Trump afloja la presión sobre Putin mientras Europa limita la importancia de lo acordado en Alaska y repite: «Nada de Ucrania sin Ucrania»


El líder ucraniano viajará a Washington este lunes y el presidente estadounidense le informará de los “grandes avances” de la reunión en Alaska, todavía desconocidos. Los líderes europeos tratan de influir para que Moscú no imponga sus condiciones y muestran su respaldo total a Kiev

El presidente de EEUU, Donald

El presidente de EEUU, Donald Trump, se reúne con el mandatario ruso, Vladimir Putin, en Alaska. (Europa Press)



 

Fuente: infobae.com

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La reunión en Alaska comenzó con todos los honores: el despliegue de una alfombra roja, un desfile aéreo y apretones de manos; pero terminó sin acuerdo y sin preguntas. Putin nunca estuvo dispuesto a negociar un acuerdo de paz, ni una tregua, ni siquiera una hoja de ruta en Ucrania. Y a pesar de que Trump prometiese castigar al mandatario ruso si no se tomaba en serio las negociaciones de paz, el líder estadounidense se fue sin el alto el fuego que había anticipado.

O al menos a efectos prácticos. Desde Washington se mostraron satisfechos y hablaron de “grandes avances”, aunque sin concretar ninguno. Y es que, en lo simbólico, Trump logró la foto de pacificador que buscaba, logrando habilitar de nuevo a un Putin que se encontraba aislado internacionalmente.

Europa y Ucrania, apartados en todo momento de las conversaciones, tampoco es que esperasen grandes avances, especialmente si Trump no estaba decidido a obligar a Putin a aceptar unas premisas que ellos consideran inamovibles: que el alto el fuego debía ser el paso previo a cualquier concesión territorial, que “nada de Ucrania sin Ucrania”, como dijo Pedro Sánchez, y que todo acuerdo de paz requería de garantías de seguridad.

De las amenazas a la celebración

En las últimas semanas, Trump había amenazado con imponer sanciones a Moscú y sanciones secundarias a sus socios económicos, especialmente a aquellos países que compran su petróleo, si Putin no se tomaba en serio las medidas para poner fin a la guerra en Ucrania. China e India son los dos principales compradores de petróleo ruso y, la semana pasada, el presidente estadounidense impuso un arancel adicional del 25% a los productos indios.

Pero en Anchorage no se hizo mención alguna a ningún tipo de represalias. Preguntado Trump por futuras sanciones a China, quiso desmarcarse de estos planes: “Bueno, debido a lo que pasó hoy, creo que no tengo que pensar en eso”, afirmó. Por si esto fuera poco, Xi y Trump están trabajando en un acuerdo comercial que podría reducir las tensiones entre ambas potencias.

Lejos de conseguir la paz prometida y ante un cambio en el discurso evidente, Europa podría vivir la peor situación entre las posibles que había previsto. El líder republicano ya no ve el alto el fuego como un paso imprescindible. Según dijo, “la mejor manera de poner fin a la terrible guerra entre Rusia y Ucrania es llegar directamente a un acuerdo de paz”. Y en un momento en el que la guerra en Ucrania no solo sigue, sino que se intensifica y con ventaja para Putin, ningún acuerdo rápido puede beneficiar a Zelensky —o al menos, dejar en inferioridad a Rusia—.

Las demandas del Kremlin pasan por imponer limitaciones a las fuerzas armadas de Ucrania; el veto ruso a su adhesión a la OTAN y la UE; el reconocimiento ucraniano y estadounidense de las regiones anexionadas, entre ellas, la península de Crimea; y la adhesión de los territorios que Rusia ha conseguido conquistar durante la invasión, en especial la región de Donetsk. Respecto a la UE, pretende la retirada de las sanciones que recaen sobre Moscú, especialmente las que afectan a los activos rusos congelados en Bruselas.

El acuerdo que deberá firmar Zelensky

Con lo que sea que se haya acordado en Alaska, Trump podría tratar de obligar al líder ucraniano a aceptar un acuerdo desigual en su visita a Washington de este lunes. Mientras, los grandes líderes de Europa, entre ellos Starmer, Macron o Merz, tratan de influir sobre el mandatario estadounidense para intentar reforzar a Kiev. Por ejemplo, presionando para que haya una reunión trilateral, esta vez con Zelensky en la mesa.

En un comunicado conjunto, restaron importancia a lo que se haya acordado en Alaska, declarando que Ucrania debe tener la última palabra sobre sus territorios y que en ningún momento Rusia puede decidir sobre futuras adhesiones. Y “mientras continúen las matanzas en Ucrania”, advirtieron, “estamos dispuestos a mantener la presión sobre Rusia”. “Seguiremos reforzando las sanciones y las medidas económicas más amplias para presionar la economía de guerra rusa hasta que se logre una paz justa y duradera”, sentenciaron los líderes.

Si Zelensky rechaza un acuerdo consensuado sin él, con unas posibles concesiones territoriales que serían políticamente inaceptables para Kiev, Trump podría cargar toda la culpa sobre él. Todavía resuena en Europa el rapapolvo que Zelensky sufrió en una tensa reunión en la Casa Blanca con Trump y el vicepresidente estadounidense, JD Vance, quienes acusaron al ucraniano de estar “jugando con las vidas de millones, con la Tercera Guerra Mundial”. La reacción de Trump, al igual que el acuerdo que ponga sobre la mesa ante el líder ucraniano, es todavía una incógnita. Pero la UE debe demostrar una posición firme y ser capaz de mantener su apoyo incondicional, incluso sin la ayuda estadounidense.