Los expertos apuntan a las empresas de marketing político, que se valen de las redes sociales, como Facebook, X y Tik Tok, para difundir, de manera planificada y dolosa, información falsa durante las campañas electorales y que afectan al voto
Carlos Quisbert
Fuente: eldeber.com.bo
La desinformación durante las campañas electorales es un negocio no regulado en el que intervienen al menos 10 actores, y se debe analizar el papel que juegan las redes sociales como medio por el cual se difunden, de manera planificada y dolosa, datos falsos, según la investigadora de la Fundación Internet Bolivia, Eliana Quiroz.
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La explicación surgió durante el “Conversatorio internacional, Elecciones con/sin desinformación”, organizado por la Friedrich Ebert Stiftung (FES), la Oxfan e Internet Bolivia, que se realizó en La Paz el pasado miércoles. En el mismo, otros investigadores alertaron sobre los riesgos de la desinformación electoral para la actual coyuntura, con vistas a las elecciones generales del próximo 17 de agosto.
Definición
“En Europa se ha comenzado a regular a las redes sociales, porque estas empresas (Tik Tok, Facebook, X) tienen un modelo de negocio que promueven y ganan dinero con la desinformación, entonces se las empezó a multar. Eso es parte de un grupo de soluciones. Pero creo que hay una perspectiva que no se ha explorado demasiado, yo creo que el problema de la desinformación es un problema desregulado, es decir, hay ofertantes y demandante de algo, que se llama ‘campañas de desinformación’”, definió la investigadora.
Quiroz explicó que la denominación académica de “desinformación” es reciente, ante el rechazo del concepto de la “fake news”, cuestionada por el gremio de periodistas, que señalan que no se puede hablar de una “noticia falsa”, ya que la noticia es un producto cuya elaboración se rige por criterios académicos y éticos, contrario a la manipulación de datos que se dan en los mensajes que circulan en redes sociales.
Citó el concepto de Claire Wardle, autora del libro Wardle & Derakshan, sobre la desinformación, catalogándola como toda acción de “compartir información falsa a sabiendas de que lo es. Quiroz afirma que, además, que quienes la distribuyen tienen la intención de causar daño a gran parte de la sociedad.
En ese contexto, precisó cuatro características que aparecen en las diferentes definiciones de “desinformación”: Se trata de un fenómeno sociotécnico; produce y difunde contenidos falsos o engañosos; es intencional (planificado) y tiene como objetivo dañar las esferas políticas o sociales.
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Actores
De acuerdo a la tesis doctoral de Quiroz, “el ecosistema nacional de desinformación” tiene 10 actores: La voluntad política, fuentes financieras, estrategias, proveedores de datos, analistas de datos, productores de contenido, proveedores de credibilidad, y en una “esfera de difusión” se sitúan, los difusores de desinformación masivos, los difusores interactivos y la ciudadanía.
“Lo que podemos hacer con estos actores es entender su naturaleza y así poder regularlos”, afirmó, en relación al negocio que existe entre los políticos y quienes realizan las campañas electorales. La investigadora considera que, por ejemplo, el Órgano Electoral debe normar la actuación los “tiktokers”, que son contratados para reproducir diferentes posturas políticas.
Contexto nacional
En relación al panorama boliviano, con las elecciones generales en puerta, la editora en jefe de Chequea Bolivia, Enid López, explicó a EL DEBER que es muy difícil identificar a los responsables de la desinformación electoral. La verificadora de material informativo tiene en curso una investigación, con datos que vienen de los conflictos de 2019.
Se trata de un mapeo de cuentas y perfiles en redes sociales, páginas y portales que difunden ese material. Consultada sobre si ya se identificó a grupos políticos o empresas que planifican la difusión dolosa de información falsa, López afirmó que sí, que están tras esos indicios.
“Justamente estamos tras la pista de empresas de marketing, que están tras la difusión de material desinformativo”, mencionó López. Sostuvo que de forma paralela identificaron la coordinación con actores políticos. Se habla de “estructuras digitales que podrían estar utilizando los candidatos para amplificar contendidos (engañosos) en redes sociales”, manifestó la investigadora.
Polémica
Durante el conversatorio, una de las expositoras fue criticada por los asistentes, debido a que su explicación se fundaba en tomar como un hecho real la narrativa que el MAS trató de imponer, sobre el supuesto “golpe de Estado” en Bolivia, en noviembre de 2019, sin tomar en cuenta el contexto del fraude electoral que obligó a la renuncia de Evo Morales.
Precisamente, en esas fechas, periodistas argentinos, de línea izquierdista, fueron descubiertos mientras hacían posar a un grupo de personas, para hacer creer que eran víctimas de represión. Ese y otros hechos ameritaron una denuncia contra miembros de los canales TN, América 24, Crónica TV y Telefé, “por realizar actos de sedición” durante el gobierno de Jeanine Añez, como lo explicó la entonces la ministra de comunicación, Roxana Lizárraga.
El elemento tiene relevancia en la campaña electoral actual, pues según la Coordinadora de Políticas Públicas y Derechos Digitales para América Latina, María Meira (Brasil), los grupos que pretenden desinformar recurren al uso de la línea gráfica de medios de comunicación, para lanzar titulares sensacionalistas, sobre temas sensibles para la sociedad, “que generan odio y rabia muy rápidamente”, con el fin de beneficiarse del voto de ese público.