En un contraste político, Quiroga se presentó a sí mismo como la encarnación de una alternativa de cohesión. «Estoy seguro que cuando mucha gente ve esta telenovela del presidente y vicepresidente saben que con Tuto y Juan Pablo Velasco eso no habría pasado», afirmó.
El expresidente y líder de la alianza Libre, Jorge Tuto Quiroga, se deslindó del creciente conflicto interno del oficialismo y se negó a mediar en lo que describió como un «divorcio político» entre el presidente Rodrigo Paz y su vicepresidente, Edmand Lara. Así, hoy (18) Quiroga retrató la pugna pública que amenaza la estabilidad de la coalición de Gobierno apenas un mes y medio después de su asunción, instando a sus protagonistas a resolver sus diferencias.
«Bueno, pues si te casaste con el demonio, administren el infierno», enfatizó Tuto y utilizó una metáfora contundente para referirse a la mutua demonización pública entre el mandatario y su segundo. De esta manera, el líder opositor marcó una distancia irónica y crítica y dejó claro que no pretende actuar como árbitro de una crisis que considera fruto de una alianza política defectuosa desde su origen.
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Quiroga fue más allá en su diagnóstico y definió la naturaleza del problema y su solución. «Aquí hay un Gobierno que desde el principio está en un grado de pugna interna, beligerante, entre sus dos actores principales y el partido que los llevó. Eso lo tienen que arreglar ellos, no nosotros», afirmó, y añadió: «Yo les recomiendo que se reúnan, que se junten, que no nos pidan a nosotros que hagamos de consejeros matrimoniales ante un rompimiento de divorcio político».
El expresidente analizó los síntomas concretos de la fractura. «(Ambos mandatarios) tendrán que decidir cómo van a trabajar. El PDC se siente, se ve en el Congreso, que han sido usados y que ahora han sido abandonados. El vicepresidente se siente excluido», agregó.
Al referirse a la coyuntura, Quiroga vinculó la inestabilidad política con lo que considera una traición a las promesas de campaña. «Ellos hicieron muchas promesas y muchos compromisos que hoy están incumpliendo», acusó y enumeró: «Dijeron que no se iba a tocar el subsidio de gasolina, que la tasa de interés iba a bajar al 3%, que no iban a tocar los subsidios. Bueno, engañaron a la gente».
Asimismo, Quiroga ofreció un consejo práctico y una advertencia. «Les recomiendo que se pongan las pilas, arreglen su entuerto interno y que dialoguen con los sectores», dijo y argumentó que el Gobierno tuvo tiempo de prepararse desde la segunda vuelta electoral. Advirtió que la falta de unidad y diálogo hará muy difícil manejar la crisis social que generará la cadena de incrementos en el transporte público y su impacto inflacionario.
En un contraste político, Quiroga se presentó a sí mismo como la encarnación de una alternativa de cohesión. «Estoy seguro que cuando mucha gente ve esta telenovela del presidente y vicepresidente saben que con Tuto y Juan Pablo Velasco eso no habría pasado», afirmó.
Por último, Quiroga enmarcó toda la crisis actual dentro de su narrativa histórica predilecta, la herencia del «saqueo» del MAS. Concluyó al recordar que «el cínico de Evo Morales está hoy en el Chapare hablando de que va a hacer bloqueos» y responsabilizó al expresidente masista del 70% del descalabro económico que, a su juicio, el actual Gobierno está administrando de manera desordenada y conflictiva.