Investigadores identifican que la cara visible del satélite responde de manera distinta a la gravedad terrestre, lo que sugiere una composición interna desigual y desafía modelos previos sobre su origen.
Por Constanza Almirón
Fuente: Infobae
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Una de las mayores incógnitas de la astronomía moderna giró en torno a las enigmáticas diferencias entre la cara visible de la Luna y su hemisferio oculto. Desde la Tierra, la superficie lunar que observamos está marcada por extensas llanuras oscuras, mientras que el otro lado permanece cubierto por terreno accidentado y lleno de cráteres.
A lo largo del tiempo, estas diferencias motivaron numerosas teorías sobre la formación y evolución de nuestro satélite natural, sin que hasta ahora existiera una explicación concluyente acerca de su origen y desarrollo interno.
Un estudio reciente de la NASA, publicado en la revista Nature y difundido por BBC Science Focus, ofrece por primera vez una posible respuesta clara. Investigadores del Jet Propulsion Laboratory detectaron una diferencia significativa en cómo reacciona cada hemisferio de la Luna frente a la gravedad terrestre. El hallazgo sugiere que el interior del satélite no es uniforme: la cara visible, que siempre apunta hacia la Tierra, responde más fácilmente a las fuerzas externas que la cara opuesta. Esta diferencia se considera un reflejo de condiciones internas desiguales.
Según explicó el doctor Ryan Park, director del Solar System Dynamics Group de la NASA y líder del estudio, durante mucho tiempo se pensó que el interior lunar tenía una estructura simétrica. “Ver pruebas claras de lo contrario fue tanto sorprendente como desafiante”, expresó. Luego agregó: “Nuestro equipo quedó genuinamente desconcertado. La Luna no solo se ve asimétrica desde afuera; realmente lo es por dentro”.
Una diferencia medida con precisión
El análisis se basó en datos de la misión GRAIL, compuesta por dos sondas espaciales que orbitaron la Luna entre 2011 y 2012 para estudiar su campo gravitacional con altísima precisión. Los investigadores aplicaron un parámetro llamado Love number, que permite medir cuán flexible es el interior de un cuerpo celeste frente a una fuerza externa.
En el caso lunar, el valor observado fue 72% más alto de lo esperado si la Luna tuviera un interior perfectamente simétrico. “Cuando vimos el resultado, tuvimos que revisar millones de parámetros. Pero las matemáticas confirmaban el hallazgo: el satélite realmente está desequilibrado internamente”, relató Park.
Esta diferencia indica que la estructura interna de la Luna está desbalanceada, con un hemisferio más sensible a la atracción terrestre. La BBC explicó que esto obligó a los científicos a reconsiderar los modelos existentes sobre la formación y evolución del satélite, que no preveían este tipo de comportamiento.
El papel del manto lunar
El estudio apunta a que la raíz de esta asimetría está en el manto lunar, una capa ubicada bajo la corteza. Según los datos analizados por la NASA, el manto de la cara visible es más cálido y menos rígido que el del lado oculto. Esa diferencia hace que reaccione de manera distinta a la gravedad de la Tierra.
Una de las causas principales de este desequilibrio estaría en la distribución desigual de elementos radiactivos, como el torio. La BBC informó que la cara visible de la Luna contiene hasta diez veces más torio que el hemisferio opuesto. Al descomponerse, estos materiales generan calor, lo que habría mantenido esa zona interna en un estado más blando durante millones de años. Esta mayor temperatura explicaría por qué esa región responde con mayor facilidad a las fuerzas externas.
Rastros visibles en la superficie lunar
Las diferencias en el interior de la Luna también dejaron huellas claras en su superficie. El calor producido por los elementos radiactivos habría facilitado antiguas erupciones volcánicas en la cara visible, cubriéndola con llanuras oscuras conocidas como mare. En cambio, la cara oculta, más fría y rígida, conserva una superficie más elevada y repleta de cráteres.
Estas características externas eran conocidas desde hace siglos, pero hasta ahora no se comprendía del todo por qué la Luna tiene dos caras tan distintas. El nuevo estudio proporciona una explicación basada en procesos internos, y no solo en impactos o condiciones externas.
Información clave para futuras misiones
Además de aportar conocimiento sobre el pasado lunar, el estudio generó el mapa gravitacional más detallado elaborado hasta ahora sobre el satélite. Según la BBC, estos datos son especialmente útiles para las futuras misiones del programa Artemis, que buscan llevar nuevamente astronautas a la superficie de la Luna. Entender cómo varía su campo gravitatorio permitirá planificar rutas de aterrizaje, movimientos de exploración y sistemas de navegación con mayor seguridad.
Los investigadores también destacan que la misma metodología podría usarse para estudiar otros cuerpos celestes. El doctor Park expresó interés en aplicar estas técnicas al asteroide Psyche, que posee una alta concentración de metales, y a Europa, la luna de Júpiter que alberga un océano bajo su superficie helada. Conocer el interior de estos objetos permitirá entender mejor cómo se formaron y evolucionaron.
El descubrimiento de esta asimetría interna lunar representa un avance significativo en la comprensión de la historia geológica del satélite. Para el equipo liderado por Park, el hallazgo marca un cambio de enfoque: ya no se trata solo de observar la superficie, sino de entender cómo el interior influye en lo que vemos desde la Tierra.
“La parte más sorprendente fue descubrir cuán marcada era la diferencia. Nos obligó a replantear toda nuestra visión sobre la evolución térmica y estructural de la Luna”, concluyó.