Ambos politólogos coincidieron en que el racismo no puede seguir siendo instrumentalizado en las campañas, ni utilizado solo cuando conviene a determinados actores.
eju.tv / Video: La Hora Pico
Santa Cruz.- La segunda vuelta electoral en Bolivia no solo ha encendido los ánimos en las calles y redes sociales, sino también entre analistas y politólogos que observan con preocupación cómo el racismo y el regionalismo vuelven a instalarse en el discurso político. El tema generó un encendido debate entre los politólogos Diego Ayo, de La Paz, y José Orlando Peralta, de Santa Cruz, en el programa La Hora Pico de eju.tv.
Ambos analistas fueron convocados para reflexionar sobre el alcance del discurso racista en la contienda electoral, especialmente tras la polémica generada por antiguas publicaciones del candidato a vicepresidente Juan Pablo Velasco de Libre, que reavivaron acusaciones de discriminación y polarización.
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“Claro que existe racismo en este país y en el mundo. Pero lo importante es preguntarse cuántos votantes realmente van a cambiar su voto por eso. ¿Cuántos indecisos están escuchando este debate?”, cuestionó Peralta, advirtiendo que, en un contexto electoral, estos temas pueden ser utilizados estratégicamente, pero que rara vez generan un impacto real en la voluntad del elector.
Desde el otro lado, Diego Ayo puso énfasis en la necesidad de una respuesta política y comunicacional que no rehúya el debate. “No es ni negar, ni silenciar. Lo que hay que hacer es convertir una desventaja en una oportunidad. Se necesita una respuesta clara y concreta desde la campaña, no desde la teoría”, afirmó, en alusión a la necesidad de que el equipo de Rodrigo Paz y JP Velasco afronten el tema con propuestas y no evasivas.
Sin embargo, el cruce de posturas se intensificó cuando Peralta acusó a los analistas del occidente del país de tener un sesgo a la hora de denunciar el racismo. “Aquí no es que un lado sea racista y el otro no. Lo que molesta es que al cruceño se le acusa de racista con más facilidad. En La Paz también hay racismo, pero muchos miran con un solo ojo”, dijo, cuestionando lo que denominó una “doble moral” en la narrativa pública.
El debate tomó un tono más filosófico y ético cuando el periodista Ernesto Justiniano citó la frase del analista Andrés Gómez: «No basta con no ser racista, hay que ser antirracista. No basta con criticar al adversario, hay que criticar también al aliado», a lo que Ayo respondió llamando a la coherencia política, pero insistiendo en la necesidad de no caer en “griteríos insustanciales” que desvían del foco principal: cómo ganar una elección sin degradar el debate público.
Peralta, visiblemente molesto por lo que consideró “idealismo paceño”, respondió: “¿Qué efecto concreto han tenido las políticas antirracistas? ¿Cuánto dinero se ha invertido en consultorías y campañas desde el Estado y qué ha cambiado? El racismo sigue ahí, y seguirá mientras solo se quede en discursos”.
El cruce de argumentos dejó en evidencia no solo las diferencias ideológicas y regionales, sino también la dificultad de abordar el racismo como un tema estructural dentro de un contexto electoral donde prima la estrategia y el cálculo político.
No obstante, ambos coincidieron en algo: el racismo no puede seguir siendo instrumentalizado en las campañas, ni utilizado solo cuando conviene a determinados actores. La pregunta de fondo quedó sin respuesta clara: ¿será esta campaña electoral el inicio de un verdadero debate sobre el racismo en Bolivia, o solo otro episodio que será olvidado tras los comicios?
Estas declaraciones pueden escuchar desde el minuto 19:42 del video adjunto en la presente nota.