el centro dinámico de la economía mundial. Nuestra participación en las cadenas de valor globales se beneficiará de unos vínculos más estrechos con Japón, China, Corea, India, Vietnam e Indonesia”, declaró Lula en su intervención en la cumbre, en Argentina.