Cordero señaló que el problema de fondo es estructural y se sostiene en tres pilares debilitados: La educación, la salud y la precariedad laboral.
eju.tv
Santa Cruz.- La analista en políticas sociales de la Fundación Jubileo, Carla Cordero, afirmó que los bonos sociales implementados en el país “no han reducido la pobreza”, ya que las causas de fondo son estructurales y se relacionan con la baja calidad educativa, la deficiencia del sistema de salud y la precariedad laboral.
En entrevista con La Hora Pico de eju.tv, Cordero sostuvo que, si bien los bonos ayudaron a disminuir la vulnerabilidad de ciertos hogares, no lograron transformar las condiciones que perpetúan la pobreza. “Los bonos sociales han paliado la vulnerabilidad, pero ante las crisis económicas son inefectivos porque no mejoraron la calidad de los servicios y bienes públicos”, afirmó.
Cordero explicó que la medición de la pobreza en Bolivia se basa en el costo de una canasta básica alimentaria y una canasta de bienes esenciales, cuyo valor actualizado —según el Instituto Nacional de Estadística— alcanza los 939 bolivianos mensuales por persona. “Si divides los 468 bolivianos destinados a alimentos entre 30 días, cada persona debería tener más de 15 bolivianos diarios para no ser considerada pobre extrema. Hoy, ni una salteña cuesta cinco bolivianos, lo que muestra lo desactualizadas que están las líneas de pobreza”, explicó.
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La analista alertó que esta brecha refleja una pérdida del poder adquisitivo y un incremento de la pobreza extrema, afectando especialmente la capacidad de las familias para acceder a una alimentación adecuada. “Más de cinco millones de bolivianos probablemente no están pudiendo cubrir tres comidas al día. La inflación y la crisis económica están deteriorando los ingresos de los hogares”, añadió.
Causas estructurales: educación, salud e informalidad
Cordero señaló que el problema de fondo es estructural y se sostiene en tres pilares debilitados: La educación de baja calidad: solo el 33% de los estudiantes aprueba lectura, y menos del 3% alcanza niveles satisfactorios en materias como matemáticas, física o química.
El Sistema de salud saturado y de baja calidad, que no garantiza atención universal ni oportuna, y por último la Alta informalidad y precariedad laboral, que impide que los trabajadores accedan a ingresos dignos y seguridad social. “Nuestros niños no son los que fracasan; es el sistema educativo el que no los forma para adquirir competencias y romper el círculo vicioso de la pobreza”, subrayó Cordero.
Pobreza estructural y coyuntural
La analista también explicó la diferencia entre pobreza coyuntural y pobreza estructural. Indicó que la primera está ligada a los ingresos inmediatos de las familias y puede variar según la situación económica del país. Y la segunda, denominada también pobreza por necesidades básicas insatisfechas, refleja carencias sostenidas en el tiempo en acceso a salud, educación, vivienda y servicios básicos. “Mientras la pobreza coyuntural puede reducirse temporalmente, la estructural persiste y se hereda de generación en generación”, concluyó.