A unas seis semanas de dejar el mando, Luis Arce encara una doble crisis: la crisis económica por la escasez de dólares y combustibles, y una creciente ofensiva legal y política que podría perseguirlo más allá de su mandato.
Brenda Lafuente inició un proceso legal contra Arce por negar una supuesta paternidad. Foto: Opinión
La cuenta regresiva corre inexorablemente para Luis Arce Catacora, a su gestión le restan cincuenta y un días para que concluya su mandato y, en ese lapso, su gobierno debe maniobrar entre problemas estructurales, presiones políticas internas y denuncias legales que amenazan con prolongarse tras su salida. El panorama se le presenta bastante oscuro al primer mandatario, porque tiene varios frentes de ataque en su contra, los cuales no pudo resolver hasta la fecha.
Hace unos meses, Arce admitió públicamente que Bolivia padece de ‘iliquidez’ de dólares, escasez de combustibles, inflación y desabastecimiento, todos ellos vinculados. El presidente explicó en esa oportunidad que el gran problema no pasa por quitar la subvención a los combustibles, sino que es la falta de divisas la que impide importar tanto diésel como gasolina, cuyo volumen de internación ha crecido en los últimos meses. La producción interna de hidrocarburos es prácticamente inexistente.
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El déficit de dólares tiene varias consecuencias: restricciones para la importación, especulación cambiaria, alza del dólar paralelo, presión sobre la canasta familiar. También ha provocado que el panorama social se tensione con conflictos con gremiales, transportistas y sectores productivos que amenazan con huelgas o bloqueos. Arce ha intentado medidas paliativas: agilizar importaciones mediante créditos, gestionar el horario continuo para la administración pública, hasta las clases virtuales en momentos críticos, pero el problema continúa con tendencia a agravarse.
El presidente Luis Arce en contacto con los medios. Foto:: Opinión
Entre tanto, los dos candidatos del balotaje, Jorge Tuto Quiroga y Rodrigo Paz intensifican sus acciones para que el cierre del mandato no coincida con un deterioro mayor del acceso a insumos básicos o protestas sociales. Hace tan solo unas semanas, el presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) incrementaba una línea más al termómetro de los conflictos al anunciar que el combustible solamente estará garantizado hasta el 8 de noviembre, día de la transmisión presidencial.
El economista en finanzas y energía, Juan Fernando Subirana, va más allá y advierte que la economía boliviana se encuentra al borde del precipicio y que, de no aplicarse correctivos urgentes, el país podría entrar en un escenario de hiperinflación y crisis social en los próximos meses al ser consultado sobre los efectos que podrían desencadenar la escasez de dólares, la falta de combustibles, los escándalos financieros y el deterioro del sector agropecuario.
“La verdad es una situación tremendamente compleja… Si no se llega a corregir la economía, estamos a la vuelta de la esquina de entrar en un escenario de hiperinflación. Y eso significa escasez de productos, una matanza de precios, donde el único perjudicado termina siendo el boliviano de a pie”, alertó en el programa La Hora Pico de eju.tv. El economista explicó que la continuidad del actual modelo económico puede llevar a los hogares a ver mermadas sus condiciones de vida y perder su capacidad de acceder a una vida digna, lo que —aseguró— sería “el peor de los escenarios” para el país.
El diputado Rolando Cuéllar pasó de ser defensor de Arce a su acusador. Foto: Erbol
Pero, ese no es el único frente que afronta Arce, pues las denuncias fuera de lo económico, de índole más personal, le generan un desgaste aún mayor. Una de las causas más recientes y visibles es la denuncia por presunto abandono de mujer embarazada interpuesta ante la Fiscalía Departamental de Cochabamba por Brenda Lafuente, exdirectora de la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM), quien afirma que tuvo un hijo con Arce en 2024, que éste negó la paternidad y luego bloqueó los intentos de comunicación y apoyo.
Arce se presentó ante el Ministerio Público de Cochabamba y asumió su defensa en el ámbito personal, pero Lafuente mediatiza este espacio para obligar al presidente a cumplir con sus responsabilidades. En las pasadas horas, una segunda demanda por pensiones fue interpuesta por la demandante. “Hemos fijado un monto que estamos pretendiendo en cuanto a las necesidades que tiene actualmente el menor”, señaló su abogada Camila Fuentes. La solicitud pide una manutención mensual de 6.000 bolivianos y una compensación de 50.000 bolivianos por los gastos asumidos durante el embarazo y el nacimiento.
Además, los tres hijos de Arce también están en el ojo de la tormenta, por la adquisición de tierras millonarias en Santa Cruz (predio Adán y Eva) y créditos elevados que no condicen, según sus detractores, con las fuentes de ingresos de los aludidos, quienes no tendrían la solvencia ni la capacidad financiera para afrontar esa obligación legal. Según el jefe de Estado, los continuos ataques a su descendencia son parte de una estrategia de guerra sucia de sus exaliados.
Luis Arce tendrá una última participación ante la ONU. Foto: El Deber
Al escenario económico y legal se suma una creciente soledad política. Arce ya no cuenta con el apoyo pleno del Movimiento al Socialismo (MAS) ni del evismo, la facción de Evo Morales que conserva la influencia fuerte en el bloque popular. Las tensiones tanto discursivas como de acción en la Asamblea Legislativa con el bloqueo de los créditos que Arce considera indispensables para traer dólares, discrepancias en cómo enfrentar los préstamos y la falta de cohesión partidaria lo dejaron completamente aislado.
Evo Morales y sus seguidores son los más acérrimos críticos del mandatario, a quien califican de traidor, y algunos sectores del MAS que otrora eran la base del respaldo social de la actual gestión han abierto públicamente cuestionamientos contra Arce y sus ministros. Los aliados de los sectores sociales, quienes fueron derrotados en las elecciones de agosto, ocultaron la cabeza y dieron un paso al costado. La Casa Grande del Pueblo, antes rodeada de sus aliados, ahora le queda muy grande por la ausencia de estos.
Este aislamiento será crucial en el mes y medio que viene, al no tener un respaldo partidario y social firme, su divorcio con la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y el inició de una presión judicial, la capacidad de Arce para maniobrar se reduce considerablemente, lo que muestra que, al dejar la presidencia, podría enfrentar varios riesgos debido a que existen varios frentes que buscan que sea procesado de manera inmediata por su administración y las denuncias de corrupción. El presidente se encuentra atrapado en su laberinto.