Tarija capital sufre desde hace mucho tiempo racionamientos en la provisión de agua. En los domicilios el líquido elemento se corta durante varias horas por día, pese al inicio del verano.
La presa de San Jacinto se seca, el sedimento la acaba
El País, Tarija, Bolivia
Está mermando el agua y nos da miedo que se seque porque no hay lluvia”, asegura Dionisia Chávez, dirigente y comunaria de la zona de la represa de San Jacinto.
Visiblemente preocupada ve que cada día las aguas se retiran de la orilla del Lago y su caudal cada vez se nota menor.
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Los estrechos espacios, que antes eran cubiertos por el líquido elemento, hoy son simples espacios de sedimento, que poco a poco está consumiendo la principal represa de los tarijeños.
Los anuncios de iniciar el retiro de áridos por parte de la Gobernación a través del proyecto Múltiple San Jacinto, quedaron sin efecto. Los comunarios de la zona temen que el gran estanque tarijeño se seque y no haya agua para el consumo humano ni para el riego de cultivos que permiten la subsistencia de la gente del lugar.
EL PAIS EN realizó un recorrido por la zona. Cientos de metros antes de llegar a la presa se puede observar desde la carretera el impacto de la sequia por falta de precipitación. Los promontorios de decenas de metros cuadrados de sedimento seco surgen y charcos separados de agua se destacan como pequeños espejos que brillan reflejando el sol.
Las partes más bajas del lago que normalmente se hallaban cubiertas por el agua, especialmente en fines de año, hoy están enterradas. En algunos sectores incluso crecieron algunos arbustos que poco a poco son consumidos por los áridos y por aquellos vacunos que ya pastean por la zona.
Las rocas picadas que cubrían el entorno del dique para evitar el rebalse del lago, en tiempos de abundante lluvia, hoy se asemejan a simples ruinas abandonadas. Desde ahí para llegar hasta el lugar donde se encuentra el líquido elemento, ahora se debe caminar entre 200 y 300 metros y su profundidad llega escasamente a uno o dos metros. Antes esos mismos lugares, según los comunarios, llagaban de cinco y hasta ocho metros de hondo.
Dionisia Chávez que hace 26 años vende en el lugar y que a la vez es dirigente de la zona, indica que por estas fechas el agua debía estar rebalsando por la represa. Pero hace cinco años que ello no ocurre, cuenta que los caudales comenzaron a disminuir y el sedimento a crecer.
“¡Esta poquito el lago!, redujo como cuatro y cinco metros. A la fecha hay más tierra que agua y ninguna autoridad está haciendo algo para limpiarlo—indicó con un rostro de tristeza–. Nosotros vivimos de este lago, y creemos que deberían aprovechar que no está lloviendo para sacar todo ese barro y hacer que cuando llueva se cargue de más agua”.
Vicenta Choque, otra moradora de la zona, aseguró que no sólo el lago se llenó de áridos, está también lleno de basura, por las botellas, plásticos, vasos y latas que son dejadas por quienes visitan el lugar.
Se intentó tener información de representantes del proyecto Múltiple San Jacinto, para conversar en torno a la problemática, pero el teléfono celular proporcionado a este medio estaba constantemente apagado.
ASÍ ESTÁN LOS ALREDEDORES DE LA GRAN REPRESA TARiJEÑA
La basura en el agua
Una de las características que hoy presenta la mayor represa tarijeña es un virtual basurero flotante que engrosa día a día sobre la superficie. Ahí se puede encontrar una gran cantidad de desechos plásticos, como botellas de soda, vasos, papeles, bolsas, pañales desechables y hasta troncos.
Pescadores en el lago
La disminución del caudal del lago hizo que familias enteras no sólo se trasladen a la represa de San Jacinto a realizar turismo, además de aprovechar sus aguas para pescar. En algunos casos las personas ingresaron sin ayuda de ningún bote, porque la profundidad llega a un metro.
Turismo incomodo
La afluencia de turistas a San Jacinto cobró vida desde inicios del mes de diciembre, pero quienes visitan el lugar, se ven incomodados por la falta de baños, agua potable y espacio para transitar en vehículos. Algunos hasta prefieren solo mirar desde lejos y retornar del lugar.