Ingrid Wichtendahl“¿Cuándo se jodió Santa Cruz? …Cuando muchos enmudecieron sus voces ante los errores en la conducción de nuestro desarrollo, para no romper ‘dizque’ la unidad de los cruceños, acallándose muchas veces la voz crítica que sólo intentaba cuestionar el presente y reencaminar el futuro, o denunciar desvergonzados negociados, o a los políticos que revelaron una actitud inversa a la que prometieron en sus campañas electorales, práctica demagógica de la vieja usanza política.” Carlos Dabdoub.El absurdo caso de la construcción a como dé lugar del edificio municipal en el parque de protección ecológica del Piraí desnuda la indignante realidad que vivimos los cruceños con una ciudad carente de políticas, planes y proyectos. Con una institucionalidad cívica complaciente con la arbitrariedad y prepotencia del poder. Ni qué decir de los encargados de aplicar la ley y hacer justicia mal acostumbrados como están a inclinar la balanza en favor del poder político de turno.Es importante advertir que entre los años 60 y 80 Santa Cruz construyó su propio modelo de desarrollo urbano con su Comité de Obras Públicas que transformado en CORDECRUZ creó su modelo particular de desarrollo regional de indudable trascendencia por sus resultados. Gracias, por supuesto, a la capacidad y visión de sus profesionales, empresarios y sistema cooperativo, que conformaron el exitoso modelo productivo cruceño.Sin embargo, parafraseando otra vez a Dabdoub, es evidente que “nuestra ciudad de ser apacible, solidaria y amigable, hoy la vemos egoísta, violenta y abandonada, donde la inseguridad ciudadana –en las calles y en los estrados judiciales–, la drogadicción y su lacra, el narcotráfico, la basura y el caos vehicular, campean con garbo señorial fagocitándola de a poco, mientras las mudas mayorías sobreviven como cómplices silenciosos. ¿Cuándo fue que se jodió Santa Cruz de la Sierra?”.A mi entender empezó a sucumbir cuando los ciudadanos más capaces fueron sustituidos por los partidarios más rapaces que se adueñaron de las instituciones que conforman el poder político local, donde la ciencia y el talento brillan por su ausencia, no se conoce la honorabilidad, pero sí abunda el oportunismo y la corrupción. Surgió así una auto-nominada clase política que a falta de un modelo propio copió las viejas prácticas de la politiquería de corte nacional, la de los Melgarejos y Olañetas, con caudillos y vivillos.Si se quiere encauzar a nuestra ciudad en la senda del desarrollo es imprescindible poner en práctica desde el gobierno local un modelo ético-político propio que promueva la construcción de una cultura de convivencia democrática a partir de la educación y el respeto a nuestra idiosincrasia, enfocada al núcleo familiar, al barrio, los amigos, la escuela y todo el sistema social para provocar resultados. Lo que en esencia postula la Revolución del Jigote.Hoy existe el desafío de que, tal como sucedió con el Memorándum de 1904 y las luchas cívicas de los 50, emerja la fuerza moral del pueblo cruceño materializada en sus élites intelectuales y mecenazgos altruistas (no confundir con grupos o gremios económicos sectarios) para que juntos construyan una propuesta cívico-política que active y cautive a la ciudadanía en pro de su bienestar. Con la misión específica de construir un verdadero gobierno municipal con el liderazgo innovador de una nueva generación de hombres y mujeres de alto coeficiente intelectual y conducta ejemplar, que encarnen los valores éticos de nuestros mayores y el talento que exige el mundo digitalizado de hoy, para que hagan renacer una Santa Cruz de la Sierra con ley y justicia, segura, limpia, eficiente, que sea el mejor sitio para vivir, trabajar y disfrutar. Una ciudad abierta al mundo del conocimiento y la prosperidad.