La revelación de Rojas introduce un nuevo elemento en el complejo Caso Senkata, donde la expresidenta Jeanine Áñez está acusada por la muerte de 10 personas durante un operativo para desbloquear la planta de YPFB en El Alto. Su testimonio sugiere una planificación previa de los actos vandálicos, lo que podría reorientar las actuales líneas de investigación.
En una revelación que podría reabrir las investigaciones sobre los conflictos de 2019, el exdirector nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), Iván Rojas, declaró que los derribos del muro de la planta de YPFB en Senkata y de la pasarela en El Alto fueron acciones planificadas por grupos organizados a través de WhatsApp y aseguró poseer copias de seguridad de los datos extraídos de los celulares incautados, que luego desaparecieron.
«Denuncié la desaparición de seis teléfonos celulares en los que se encontraba toda la información respecto a los grupos que se organizaron de WhatsApp en la ciudad de El Alto, de donde salían las instrucciones para poder realizar los hechos vandálicos, de donde salían las instrucciones para poder acercarse a Senkata, de donde salían las instrucciones para contratar la grúa para tumbar la pasarela», enfatizó Rojas en entrevista en Bolivisión.

El exdirector policial, que investigó los hechos, señaló que esta evidencia fue sustraída, pero confirmó la existencia de respaldos. Rojas, quien fue comandante regional de El Alto antes de asumir la dirección nacional de la FELCC, aseguró que la investigación se realizó en estricta coordinación con el equipo de fiscales. Además, reveló que solicitó ser recibido por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) para aportar su testimonio, confiado en la imparcialidad de dicha comisión, aunque su pedido no habría tenido la acogida esperada.
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El exdirector fue contundente al afirmar que la evidencia tecnológica estaba perfectamente individualizada. «Esos celulares tienen nombre y apellido, tienen un número. De esos celulares se hizo el vaciado de la información respectiva en lo que se refiere al flujo de llamadas y el tráfico de los mensajes que se han dado en WhatsApp», declaró la exautoridad e insistió en que los dispositivos fueron secuestrados a personas aprehendidas en las inmediaciones de Senkata durante los hechos de 2019.
Más allá de la evidencia digital, Rojas afirmó que existen estudios científicos y técnicos que demuestran la verdad de lo ocurrido tanto en Senkata como en el caso Huayllani, que calificó como una «realidad similar». Complementó que el actual contexto político y judicial representa una oportunidad para dar a conocer estos hallazgos que, según él, permanecieron ocultos.
Ante la pregunta directa de si su información puede identificar a los autores intelectuales de los derribos del muro y la pasarela, Rojas respondió con una afirmación contundente.
«Se tiene la información que, como decía en su momento, yo había transmitido a los del GIEI y también en este momento lo pongo yo a disposición de las autoridades que requieran. (Además), tengo las copias necesarias de seguridad que van a llegar a las autoridades… para poder establecer, poder demostrar cuál ha sido la verdad de los hechos», agregó Rojas.
Estas declaraciones se producen en el marco de su inminente retorno a Bolivia. Rojas se había exiliado en Chile, donde trabajaba como encargado de seguridad, bajo el argumento que su vida corría peligro.
La revelación de Rojas introduce un nuevo elemento en el complejo Caso Senkata, donde la expresidenta Jeanine Áñez está acusada por la muerte de 10 personas durante un operativo para desbloquear la planta de YPFB en El Alto. Su testimonio sugiere una planificación previa de los actos vandálicos, lo que podría reorientar las actuales líneas de investigación.